Pareciera que los venezolanos somos creativos, pero para provecho de otros. Con la escasez de productos de la dieta básica y del aseo personal, muchos compatriotas se despojaron de los escasos escrúpulos que tenían y se fueron por la vía de la viveza criolla a "comerse a sus propios hermanos" a través de la perversa actividad que les permitía asaltar sin pistolas a sus vecinos ávidos de un producto. En el Zulia fue bautizada como "El bachaqueo" y así se quedó en el ámbito nacional.
El argumento de quienes roban a sus iguales, con el desmesurado aumento de los precios, es que se calaban colas a sol y agua y que además muchas veces se endeudaban con prestamistas para financiar su bachaqueo.
Muchos eran los que a manera de chiste comentaban que el "bachaqueo" era la mejor profesión del siglo XXI, porque según ellos ante la incapacidad del gobierno para detener la especulación, un bachaquero o bachaco, en un día podía obtener beneficios de cinco veces la inversión, es decir que si invertía 10 mil bolívares en la mañana al caer la tarde, los habría m ultiplicado y tendría cincuenta mil, lo cual le permitía cubrir holgadamente sus necesidades y contar con el triple de la inversión inicial para la jornada del día siguiente, que le permetia abultar sus ganacias a costa del dolor y hambre de sus iguales.
La fuente de acopio han sido y siguen siendo los negocios de los asíaticos, que han conformado una mafia que actúa a sus anchas ante la indiferencia de quienes tienen la responsabilidad de velar por la economía de los más vulnerables. Estos "compatriotas", rápidamente asimilaron la cultura de la viveza criolla y al observar la impunidad para el criollo que bachaquea, comenzaron a madurar la idea de apoderarse del mercado y hacerse con el monopolio del bachaqueo.
La idea no necesitó mucho ingenio, porque el propio estado le puso en bandeja de oro "la metra", para asaltar a los clientes al darle rueda libre, para que con sus recursos compren productos importado que luego venden al precio que les perece sin control alguno. Al menos acá en el estado Bolívar eso es normal. Los asíaticos tienen sus ojitos, bien chicos comparados con los faroles nuestros, pero sumamente agudos para escrutar la manera de hacerse de riqueza fácil, cosa que en país de orígen ni siquiera pensarlo a menos que quieran dejar esta vida terrenal y pasar a la otra y que mejor.
Por eso observamos, como estos "amigos", hacen sus compras y luego monitorean las fluctuaciones de el Real, moneda de la hermana república de Brasil y de acuerdo a su cotización ofrecen el producto en los anaqueles, independientemente que lo hayan comprado en septiembre u octubre, para ellos es hoy. Así vemos por ejemplo, como el lunes 8 de noviembre a las 12 del mediodía la harina de trigo estaba en 2200 bolívares y azucar en 2300 y repentinamente a las tres de la tarde cuando abrieron de nuevo, la harina estab en 2800 y el azúcar en 3000, un bachaqueo violento y artero. Con esos precios el bachaco criollo, tapa amarilla desaparece, porque el vecino prefiere hacer la cola en el negocio del asíatico, que valga decir, las están fomentando sin justificación, y comprar a "precio justo".
Lo peor es que muchos presuntamente los surte la "Gran M isión Abastecimiento Soberano". Decimos esto, porque el jueves 4 de noviembre al final de la tarde, un camión cava conducido por un cabo de nuestra Fuerza Armada, suministraba harina de trigo, arroz y azúcar a un establecimiento propiedad de un asíatico. Esos productos igual que en otros negocios de esa cadena de comerciantes van al público a "precio justo" pero de bachaqueo y en un crimen sin castigo.
Observando y analizando el panorama, tenemos que admitir, que nuestros "creativos", criollos hicieron como el cachicamo, trabajaron para la lapa, porque: Al bachaco criollo se lo tragó el bachaco chino.