JORGE MARIRRODRIGA - Buenos Aires
EL PAÍS - Internacional - 02-11-2005
Libre comercio y trabajo para combatir la pobreza. En torno a estos dos conceptos girarán las discusiones que los jefes de Estado de 33 países del continente americano mantendrán viernes y sábado en la IV Cumbre de las Américas, que se celebrará en la ciudad argentina de Mar del Plata. La cita contará con dos estrellas indiscutibles: el presidente de EE UU, George W. Bush, y el de Venezuela, Hugo Chávez.
La delegación que encabezará Bush quisiera ver algún avance concreto en su propuesta de crear una zona de libre comercio desde Alaska a Tierra de Fuego (el ALCA), puesta sobre la mesa en la primera cumbre de este tipo celebrada en 1994 en Miami. Sin embargo, el proyecto tiene dos fuertes opositores. Uno es el Brasil de Luiz Inácio Lula da Silva, que lo rechaza por razones estratégicas, tanto económicas como políticas. El otro rival, con un 90% de política y un 10% de economía, es la Venezuela bolivariana de Chávez.
Brasil es un gigante económico en expansión y con unos mercados regionales abiertos y a su alcance en los que no quiere entrar a competir con el otro gigante económico del continente. Además, para Brasil es una muestra de fortaleza política frente a EE UU el negarse a aceptar las condiciones de libre comercio que propone Washington. Y no es una actitud de la Administración de Lula solamente; ya los socialdemócratas del ex presidente Fernando Henrique Cardoso iniciaron esta postura.
Lula prefiere que la cumbre haga hincapié en la generación de trabajo y el combate de la pobreza, una de las líneas fundamentales de su ideario electoral a poco menos de un año de las elecciones presidenciales. Además, Brasil quiere que la cumbre haga una declaración explícita sobre Haití, país en el que el Ejército brasileño está desempeñando un papel protagonista en la fuerza de paz.
El otro gran rival de EE UU en la cumbre será Chávez, quien no sólo asistirá a la reunión oficial, sino que además tiene previsto participar el viernes como orador estrella en el gran acto que la llamada contracumbre planea en el Estadio Mundialista de Mar del Plata. Según fuentes diplomáticas, la delegación estadounidense "va preparada" para una provocadora intervención de Chávez durante las reuniones formales.
El presidente venezolano, en cualquier caso, ha calentado motores y en su programa semanal de televisión, Aló presidente, ha advertido de que el debate en la cumbre "está sabrosito". Y ha comenzado a lanzar sus primeros dardos: "Los que quieran irse al infierno que tomen el camino del capitalismo, del neoliberalismo. Los que, como nosotros, queremos un mundo mejor tenemos que ir buscando otro camino de integración".
Este nuevo camino es, según el venezolano, la Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA), la alternativa al ALCA impulsado por Washington, un tratado este último que, en opinión de Chávez, "lo están enterrando los pueblos del continente". Al ALBA se han adherido empresas públicas cubanas y venezolanas, aunque, en principio, tiene pocos visos de recibir una cálida acogida por muchos de los participantes en el encuentro de Mar del Plata. Con este panorama, EE UU ha optado por flexibilizar su propuesta para que cada país pueda adherirse al ALCA cuando sus condiciones internas lo permitan sin imponer plazos.
Un punto importante de la reunión serán los subsidios a la agricultura. Brasil quiere que en la declaración final esta práctica sea condenada, a lo que se oponen EE UU y Canadá, paradójicamente partidarios de la apertura comercial y a la vez dos de las principales naciones del continente donde se subsidian los cultivos.
Bush quiere incidir además en la importancia de la lucha contra el terrorismo, así como en la necesidad de que se respeten los procesos democráticos en América Latina, en clara alusión a Chávez, con quien también podrá polemizar cuando haga referencia al régimen de Fidel Castro, aunque probablemente este punto tampoco aparezca en las conclusiones finales.
Y dado que las previsiones apuntan a una declaración final sin avances concretos, la atención se centra en las numerosas marchas de protesta convocadas en Argentina contra la presencia del presidente estadounidense. Organizaciones piqueteras, de izquierda y antiglobalización han convocado una manifestación para mañana en Mar del Plata, que irá encabezada por Diego Armando Maradona. El Gobierno argentino, con un alto porcentaje de popularidad en el interior del país e importantes dificultades en sus relaciones con los países vecinos, ha blindado la ciudad costera, situada a 390 kilómetros de la capital, con 7.500 policías, cierre del espacio aéreo y una zona de 250 manzanas de la ciudad clausurada.
[Bush defendió el comercio como motor benéfico en una entrevista difundida ayer por Efe: "En especial cuando se habla de pobreza, los créditos y donaciones palidecen en comparación con el bien que puede hacer en todos los niveles de la sociedad el desarrollo del comercio. (...) Voy a decirle a la gente, a los líderes y a todo el que quiera escucharme allí abajo que nuestros mercados están abiertos, siempre y cuando ustedes abran sus mercados"].