Posted on Tue May 24th, 2005 at 02:31:39 PM EST
Ayer lo dijo Gualberto Choque, líder de los campesinos del departamento de La Paz y por tanto de los aymaras del campo: “Este es un pacha [tiempo] de guerra”. Pero nadie escuchó con atención que eso, más que una constatación, era un aviso. Esta mañana a las 9:30 más de 10 mil campesinos aymaras, venidos de las veinte provincias del altiplano, bajaron desde el barrio alteño de la Ceja hasta La Paz. “No se trata de mítines ni de discursos, hermano”, dijo Choque a Narco News, “Ahora vamos a tomar Palacio de Gobierno”.
Al frente de la marea humana venían sus dirigentes más aguerridos. Estaban Genaro Flores hijo, que tiene una estirpe de lucha antigua y es parte del estado mayor de la Federación Departamental Única de Trabajadores Campesinos de La Paz que dirige Gualberto Choque. Unos metros atrás, al frente de la provincia Omasuyos, venían Eugenio Rojas, alcalde de Achacachi, Eulogio Quito del Movimiento Sin Tierra y decenas de jóvenes de la provincia, muchos de ellos estudiantes de la Escuela Normal Rural de Warisata. El Plan K'isk'i [hormiga] estaba ya en marcha: la gente se desplegó por las calles, copando el territorio, sin dejar espacio a nadie, ni autos ni comercios. Una hora después, se acercaron a la Plaza Murillo, donde se encuentran el Palacio de Gobierno y el Congreso Nacional de Bolivia.
La policía cubrió entonces todas las calles que acceden al centro del poder, una cuadra antes de llegar a la plaza, en todos los cruces, se apostaron al menos cincuenta policías antimotines –armados con granadas de gas y escopetas de balines– e instalaron barricadas de metal para impedir el paso de los marchistas. En el cruce de la peatonal y populosa calle Comercio y la calle Yanacocha, la dirigencia campesina aymara se detuvo a menos de un metro de las fuerzas represivas y exigió paso. Algunos dirigentes de las provincias realizaron pequeñas escaramuzas para provocar a los policías y seguir avanzando. Pero la marcha se dio un giro al norte y comenzó a buscar todos los cruces… en cada una se repitió la escena: la gente, gritando “Nacionalización” y exigiendo la renuncia de Mesa y todos los políticos del Estado, trató de entrar hacia la Plaza Murillo.
Eran casi las 12 del día, bajo el sol quemante, cuando llegamos con los hermanos aymaras al cruce sur, Comercio y Colón, a veinte metros de un costado del edificio del Congreso. Ahí comenzó la batalla en toda forma. La gente decidió empujar a la vista del edificio donde tantas leyes en su contra se han fraguado. Y los policías que apenas podían resistir, comenzaron a jalonear a los dirigentes. En la pelea, por poco se llevan a Eugenio Rojas, que logró soltarse ayudado por sus compañeros… pero en uno de los edificios cercanos, sede de varias comisiones legislativas, aparecieron los cañones de los francotiradores, y eso terminó por enfurecer a la gente, que lanzó cartuchos de dinamita a las ventanas del edificio. Aparecieron entonces las primeras granadas de gas lacrimógeno, los disparos de balines comenzaron a incrustarse en la ropa y en los cuerpos de la maquinaria de guerra más poderosa de los Andes… porque, queridos lectores, a estas alturas ya pueden establecer una diferencia entre la marcha de ayer y la de hoy: los aymaras no vinieron a manifestarse, vinieron a pelear por recuperar lo que por derecho les pertenece y, hartos de promesas y mentiras, tomar control de su vida definitivamente.
Comienzan las detenciones y sigue la lucha
Justo por el otro extremo en donde comenzaron los enfrentamientos, otra vez Comercio y Yanacocha, aparecieron entonces los cooperativistas mineros de Caracoles, que ya eran esperados de acuerdo lo planificado. A dinamitazos replegaron a los policías y llegaron hasta la Plaza Murillo acompañados de los aymaras. En la plaza, los dos tanques y los militares de guardia entraron en emergencia… y la primera entrada pudo ser repelida con gases y balines. A ese grupo, sin consigna pero tocados por el valor de los campesinos y los mineros, se sumó un contingente pequeño de cocaleros del Chapare.
Casi a la 1 de la tarde, cansados y llenos de gas los pulmones, este corresponsal y la coeditora Jean Friedman-Rudovsky pudimos ver que poco a poco los aymaras se reagrupaban en diversos cruces, manteniendo el asedio completo al centro. Un poco más abajo, en la Plaza de los Héroes, donde ayer se organizó el cabildo abierto de los movimientos sociales, otro cabildo nació de la rabia y el coraje del pueblo aymara. Esperando a reunirse nuevamente con más contingentes. A esas horas ya había más de 15 mil campesinos aymaras, más lo mineros, paralizando por completo el centro histórico de La Paz. Y es que, además, una marcha de las comunidades asentadas al sur de la ciudad, casi al pie del colosal volcán Illimani, también llegó a reforzar a los llegados del altiplano.
