Mar del Plata ya está bajo un severo operativo de blindaje


Se puso en marcha anoche un sistema que incluye vigilancia aérea, terrestre y acuática.

Con restricciones y prohibiciones de toda índole, desde el primer minuto de hoy entró en vigencia el vasto operativo de seguridad en la ciudad sede de la IV Cumbre de las Américas.

Con un inusual despliegue de medios terrestres, aéreos y navales, las medidas de protecciónse llevarán al extremo durante el próximo fin de semana, cuando, por ejemplo, podrá ordenarse el derribo de un avión que no se identifique y haya penetrado en la zona de exclusión.

La primera limitación dispuesta por la Fuerza Aérea es de carácter restrictivo: los aviones sólo podrán aterrizar en el aeropuerto Brigadier de la Colina, en Camet, una vez que sus planes de vuelo hayan sido aprobados, a excepción de las aeronaves militares. Pero desde el jueves hasta las 15 del sábado ningún vuelo, comercial o privado, se trate de una avioneta fumigadora o de un globo aerostático, podrá ingresar en el radio de exclusión de 176 kilómetros que tiene como epicentro a Mar del Plata.

La cobertura aérea funcionará en torno a un radar 3-D de uso militar, que tiene la capacidad de detectar la presencia de un avión en un radio de 400 kilómetros. La vigilancia la complementarán dos Boeing 707 Awacs, de la Fuerza Aérea Norteamericana, que se mantendrán en vuelo a 10 mil metros. El cerco defensivo comprende además a Mirage volando a 5 mil metros, a Pucarás rastrillando la periferia y aviones A4-AR con misiles aire-aire Sidewinder bajo sus alas.

Cuatro fragatas de la Armada Argentina acoplarán sus radares al comando central que "funcionará en algún lugar de Mar del Plata" —según una fuente aeronáutica—, y tendrán el objetivo de barrer las comunicaciones en aguas abiertas.

De todos modos, lo que más afectará a los habitantes del balneario será el inmenso operativo terrestre, que comprende a 9 mil hombres de las distintas fuerzas, quienes repartirán sus responsabilidades en cada uno de los anillos de protección.

El cerco, compuesto por fuertes vallas de hierro —cada una pesa unos 150 kilos—, abarca unas 250 manzanas, y los 60 mil marplatenses que pretendan trasponerlo deberán exhibir un pasaporte, la credencial que ayer pese al feriado del domingo continuaba entregándose en la sede de la Policía Federal.

Se habilitaron 9 accesos peatonales y sólo tres pasos para vehículos; ningún automovilista podrá eludir la requisa antiexplosivos, un trámite que llevará algunos minutos. No se descarta que el tránsito, en cada una de esas bocas, se congestione.

El sistema de salud estará en alerta permanente. Habrá hospitales móviles dispuestos en distintos puntos de la ciudad, en los hoteles se montarán shock-room, y los hospitales y clínicas tendrán más camas "frente a la posibilidad —según dijo el director de una clínica privada— de que se produzca alguna catástrofe".

La máxima preocupación de las autoridades y de los vecinos pasa por la actitud que puedan tener quienes participen de las manifestaciones para repudiar la presencia del jefe de la Casa Blanca, George W.Bush. Por lo pronto, el intendente Katz pidió que "respeten a Mar del Plata", porque "si rompen vidrieras, Bush ni se va a enterar".




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