Siguiendo la línea editorial de las empresas privadas de medios de comunicación, El Mercurio, diario chileno, se hace eco de la denuncia de cierre que alegan los directivos de RCTV. Anuncia que el Tribunal Supremo "rechazó una de las últimas posibilidades legales del canal para revertir su cierre".
En una actitud claramente parcializada e intervencionista, El Mercurio se suma a la campaña de engaños en contra del gobierno de Venezuela.
Es necesario recordar que este diario es miembro de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y del Grupo de Diarios de América, organizaciones que han participado directamente en las acciones desestabilizadoras emprendidas por la derecha, para acabar con el gobierno bolivariano revolucionario, liderado por Hugo Chávez Frías.
Tampoco está demás recordar la participación activa de El Mercurio en el Golpe de Estado de 1973, que dio fin al gobierno revolucionario de Salvador Allende, en Chile.
Este diario insiste en confundir a la opinión pública ignorando que es la No Renovación de la concesión de uso de la banda del espectro radioléctrico para su difusión por señal abierta.
Afirma que la empresa tiene que desaparecer, cuando en la realidad RCTV podrá seguir emitiendo por vías privadas, por ejemplo la televisión por cable; o seguir vendiendo los programas que la planta televisiva ha venido produciendo.
Lo más grave de la actuación de El Mercurio es cómo engaña a los usuarios haciéndoles creer que el gobierno venezolano es un gran propietario de medios de comunicación, afirmando que ha adquirido Venevisión, Televen, CMT, La Tele y Puma. También afirma que la mayoría de las emisoras comunitarias están "bajo el control" del gobierno.
La importancia de desmentir estas afirmaciones es que no todo el mundo tiene la oportunidad de venir a Venezuela y constatar la falsedad de esa afirmación. De las nueve cadenas de televisión mencionadas, cuatro están en manos privadas y una ya no existe.
Igualmente, es importante recordar cómo la dictadura mediática que se ha puesto práctica en Venezuela la han emprendido principalmente los medios comerciales privados de difusión, durante el Golpe de Estado de Abril de 2002 y posteriormente durante el sabotaje petrolero de diciembre de 2002 y comienzos de 2003.
En aquellas oportunidades los medios asumieron un papel político abiertamente opositor. Transmitían los mismos mensajes, sugestionando a la población y engañando al pueblo, tal como lo está haciendo ahora el diario El Mercurio.