A estas horas, mientras el Presidente Carlos Mesa se esconde y quiere salir por aire a la capital del país, la ciudad de Sucre, han vuelto a gasificar a los ayamaras para darle paso al gobernante hacia el aeropuerto de El Alto. Hay muchos intoxicados y algunos heridos de bala, y están deteniendo a los dirigentes, como ocurrió hace un minuto con Roberto de la Cruz, del Consejo Municipal de El Alto… pero la gente no se aleja mucho y sigue queriendo tomar la plaza principal. Los cocaleros de Yungas, con sus propias demandas regionales, están ya en uno de los cruces que llevan hacia palacio. El Alto está parcialmente paralizado y esta tarde tienen asamblea de presidentes de las juntas vecinales para ver si deciden radicalizar el paro general. La guerra parece haber comenzado, como bien dijo Gualberto Choque… dinamitas, palos y piedras se mueven en el aire… sigan pendientes.
Pacha de guerra en Bolivia | 1 comment (1 topical, 0 hidden)
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Mesa se defiende y El Alto se radicaliza (4.00 / 1) (#1)
by Luis Gomez on Tue May 24th, 2005 at 07:45:44 PM EST
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Queridos lectores, la guerra desatada por los y las valientes aymaras del campo es una realidad. Durante las últimas cuatro horas, pese a la brutal de que fueron objeto, los aymaras mantuvieron un esporádico asedio a la Plaza Murillo. Y unos minutos después de las 3 de la tarde, como les contaba, la policía lanzó una ofensiva de gases y balines para dispersar a la gente... y que el Presidente Mesa pudiera dejar el Palacio de Gobierno y volar a Sucre para los festejos por el aniversario de la capital de Bolivia.
Luego de esto, al menos durante dos horas más los policías siguieron una cacería contra los campesinos aymaras. Varias camionetas del Grupo Especial de Seguridad, la policía antimotines en este país, recorrieron las calles en los alrededores de la Plaza de los Héroes, donde los aymaras habían sostenido su cabildo: buscaban grupos de dirigentes para gasificarlos y detener a los que fuera posible.
Al final de la tarde había por lo menos 32 heridos y varios detenidos, algunos de ellos estudiantes. Hace aproximadamente una hora la policía liberó al aymara y alteño Roberto de la Cruz, quien por cierto goza de una inmunidad similar a la de los diputados y senadores como miembro del Consejo Municipal de El Alto: la detención fue completamente ilegal. Pero De la Cruz se encuentra bien y no fue maltratado.
También por la tarde comenzaron a circular los rumores de una asonada militar. El golpe, al parecer, estaría organizado por ex militares de alto rango y algunos líderes radicalizados... pero esperamos confirmar completamente el rumor, que podría generar en un pretexto directo al gobierno y a la derecha bolivianos para reprimir o al menos desatar una cacería de brujas.
Y ya en Sucre, el Presidente Carlos Mesa, en una transmisión televisiva más a todo el país, aprovechó para anunciar con claridad que no se piensa ir del gobierno. Mesa habló ampliamente de la necesidad de una Asamblea Constituyente para, entre otras cosas, terminar con la exclusión. Pero también, en un gesto amistoso a la derecha que se asienta en Santa Cruz y podría partir el país en dos, apoyó decididamente el reférendum autonómico y exige que el Congreso Nacional fiuje plazos y fechas para su realización. "No puede ser que los bolivianos no podamos aceptar ambas cosas", dijo Mesa en forma tajante.
El Presidente de Bolivia defendió su gobierno y se refirió de paso a los "radicales" que esta mañana estuvieron muy cerca de tomar su oficina y dejarlo sin trabajo, así como a los miembros del Congreso. Pero no definió nada...
Finalmente, para cerrar esta agitada primera batalla de mayo, la Federación de Juntas Vecinales reaccionó finalmente a la represión desatada contra los aymaras del campo. Al caer el sol finalizó su ampliado de emergencia con los siguientes resolutivos:
1. Los vecinos han determinado continuar y radicalizar el paro: mañana habrá "alfombras" de vidrios en algunas partes estratégicas y ya esta noche están instalando vigilias.
2. Mañana desde temprano bajarán nuevamente a La Paz, en compañía de los campesinos, aunque no especificaron su plan de despliegue.
3. Al menos por el día de mañana, las juntas vecinales alteñas van a cerrar la alcaldía para que no trabaje.
No se olviden de algo importante aquí, queridos lectores: los aymaras urbanos, en El Alto, guardan una estrecha relación con sus hermanos del campo. Y hoy el corazón alteño ardió cuando los campesinos eran reprimidos, reactivando el paro general en esa ciudad... y esa relación puede seguir definiendo el rumbo de la confrontación.
De todos modos, la dirigencia militar y la política del mundo aymara se encuentran trabajando ya en las siguientes acciones en su territorio, por lo que es posible que la guerra continúe en las provincias los próximos días.
Por ahora, eso es todo (y no es poco)... mañana traeremos para ustedes lo que venga... váyanse preparando.