Cifras históricas reflejan declive progresivo de AD y Copei desde 1993

Caracas, 01 Dic. ABN (Igor Torrico).- Los partidos Acción Democrática (AD) y Copei, que llegaron a reunir desde 1958 más de 50% de los votos de los venezolanos, con un máximo de 93% en 1988, comenzaron desde 1993 un pronunciado declive en la voluntad popular para llegar a tener menos de 1% en la última elección presidencial de 2000.

Ante el retiro de los llamados “partidos históricos venezolanos” de las elecciones parlamentarias de este domingo 4, se ha pretendido crear la imagen de que la democracia y la paz nacional están en peligro, ya que estas organizaciones no van a participar.

Tomando como base las cifras del Consejo Nacional Electoral (CNE) se puede dar respuesta a la pregunta:

¿Hoy en día son representativos los partidos “históricos” AD y Copei?

Para un observador imparcial de la escena política parado en los años 60 y 70, no es poca cosa que se retire un partido que como AD. El mismo que en el año 1958 logró colocar en Miraflores al primer presidente después de la dictadura perejimenista, Rómulo Betancourt, con los votos de 49% de una población electoral de casi tres millones de habitantes.

En esa época existían otras toldas políticas en escena, tales como Unión República Democrática (URD) y el Partido Comunista (PCV). La primera logró un respetable 30% de los votos en los comicios del 58 y Copei quedaría con 15%.

Con el devenir de los años y las consiguientes elecciones de la democracia basada en el llamado Pacto de Punto Fijo, AD y Copei se fortalecieron en las simpatías del pueblo venezolano, y perdieron fuerza URD y el PCV.

En las elecciones de 1963, AD, el llamado partido blanco por el color de su bandera, se impuso nuevamente con su candidato Raúl Leoni (sumó 32% de los votos y Copei 20%).

En la siguiente elección, correspondiente a 1968, se da la primera alternancia en el Poder Ejecutivo, al acceder el candidato de Copei a Miraflores con 28,68% de los votos, seguido muy de cerca de los blancos con 27,46%.

De esta manera, durante las elecciones siguientes: 1973, 1978, 1983 y 1988, ambas organizaciones acumularían juntas 84%, 88%, 88% y 93% de los votos, respectivamente. AD nunca bajaría de 40% y Copei lo mínimo que llegaría a tener sería 35%.

Todo cambiaría en 1993, después de la crisis del sistema político, al resultar electo el fundador de Copei, Rafael Caldera, quien al ser expulsado de ese partido hubo de ganar gracias al concurso de otras toldas.

En esa elección, los blancos, por primera vez desde 1958, tendrían 23% del electorado y los copeyanos los secundarían con 22%.

En otras palabras, por primera vez los llamados partidos históricos no concentrarían más de 45% de los votantes. En esa ocasión se marcó el principio del fin del llamado Pacto de Punto Fijo.

El descalabro definitivo llegaría en 1998, elecciones a las que asistió el hoy presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y un disidente de Copei, con el partido Proyecto Venezuela, Enrique Salas Römer.

En esas elecciones, los dos partidos “históricos” marcarían un paso más en su tránsito a la posteridad al reunir juntos 11,31% de los votos.

Vendrían luego las elecciones presidenciales de 2000, después de aprobada la Constitución Bolivariana. Los candidatos esta vez dejan más claro que había pasado el tiempo del protagonismo de los blancos y de los verdes.

El presidente Chávez se relegitimó como Jefe de Estado, al competir con un antiguo compañero político, el también comandante retirado Francisco Arias Cárdenas.

En esa ocasión, los “históricos” no participaron.

La última contienda que viviría el país, equivalente a una elección, sería el referéndum presidencial de agosto de 2004.

En la misma, todos los partidos de oposición al presidente Chávez, incluidos AD, Copei, Proyecto Venezuela, el Movimiento al Socialismo (MAS) y el novel Primero Justicia (PJ) reunirían 40% de los votos.

Un detalle que también debería agregarse al análisis sobre la convocatoria de los partidos del Pacto de Punto Fijo es la abstención.

Las organizaciones que lograban convocar 93% de los electores a unos comicios, llegando en su mejor momento a quedarse por fuera sólo 3,48% de los votantes (1973), hicieron que los venezolanos fueran perdiendo la fe en la importancia del voto.

En 1978, la abstención se ubicó en 18%. Cifra que llegaría a rozar 40% en 1993 y que aún no baja del 30%.

Los números anteriores, que demuestran el declive de los partidos históricos, llaman la atención sobre el supuesto impacto que tendría el anuncio de su retiro de las elecciones parlamentarias.

En ese sentido, caben las interrogantes: ¿El hecho de que salgan en la televisión privada anunciando su renuncia es sinónimo de que se deslegitima el proceso electoral? ¿Es directamente proporcional el impacto mediático de estos partidos a su verdadera presencia entre los electores?

Las cifras no pareciesen hablar de eso en el caso de los “históricos” y menos aún de aquellos que los han acompañado en este proceso. Quizás entonces sea tiempo de esperar nuevos actores.


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La fuente original de este documento es:
Agencia Bolivariana de Noticias (ABN) (http://www.abn.info.ve)



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