Dirigentes y líderes campesinos e indígenas vinculados al gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) urgieron al presidente Evo Morales a no ceder ante las presiones de la oligarquía petrolatifundista, que intenta retomar con una huelga de 24 horas y otras amenazas de secesión el poder de veto que aún tiene en la Asamblea Constituyente.
Las organizaciones campesinas, indígenas, campesinos y colonizadores amenazaron con bloquear caminos y cercar desde el 20 de septiembre la ciudad de Santa Cruz, la plaza fuerte de las logias de poder asentadas en el oriente y sur de Bolivia y que se han declarado en virtual estado de guerra ante la intención-decisión del MAS de aplicar a rajatabla su mayoría en la Asamblea y sin dejar ningún resquicio para que la oposición pueda influir en sus decisiones.
El dirigente de la masista Confederación Sindical Unica de Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Isaac Dávalos, advirtió que 'si las fuerzas de la derecha política que se oponen al proceso de cambio continúan con esos afanes de desestabilizar la Constituyente, instruirán un bloqueo general de caminos a partir del 20 de septiembre para garantizar la marcha del proceso refundacional del país'. 'Es la guerra de los ricos contra los pobres', dijo en La Paz.
Otras agrupaciones de campesinos, indígenas y colonizadores del oriente, vinculados al MAS, reunidos en Santa Cruz, amenazaron con cercar esa ciudad desde el 20, confirmó el dirigente Ramiro Galindo, mientras más de un centenar de cocaleros y campesinos de La Paz ingresaban a Sucre, la sede de la Asamblea, para iniciar la presión directa sobre los constituyentes.
Presión sobre la Asamblea
La presión campesina - indígena, por fuera de la Asamblea, se da para consolidar la acción de la mayoritaria fracción de asambleístas indígenas y campesinos del MAS, que el viernes aprobaron, en la primera de dos instancias, un reglamento que anula el acuerdo previo gestionado por la fracción pequeñoburguesa urbana del MAS, dirigida por el presidente Alvaro García Linera, y que los obligaba a pactar con la oposición petrolatifundista, mediante el mecanismo de los dos tercios.
El reglamento, que aún debe ser aprobado en detalle, faculta a la mayoritaria bancada de asambleístas del MAS a redactar todos los artículos de la nueva Constitución, sin necesidad de negociar con la oposición ni alcanzar los dos tercios de los votos, tal como inicialmente había sido acordado en la ley de convocatoria a la Asamblea Constituyente, pactada por García Linera y la oposición. Ese pacto se orientaba a minimizar las reformas a la Constitución previstas por el MAS a cambio de moderar al máximo las pretensiones autonomistas y separatistas de la oligarquía asentada en el oriente del país.
En la tarde de este miércoles, la presión campesina - indígena se orientaba también a lograr que la Asamblea reinicie sus deliberaciones, para continuar aprobando el reglamento que otorgará al MAS el control absoluto de la Constituyente, que debe definir la nueva Constitución y el carácter y alcance de las autonomías regionales.
Sin embargo, la sesión de hoy duró apenas media hora, tiempo en el que se aprobó el 'índice del reglamento de debates' y se decretó un cuarto intermedio hasta mañana, para dar más tiempo a las negociaciones que desde Palacio quieren abrir con la oligarquía oriental.
Las sesiones de la Asamblea habían quedado interrumpidas desde el viernes, cuando el jefe de la bancada del MAS, el dirigente campesino Román Loayza, el principal responsable para anular los dos tercios y romper la alianza con el bloque neoliberal, sufrió un grave accidente que aún lo mantiene en estado crítico en el hospital. El pasado lunes, los asambleístas suspendieron sus deliberaciones por 48 horas, hasta este miércoles, por instrucción expresa del presidente Evo Morales, que aún busca un acuerdo con la oligarquía petrolatifundista del oriente y sur del país.
El vicepresidente de la Constituyente, Wilder Flores, reconoció que el avance 'es escaso' y culpó 'a la derecha' de buscar el empantanamiento del debate, aunque quedó claro que la intención de fondo era no generar más conflicto con las organizaciones empresariales y cívicas de cuatro de los nueve departamentos (regiones) de Bolivia que confirmaron el paro de 24 horas para este viernes. Esta movilización derechista, que ha logrado el respaldo de amplios sectores vecinales, laborales y ciudadanos al enarbolar la defensa de la autonomía regional, está siendo organizada desde los gobiernos locales, dirigidos por militantes y/o simpatizantes de la ultraderechista Podemos, del ex presidente Jorge Tuto Quiroga.
El objetivo de los organizadores del paro del viernes es obligar al gobierno de Evo Morales a respetar el pacto al que arribaron en el segundo trimestre del 2006 para definir en consenso en el 2007 la nueva Constitución Política del Estado y las características de las autonomías regionales. La oligarquía quiere mantener ese pacto, al igual que varios sectores al interior del MAS, que buscan neutralizar a la fracción campesina - indígena, debilitada por el retiro obligado de su dirigente Román Loayza, pero fortalecida por la paulatina movilización popular.
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