La respuesta del Pueblo Bolivariano el 7-O, delegando la Presidencia en Chávez por quinta vez, incluyendo el 13 de abril de 2002 y el referendo de 2004, se ha ganado el respeto y las simpatías de todos los pueblos explotados del mundo: fue un día de júbilo y celebración internacional. Estamos en presencia de un hecho excepcional nuevamente y que requiere también un cambio excepcional a la altura de la disposición revolucionaria del Pueblo Bolivariano y de esa otra parte del pueblo que no supimos ganárnosla por errores en la gestión del gobierno y que se la arrimamos al anzuelo que tiró el candidato de los banqueros y empresarios al servicio del capital y el imperialismo.
La Victoria, más allá de la necesaria evaluación rigurosamente crítica que hay que hacer, constituye un pivote para moralizar las luchas de los pueblos del mundo, cuyo entorno real nos impone avanzar en un cambio excepcional en el rumbo. Cambio que requiere de un Debate Constituyente, es decir, con Democracia y Participación Protagónica del Pueblo, para desmontar el Estado Capitalista y ser consecuentes con la propuesta adulta y demorada de Refundar La República de carácter Anticapitalista, Antiburocrática y Socialista que no terminamos de construir y que es el objetivo estratégico principal que permitirá orientar coherentemente las tareas de la Transición Revolucionaria.
Estamos convocados todos a debatir, con la radicalidad y sensatez que nos impone una nueva realidad que tenemos que transformar para, de esta manera, transcender la polarización electoral y convertirla en polarización surgida de la Lucha de Clases, a favor de las familias que viven únicamente de su trabajo y que son más del 99% de la población del país. Este el meollo del problema y el reto que tenemos en el futuro inmediato.