Por Matthew Cardinale
Diciembre 13 de 2011.-La gente sin vivienda engrosa las filas del movimiento Ocupa en Estados Unidos, desde Los Angeles hasta Atlanta, llegando hasta un tercio de los manifestantes.
Cuando los organizadores de la ocupación de Washington -planificada antes de que comenzara Ocupa Wall Street, pero ejecutada más tarde, en octubre- contactaron a los “indignados” españoles que los habían inspirado, estos les dieron un consejo: mantengan la movilización por dos semanas o menos. De lo contrario, se convertirá en un campamento de los “sin techo”, relató el activista David Swanson a IPS.
Pero ni Swanson ni otros organizadores siguieron la recomendación. Los resultados de esa decisión desafían las suposiciones sobre la participación política de los “homeless” (sin hogar en inglés) y levantan preguntas que obligan a reflexionar al propio movimiento Ocupa.
Pese al estereotipo de la gente sin techo desinteresada en la política, este sector es el que tiene quizás menos para perder y más para ganar en las acciones de ocupación.
La atracción que los campamentos ejercen en los sin techo obedece a varias razones. La más obvia son las comidas gratuitas, puesto que la mayoría de los grupos locales tienen voluntarios que suministran alimentos a los ocupantes.
Otra razón es que el movimiento Ocupa levanta varias de las causas de los sin techo: la lucha contra la falta de viviendas, contra la desigualdad y contra la “gentrificación”, la progresiva transformación urbana de barrios deteriorados y empobrecidos que termina desplazando a sus habitantes originales por otros más ricos.
Únete a la lucha
Para Copper, un negro de 47 años que viaja en compañía de su perro también llamado Copper, el movimiento Ocupa ejerció un papel transformador en su vida. Le dio, según dice, un propósito vital y motivos de interés y preocupación más allá de la búsqueda de crack de cocaína.
“Yo estaba en Auburn Avenue fumando crack como loco, viviendo detrás de un muro en el callejón. Sacaba el agua de la condensación de un aparato de aire acondicionado y con eso me lavaba la ropa”, dijo a IPS. “Estaba vendiendo mis joyas y batallando contra la policía estatal de Georgia”, estado del sudeste del país, recordó.
“Alguien vino y me dijo ‘¿sabes lo que está pasando en Woodruff Park?’. Fui a ver. Cuando llegué y vi todas esas tiendas sobre el pasto me dije ‘mis plegarias han sido escuchadas’”, agregó.
“Ocupa Atlanta me ayudó a salvar la vida, porque estoy tan absorto ayudando a otros que casi no tengo tiempo de pensar en mí”, dijo Copper.
Se trata de un trabajo de tiempo completo. Desde que el grupo fue desalojado del parque por la noche, Copper siguió en el pequeño contingente que se dedica a colocar las tiendas de nuevo durante el día.
“Supongo que he sido activista por varios años sin darme cuenta”, reflexiona en referencia a sus luchas contra empleados municipales para que le permitieran vender sus joyas en una plaza pública sin tener que pagar una cuota exorbitante a la empresa privada que tenía la concesión de ese espacio.
“Ni siquiera sabía lo que es el activismo, no pensaba en eso. Estaba demasiado ocupado defendiendo lo que era justo que no tenía tiempo de pensar en una postura política”, describió.
Un techo de complicaciones
Pero Swanson admite que a veces el papel de la gente sin techo está “lleno de contrastes” y puede resultar “complicado”.
El conflicto puede surgir respecto de “adónde y cómo dirigir las actividades: acciones directas, organización política o ir a reclamar servicios y asistencia para los sin techo”, describió Swanson. “Y casi siempre está el subgrupo que tiene problemas de drogas y alcohol, disputas que se pueden volver violentas, en fin toda una variedad de problemas”, dijo.
En Charlottesville, en el oriental estado de Virginia, “buena parte de la gente que acampa no tiene vivienda ni a dónde ir”, dijo Swanson. Muchos son también “nuevos y jóvenes y muy interesados en la construcción de una comunidad local y en ayudar de forma palpable y directa a la gente”.
“Son más los que han ido a ayudar a los sin techo que a protestar contra la política nacional de defensa”, ejemplificó.
“Es duro para mí, que me dedico a la política nacional, ver que mientras apoyamos a unas decenas de personas sin techo aquí y allá, la Reserva Federal (banco central) entrega siete billones de dólares a los que causaron esta situación”, dijo Swanson.
En Atlanta, antes de que la policía desalojara al movimiento Ocupa, decenas de sin techo tomaron el parque.
Luego del desalojo, Ocupa Atlanta se estableció en el cuarto piso del edificio del refugio Metro Atlanta Task Force for the Homeless (Grupo de Trabajo Metropolitano de Atlanta para los Sin Techo), amenazado también con una ejecución hipotecaria.
Los activistas de Ocupa Atlanta ahora “viven con nosotros. Trabajamos con ellos para integrarlos a nuestros procesos y aprender a beneficiarnos de sus visiones y conocimiento político. Para nosotros, es un recorrido de largo aliento”, dijo la directora ejecutiva del Grupo de Trabajo, Anita Beaty.
Ron Allan, de Ocupa Atlanta, explicó que han establecido un procedimiento de análisis y orientación para evitar que quienes se queden en el edificio, con o sin techo, tengan problemas mentales o actitudes violentas que pongan en peligro a los demás y para asegurarse de todos los que estén allí lo hagan para participar, no solo por la comida y la cama gratis.
Los activistas que luchan por la gente sin vivienda “suministran servicios esenciales para que Ocupa Atlanta tenga éxito. Su disposición a asistir a las marchas y manifestaciones y para el trabajo voluntario es invalorable”, dijo Allan a IPS.
“Tenemos gente en este movimiento que posee una extraordinaria cantidad de talento”, dijo La’Markus Cook, también de Ocupa Atlanta. “Inclusive quienes no tienen donde vivir nos están prestando una gran ayuda y les agradecemos su voluntad y compromiso con el movimiento”.