Más contraloría y fiscalización si queremos derrotar a los corruptos

Es impensable concebir que el presidente Chávez esté en todas partes reclamando y detectando las fallas de todo proyecto que ha sido acordado en cualquier instancia gubernamental.  Es posible que ante aquellos de carácter estratégico su atención personal sea muy necesaria y por eso haya establecido sobre ellos una vigilancia personal, muy especial, pero sobre el resto, estamos seguros que más allá de que nunca los perdería de vista, porque una de sus mayores virtudes es la memoria prodigiosa que tiene, humanamente no puede tener sus ojos puestos en ellos, permanentemente. Es la burocracia de su gobierno quien tiene la obligación de velar porque se ejecuten eficaz y eficientemente pero, lamentablemente, no es un misterio para nadie que una parte de ella, no tenemos cómo medirla para saber si es no muy grande, se queda en el aparato y, obviamente, los objetivos de muchos de esos proyectos nunca se cumplen y si se logran, muestran retardos injustificados y en múltiples casos arrojan fundadas sospechas de que allí se cometieron estafas cuantiosas, como sucedió en el Instituto de Ferrocarriles a fines del pasado año, con el plan ferrocarrilero que cruza los Estados Aragua y Carabobo.*

Lo reiteramos y no nos cansaremos de hacerlo, tiene que haber una Comisión del más alto nivel, designada por el primer mandatario, a quien deberá rendirle cuentas, para que asuma esa tarea de controlar y hacer el debido seguimiento a los planes y proyectos gubernamentales, pues de no existir ese mecanismo contralor, los proyectos gubernamentales andarán a la buena de Dios. Paralizados algunos y otros con retrasos inconcebibles. Sería bien interesante que esa gestión sea acompañada de una inteligente campaña de información y divulgación, a gran escala, que tenga  carácter permanente, a objeto de que el soberano esté al tanto de los resultados de ese vital trabajo, porque quien mejor que el pueblo para saber si se ha venido actuando bien, o si hace falta una mayor rigurosidad en los procesos fiscales o, quizás, sea ese mismo pueblo, con su agudeza y perspicacia, el que advierta, sin dificultad alguna, donde están las fallas, los nudos críticos, así como sus directos responsables (?).

No se puede seguir admitiendo que los errores y las fallas continúen siendo las causas del mayor número de desaciertos e ineficiencia gubernamental, sin que se apliquen de modo severo las debidas sanciones a sus responsables, porque estaríamos así contribuyendo a que esta intolerable situación se siga repitiendo.

La Contraloría General ha venido cumpliendo su tarea y obtenido logros importantes en el adecentamiento de la función pública, lo cual puede advertirse a través de los innumerables carteles de aperturas y citaciones por averiguaciones, así como las decisiones en materia de responsabilidad  administrativa que se publican en los medios, día tras día, lo que es una realidad que nos debe generar optimismo como para que una propuesta como la que formulamos de conformar esa Comisión de control del más alto nivel, sea atendida y de inmediato se ponga en marcha, pues estamos seguros que con ella, la Contraloría General vería reforzada su gestión.

No hay que olvidar nunca que el problema de la corrupción es de todos y a todos nos corresponde aportar un cuando sea un granito de arena para que esa lucha contra los corruptos, tenga el éxito que el pueblo todo demanda.    

oliverr@cantv.net

(*) José Vicente Rangel en su programa dominical del día 01/08/2010 denunció hechos de corrupción allí que no sólo habían desbancado el Instituto, sino que habían determinado la paralización de las obras por varios meses en esa región del país.   


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Iván Oliver Rugeles


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