Crítica necesaria que debe ser evaluada…

Insistimos: algo no anda bien en los Bicentenarios

Nos inquieta y más allá de ello, nos indigna en muy alto grado observar que los centros de abastecimiento de la red Bicentenario dentro de un proceso de cambios revolucionarios hacia una sociedad socialista se han convertido en auténticos comercios del peor modelo de explotación del libre mercado que nos hayamos podido imaginar, porque más allá de que muchos productos los ofrecen allí para su venta a precios inclusive más altos que en los supermercados del gran capital, como sucede de forma permanente con el caso de la casi totalidad de las verduras y las hortalizas, quienes tienen a su cargo la responsabilidad de su gerencia y manejo, parece que se les olvida que el pueblo y nos referimos a la inmensa mayoría que apenas recibe en su núcleo familiar no más de dos salarios mínimos y a lo mejor exageramos cuando decimos que es la mayoría, lo que necesita en estos momentos son alimentos y medicinas a precios asequibles y no productos para limpiar vidrios, con los cuales llenan hasta cuatro y más estanterías, o neveras en 3,5 millones de bolívares, equipos para lavar ropa o secarla a precios muy superiores al millón setecientos mil bolívares, o cauchos Rin 16 a precios que superan los 250 mil bolívares o equipos digitales para pesar o copas de cristal o vajillas u ollas, etcétera, etcétera…

Apostamos fuertes a locha a que el Presidente Nicolás Maduro desconoce esta realidad que vemos con estupor en esos mercados del pueblo que tantos esfuerzos y recursos le han costado al Estado para derrotar a quienes no han descansado un instante en desestabilizar el país, generando con ello el caos que sirva de excusa para una intervención extranjera en nuestro país, por cuanto hay que considerar debidamente que su condición de Primer Mandatario por razones demasiado obvias, no tiene por qué estar en todas partes; para eso tiene allí al frente de esos asuntos a funcionarios de su mayor confianza, como lo son: el Ministro del Poder Popular para la Alimentación y al lado de él, a la directiva de la empresa de esos expendios, la Red de Abastos Bicentenario S.A, pero es que además sobres esos altos cargos, está -nada menos- que el Vicepresidente de Seguridad y Soberanía Alimentaria, el Comandante en situación de retiro, Wilmar Castro Soteldo, Ministro del Poder Popular para la Agricultura Productiva y Tierras, hombre clave en la Rebelión del 4F y quien debemos decirlo, desde nuestra óptica, es uno de los más eficientes funcionarios del actual Gobierno Bolivariano.

Es inaudito lo que realmente sucede en esa red de Abastos Bicentenarios, por lo que, les pedimos, con voz de angustia por una Venezuela agredida por las políticas aislacionistas de los EE. UU. que le impiden al país el acceso al crédito internacional, así como las amenazas de intervención implícitas en ese perverso e inaudito decreto Obama de considerarlo una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad de ese país, aupado y aplaudido todo ello por el grupo de venezolanos (quizás no todos) que están al frente de la más rastrera oposición que el país haya tenido a través de toda su historia Republicana, a quienes estén cercanos al Presidente Nicolás Maduro, que le sugieran a él la necesidad de que ordene, en el término de la distancia, colocar la lupa de la crítica más aguda posible, sin compasión de ningún tipo, en esos establecimientos comerciales, porque allí no creemos que se está haciendo esfuerzo alguno para ponerle fin a la guerra que nos ha declarado la oposición, sino más bien para agravarla...

Y ponemos como ejemplo para evidenciar esa realidad, un pequeño pero muy expresivo caso que pareciera increíble, el cual termina promoviendo la reventa, es decir, el negoción del bachaquerismo: un paquete envuelto en papel celofán de jabones de tocador, por cierto y bien curioso nos resultó, que su marca lleva nuestro apellido, Oliver, el cual contiene doce piezas, lo venden por el precio de Bs. 12.200,00 y no es posible que nos vendan solamente dos o tres unidades, hay que adquirir el paquete competo y como no son muchos los que pueden destinar de sus precarios presupuestos familiares esa suma para comprarlos, son los bachaqueros que en bandadas se los llevan para luego revenderlos por unidades al precio de Bs. 2.500,00, obteniendo así una ganancia de más del 180%, lo cual es muy fácil verificarlo, por ejemplo, en la redoma de Petare. Esto lo vivimos el pasado miércoles 9 de marzo en la sucursal instalada en Macaracuay, pero eso no sólo sucede allí, sino en cualquiera de las otras sucursales de esa cadena estatal…

