P. SERRANO / M. SAVIA FOZ DE IGUAZÚ (BRASIL)
Se llama Kristinn Hrafnsson, y tras el acoso judicial a Julian Assange ha pasado a la primera línea como portavoz de Wikileaks. Por razones de seguridad, junto a él sólo quedan otras dos personas cuya identidad como miembros de la asociación es conocida.
Nacido en Islandia hace 49 años y con un aspecto físico igual de enigmático que Assange, estuvo durante 20 trabajando en el periodismo audiovisual de su país, abordando los temas más complejos y polémicos. A mediados de 2009, las investigaciones de Wikileaks y las de Hrafnssonse cruzan al abordar ambos la oscura contabilidad del Kaupthing Bank, un banco islandés que terminaría en la bancarrota diez meses después.
"Sólo un gran héroe se atreve a efectuar la mayor filtración"
¿Han llevado a cabo alguna iniciativa por el soldado Bradley Manning?
Lo más importante que hemos hecho es presionar a la gente para que le apoye y también hemos contribuido en menor medida a su defensa legal. Sólo un gran héroe se atrevería a llevar a cabo la mayor filtración de información secreta de la historia contemporánea. Todos deberíamos considerarlo como un preso político de Estados Unidos. Un prisionero de conciencia que, si de verdad es la persona que ha proporcionado toda esta información, actuó por el bien de la humanidad, para mejorar el mundo.
¿Por qué han alertado de que Wikileaks podría ser inviable económicamente?
"No se puede confiar en los grandes medios de comunicación"
Estamos sufriendo desde hace un año las consecuencias de un embargo y un bloqueo bancario. Entidades como Visa, Mastercard, Western Union y Bank of America han decidido bloquear cualquier donación destinada a Wikileaks. Con ello, hemos perdido el 95% de los ingresos. Este bloqueo no tiene precedentes. Las empresas que gestionan estas tarjetas bancarias no se preocupan por saber en qué se gasta la gente su dinero. Con ellas, en internet puedes comprar la más asquerosa pornografía, apoyar al Ku Klux Klan, adquirir armas semiautomáticas y financiar los asentamientos ilegales en Palestina y a grupos extremistas israelíes, pero no puedes donar a Wikileaks. Es fundamental que luchemos contra eso y que la gente sepa que nuestras sociedades no sólo han sido gravemente dañadas por la codicia de los bancos, sino que ahora también quieren decidir a quién podemos apoyar y a quién no.
Facilitaron los cables del Departamento de Estado norteamericano a cinco periódicos, pero omitieron cierta información.
Así reflejamos lo vulnerables y lo malos que son los medios. Mostramos a la opinión publica que uno no puede confiar mucho en esa gente (incluso en periódicos con el prestigio de The NYT o The Guardian) y que el ciudadano debe leer las noticias con una actitud muy crítica. No hicieron un buen trabajo con el material y, si volviera a producirse aquella situación, utilizaríamos otra estrategia. Éramos una organización prácticamente desconocida que tenía en sus manos la mayor filtración de la historia. Necesitábamos una plataforma capaz de llamar la atención del mundo entero, por ello decidimos trabajar con estos grandes medios. Cuando decidieron que nos utilizarían como fuente sin decirnos cómo iban a difundir ese material, surgió el conflicto. Fue una experiencia difícil de la que aprendimos mucho, pero ahora estamos en una posición muy diferente: somos una organización reconocida y en la que se puede confiar, por lo que ya no los necesitamos como al principio. El daño no fue tan grave porque las informaciones que no quisieron publicar se han dado a conocer por otras vías: diarios, medios locales de América Latina, periodistas independientes o asociaciones. Al final, sólo se han visto dañadas la credibilidad y la reputación de los citados medios, porque escondieron historias de las que habrían tenido que informar.
"Assange fue como un pararrayos, ya que concentró las críticas y el odio"
¿Cómo interpreta que los medios se hayan centrado en la figura de Assange?
Para nosotros, casi ha sido positivo. Fue como un pararrayos que concentró toda la atención, pero también las críticas y el odio. Está en una posición muy complicada y es quien más sacrificios está haciendo por la organización. Ningún otro compañero ha recibido amenazas de muerte. Los medios modernos tienen dificultades para trabajar con ideas. Para ellos es mas fácil focalizar la atención sobre un individuo, un actor o Assange. Es como les gusta presentar las historias: creando estrellas o destruyéndolas. Eleanor Roosevelt dijo que las mentes mediocres discuten sobre las personas, las mentes corrientes discuten sobre los eventos, pero las mentes brillantes discuten ideas. Si llevamos esta ecuación a los medios, muchos de ellos son simplemente mentes mediocres.
¿Serían capaces de pedir dinero por la información?
No vendemos información, pero en un hipotético caso no veo por qué no podríamos hacerlo. Nunca pensamos en ganar dinero con la difusión del material, porque para eso somos bastante fundamentalistas. Teniendo en cuenta las generosas donaciones de la gente, no necesitábamos cobrar. No somos vendedores de noticias, simplemente les buscamos salida.
¿A qué socios mediáticos elegirían ahora?
Las relaciones con los medios no han sido, en general, malas. Pero escogeríamos medios tradicionales con lo que hemos tenido una buena colaboración y que han hecho un buen uso de la información. Tenemos casi un centenar de contratos firmados con diferentes cabeceras, incluido el segundo periódico más difundido del mundo: el Asahi Shimbun, de Japón. De todos modos, insisto en que ya no los necesitamos como antes, porque ahora podemos colgar nuestra información en la web y no pasaría desapercibida. Por otro lado, consideraríamos incluso trabajar con determinados blogs o con organizaciones de activistas. No nos sentimos identificados con ese ridículo compromiso con la idea de objetividad que promueven los medios modernos, una moda absurda.
Esas empresas ganaron dinero y legitimidad con ustedes, pero luegose volvieron hostiles.
No puedes contar con su gratitud. Cuando nos atacan, simplemente muestran lo que son. En América Latina hemos sido criticados por la gente con la que hemos trabajado. Allí, la situación es muy complicada. Los medios están concentrados y en manos de grandes intereses: no son la voz del pueblo. Todos son de derechas, bastante hostiles con los movimientos sociales. En el futuro esperamos colaborar con un buen periodismo que luche por nuestros ideales de justicia, transparencia y lucha contra la corrupción.