Washington no cree que las contracumbres empañen la visita de George W. Bush.
Ana Baron
Maradona y Hugo Chávez asistirán a la contracumbre de Mar del Plata, que parece será multitudinaria. ¿Le preocupa?
—Las contracumbres no nos preocupan. Esto es parte de la democracia, parte de un gran debate público sobre la dirección que deben tomar los países en la región. Además este tipo de manifestaciones tiene lugar en reuniones aún mayores, porque los temas que se discuten son importantes. Por lo tanto no está mal que la gente quiera expresarse.
—Las manifestaciones que se organizaron serán una verdadera vidriera del antiamericanismo y los sentimientos contra Bush que existen no sólo en Argentina, sino también en el resto del continente. ¿Harán algo al respecto?
—Nosotros vamos a tratar en la Cumbre con los líderes electos, es decir con los líderes que representan a la gente y que son responsables ante esa gente. Estamos muy seguros que con los líderes que dialogaremos reflejarán la preocupación y las aspiraciones de sus pueblos.
—¿Se robará Chávez el show y transformará a la Cumbre en una cumbre anti Bush?
—La conducta de líderes individuales no nos preocupa. Vamos a la Argentina para expresar nuestro respeto por los argentinos y por el presidente Kirchner. Y para reunirnos con los líderes democráticos de la región, para tratar de avanzar una agenda. Y vamos a estar concentrados en eso. Los otros presidentes puede comportarse como crean que esté bien hacerlo.
—¿Existe el riesgo de una polarización entre EE.UU. y Venezuela como la que hubo en la última asamblea de la OEA?
—Vamos a estar concentrados en avanzar la agenda de la consolidación democrática y el desarrollo económico, que ha sido el tema de todas las cumbres desde que Bush comenzó a participar en ellas. Para nosotros sería un éxito si podemos identificar un camino hacia delante que permita relacionar esta Cumbre con todas las cumbres anteriores, mostrando una unidad de propósitos en el hemisferio, y una agenda común para el desarrollo económico, identificando medidas que todos los países deberían estar tomando para lograr eso.
—Pero nunca antes la región
estuvo tan dividida. ¿Piensan que van a lograr consenso?
—No creo que la división sea entre un enfoque orientado al mercado y un enfoque orientado al rol del Estado
—¿No?
—Bueno, obviamente EE.UU. y Canadá tienen una historia económica y política distinta a la que han tenido los demás países. Pero todos hemos pasado por períodos en los que el Estado ha tenido un rol importante en la economía, debido al tipo de crisis que se vivieron. Entonces, no creo que el gran desafío sea unir esas dos ideas.
—¿Y cuál es, entonces, el desafío?
—Mantener lo que llamo la unidad de propósitos. Si uno mira la cumbre de Quebec, lo que salió de eso fue un compromiso a la democracia, a los mercados libres y a la integración económica. Y en Monterrey de lo que se trató fue de reafirmar esos compromisos y de tomar algunos pasos concretos para crear crecimiento económico y oportunidades para la gente. Los objetivos eran reducir el número de días que un país tarda para abrir un nuevo negocio, que se triplicara la cantidad de créditos para las pymes. El desafió ahora es mantener esa agenda en común.
http://www.clarin.com/diario/2005/10/30/elpais/p-01301.htm