Negociadores de 34 países retomarán hoy en esta ciudad las discusiones para definir los documentos que serán suscritos el próximo sábado en la IV Cumbre de las Américas.
A cuatro días del inicio de la reunión presidencial en este afamado balneario de la costa atlántica, el Grupo de Revisión de la Implementación de Cumbres (GRIC) intentará buscar un lenguaje común respecto a la Declaración y el Plan de Acción de Mar del Plata.
El GRIC concluyó el pasado viernes en Buenos Aires una ronda de negociaciones con pocas definiciones sobre los temas sensibles que se abordarán a partir del viernes en el foro hemisférico.
Un breve comunicado difundido entonces por el Ministerio argentino de Relaciones Exteriores precisó que hubo 'nuevos consensos' en el análisis de los textos, sin entrar en mayores detalles.
Según la nota oficial, la declaración final, cuyo contenido se debate desde hace varios meses, estará compuesta de una introducción y siete capítulos.
Esos apartados se referirán, entre otros, al crecimiento del empleo, la creación de trabajo como vía para enfrentar la pobreza y la formación laboral, indicó la Cancillería del país sudamericano.
El marco general necesario para la creación de trabajo decente, el desarrollo de las micro, pequeñas y medianas empresas como motor del crecimiento y el fortalecimiento de la gobernabilidad democrática son otras de las secciones, agregó la propia fuente.
Sin embargo, medios periodísticos revelaron que el borrador del documento central de la Cumbre está plagado de corchetes, lenguaje que se utiliza en la diplomacia para señalar los desacuerdos.
En un encuentro con corresponsales extranjeros, el vicecanciller de Argentina, Jorge Taiana, reconoció el pasado jueves la existencia de visiones enfrentadas en algunos tramos de la Declaración.
El también coordinador nacional de la Cumbre admitió la falta de consenso en cuestiones como la integración y las relaciones comerciales.
Taiana subrayó que aún no está definida la redacción sobre una probable mención a la fracasada Ãrea de Libre Comercio de las Américas (ALCA), impulsada por Estados Unidos desde 1994 y resistida por varias naciones.
Afirmó que la posición argentina en ese punto, compartida por el resto de los países del Mercado Común del Sur (MERCOSUR), es la de avanzar en ese tipo de acuerdo siempre y cuando traiga beneficios claros al bloque sudamericano.
Si lo que nos piden (las naciones ricas) no es ventajoso para el MERCOSUR, entonces no cederemos en nuestra postura en favor de la eliminación de los subsidios agrícolas y de otras medidas que conspiran contra el bienestar de nuestros pueblos, advirtió.
Según trascendió, las principales divergencias para la concreción de los documentos se centran en cuáles son las condiciones más favorables y necesarias en el nivel internacional para facilitar el desarrollo de la generación de empleo.
Argentina, en su carácter de anfitrión de la Cumbre y a partir de su propia experiencia, busca incorporar a la Declaración presidencial una visión crítica de las recetas neoliberales aplicadas en el continente en la década de 1990.
También desea resaltar el peso de los condicionamientos externos en las perspectivas de crecimiento de las naciones en vías de desarrollo.
La IV Cumbre de las Américas tendrá como lema Crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática.