Octubre 8 de 2012.-El domingo 7 fue uno de los días más importantes para la vida nacional. Un día memorable en el que nos jugábamos el futuro de la patria. Ese día estuvimos ante los ojos del mundo, al país llegaron más de doce mil periodistas y corresponsales de todos los continentes. Las noticias sobre las elecciones eran la joya de la información y casi que más nada importaba. Durante esa especie de calma chicha que antecede al escrutinio final, lo que quedaba, era sentarse y esperar, pegarse al televisor o esperar con los amigos en la calle.
Para mostrar un poco el escenario de lo que sucedía en las calles, Aporrea, junto a la radio comunitaria, Voces Libertarias , 97.3 FM, de la parroquia San Juan, realizamos un recorrido por varias calles y barrios de la ciudad.
Hicimos el recorrido en la unidad móvil de esta emisora comunitaria por varias zonas del oeste y suroeste de la ciudad, en compañía de Roberto Sanabria y Elías Solano de Radio Voces Libertarias. La ciudad parecía vivir un día de fiesta nacional, la fiesta de la democracia. La mayoría de los negocios se encontraban cerrados, se veía uno que otro grupo de vecinos conversando. Las vías estaban libres de trafico vehicular.
A partir del mediodía la gente ya había entregado su voto, salvo en las áreas de mayor densidad de población, Se podía observar en los electores una madurez y seguridad, producto de la experiencia política que ha adquirido el pueblo venezolano a lo largo de todos estos procesos electorales que se han realizado en estos catorce años de democracia inclusiva y participativa.
En la mañana, el ambiente fue de alegría y entusiasmo. La movilización se fraguó con bastante organización. A las tres de la mañana nos despertaron con el toque de la diana, el ambiente estaba lleno de entusiasmo, los jóvenes animados, los niños felices ante este madrugonazo inusual y todos nos fuimos a votar. Muchos votantes salieron temprano para ayudar a adelantar los resultados, pero algunos electores afectos al Proceso se distribuyeron por los centros de votación, a lo largo del día e incluso a las 6 de la tarde, había todavía cola en muchos centros de votación.
A medida que pasaba el día, se comenzaba a ver los signos del cansancio. Había sido una larga y agotadora jornada, no sólo por la levantada o la trasnochada, sino por la tensión que se iba generando a lo largo del día. A medida que pasaban las horas, el ambiente se ponía muy tenso. Una guerra de mensajes de texto, twitter y llamadas telefónicas, en donde se daban pronósticos no autorizados y muchas veces producto de fantasías locas y pírricas, deseos sin bases, aumentaban el estado de nervios de los venezolanos, pero, por otro lado, había mucha celebración en las calles de los que estaban seguros de la gran victoria.
Hay que hacer un reconocimiento del esfuerzo de mucha gente anónima, que con su trabajo voluntario, hizo posible que la tarea se llevara a cabo, sin dormir, cocinando, repartiendo la comida, buscando y monitoreando a su gente, sus uno x diez, familia, vecinos para ir a votar, llevando a los electores a otros centros de votación; en fin un gran trabajo que dio sus frutos.
Como a las seis de la tarde regresamos a la radio para luego salir en dirección al CNE a esperar los resultados, luego de recibir con emoción la gran victoria, nos enfilamos felices a celebrar en el Balcón del Pueblo, donde toda la ciudad se volcó a festejar.