Debemos señalar que las perversiones que allí se advierten sin hacer mayores esfuerzos, son de todo tipo y tamaño, al punto de que los propios empleados de los establecimientos, no nos atrevemos a decir que sean muchos, pero sí una apreciable cantidad de ellos, asientan no sólo con sus gestos sino con la palabra, su molestia también* cuando en tono de mucho disgusto les decimos, cómo es posible que, por ejemplo, la batata la estén vendiendo a Bs. 2.800 el kilogramo, cuando en la calle no supera el precio de los 1.200 bolívares o el tomate hace exactamente dos semanas en Bs. 2.600,00 el kilo y en los supermercados del gran capital estaba en Bs. 1.500,00 o que les prohíban a las cajeras aceptar tarjetas de débito a personas ancianas o jefas de hogar que presentan las respectivas autorizaciones, en muchos casos notariadas de sus conyugues o hijos o padres o abuelos o hermanos quienes, en su gran mayoría, sabemos, les resulta imposible ocuparse personalmente de la compra de alimentos y demás bienes para el uso del hogar porque todos los días de la semana trabajan o cuando, por ejemplo, algunos de ellos padecen de alguna enfermedad o incapacidad debidamente certificada y acreditada por médicos que les impide salir de sus casas o cuando no se les entrega a los usuarios del estacionamiento el ticket que deja constancia de haber cancelado el pago de Bs. 200,00 por su uso, como ocurre en el caso muy concreto del Bicentenario de Terrazas del Ávila o cuando vemos impotentes que el espacio donde funcionaba la panadería y pastelería que desapareció un buen día porque sería remodelado y ya van desde entonces casi tres años y allí sigue ese espacio sin uso alguno o cuando vemos el excesivo volumen de empleados que trabajan en esos establecimientos a los cuales, es necesario resaltarlo, acude muy pocas gente, y que están todo el santo día justificando su presencia bajando y acomodando una y otra vez los mismos productos en las estanterías, lo cual afirmamos que ocurre porque nos hemos quedado perplejos verificando esa perversa realidad durante estas dos primeras semanas de marzo, tanto en el Bicentenario de Terrazas, como en el de Macaracuay…!!!

Y va esta otra perversión de la que nos acabamos de enterar por boca de dos de nuestros hijos que acaban de llegar del Bicentenario de Plaza Venezuela: quisieron entrar a la panadería que allí funciona a comprar un producto distinto al pan, específicamente agua y no se les permitió, les dijeron que tenían que hacer la cola del pan. Insistieron en que no les interesaba comprar el pan y el vigilante no cambió la orden, ¡Tenían que hacer la cola…!!! ¿Cómo les parece...?

De manera que lo reiteramos una vez más, los mercados Bicentenarios deben ser revisados de forma integral, porque allí son muchos los asuntos que funcionan de forma inadecuada y no dudamos que por detrás de todo ese rosario de hechos que hemos relacionado, ande muy campante haciendo de las suyas la corrupción desatada… Ya hemos tenido funestas experiencias y muy recientes con esa Red de Abastos, de manera que no dejemos que otra vez vuelvan a tomar vuelo allí las conductas que atentan contra los dineros públicos, así como con la paciencia y la buena fe del pueblo…!!!

Finalmente, consideramos necesario recomendarle al alto gobierno repensar muy bien los mensajes al pueblo sobre los planes que se pongan en marcha para enfrentar esta guerra económica feroz que se le ha declarado al país y que tiene entre sus estrategias quitarle la comida al pueblo, acaparándola o llevándosela de contrabando fuera de nuestras fronteras u ofreciéndosela a precios impagables, de manera de no crearle expectativas que nunca se concretan, porque eso, obviamente, genera más que angustia, inmensa rabia…

Otro sí y muy importante sobre las panaderías:

Hemos recibido de dos fuentes muy distintas y muy serias, en nuestra opinión, ubicadas ambas en Caracas, la información de que algunas panaderías, sobre todo las pequeñas y medianas, procesan apenas una muy pequeña porción de la harina que reciben de sus proveedores y el resto la revenden al precio del bachaquero a empresas dedicadas a la producción de lo que llaman "pastelería", las que, nos afirmaron, abundan en el país, fundamentalmente en las grandes ciudades y se localizan, preferentemente, en aquellas áreas donde residen segmentos de la población de los estratos A, B y C+…

(*) Nos agregaron y esto, por supuesto debe ser corregido de inmediato, que nadie en la Gerencia los escucha, pero peor aún, tienen prohibido opinar con la amenaza de despedirlos si persisten en sus reclamos por asuntos que en su criterio deberían manejarse de otra manera. Son tenidos como unos auténticos cero a la izquierda, deben actuar como perfectos robots…!!!



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Iván Oliver Rugeles


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