Particularmente, soy de las personas que cree, que la desinformación, la manipulación y la opinión interesada, tienen a la inmensa mayoría de los venezolanos en un mundo de confusiones, que no les permite visualizar las causas que realmente están acabando con éste país y su gente.
El capitalismo que hoy vivimos, aupado por el propio gobierno y esa cosa que llaman oposición, están haciendo de las suyas, sobre todo con la industria minero-extractiva, en su condición de muy buenos celestinos.
Creo como muchos venezolanos, que el Presidente Maduro, va a “ganar” nuevamente las elecciones, para continuar al frente del estado y de esta manera seguirle garantizando a los grandes conglomerados del capital, los negocios leoninos que vienen haciendo a través de las llamadas empresas mixtas, donde también se entrega la soberanía del país y para ello, esos mismos conglomerados le darán y garantizaran todo su apoyo.
Históricamente, aunque para algunos el fanatismo se los impida ver, nunca se había entregado los recursos naturales de nuestro país de la manera como lo han venido forjando y lo peor, a nombre de BOLIVAR, basta con ver lo que están haciendo con el Arco Minero, para entender que el presente gobierno junto a la oposición se encuentra de rodillas frente al capital trasnacional.
Sabemos que el paradigma de la globalización, que todo lo vuelve mercancía, para reproducir su capital y que han convertido nuestros países en Estados Corporativos (empresas) y donde la competitividad, el libre mercado, el crecimiento sin desarrollo y el maltrato al medio ambiente natural, representan su principal objetivo, producto de su doctrina neoliberal y donde la llamada clase política venezolana, sea de oposición o gobierno se encuadra dentro de la misma, traicionando de esta manera el ideario bolivariano y la confianza de quienes creen y siguen creyendo que este gobierno, al igual que los anteriores, ejercen el poder al servicio de un pueblo que hoy más que nunca se le pisotea su dignidad y su condición humana.
RESIGNACIÓN
En medio de esta crisis, provocada por el imperio del capital e impulsada por la MUD y el mal llamado gobierno bolivariano, hay quienes de manera desesperada han optado por la resignación, resignación que se manifiesta “consciente o inconscientemente” al tomar la decisión de irse del país en busca de mejores condiciones de vida y donde se pierde la pertenencia de patria o en asumir el discurso de la derrota al sentirnos culpables de la situación que estamos viviendo, cuando los responsables son otros.
Resignación cuando de manera pasiva hacemos la cola para comprar un medicamento –si es que se consigue y se pueda adquirir- o cuando tenemos que sacar esa vaina que llaman el carnet de la patria o del partido, para poder conseguir la caja del hambre, llamada CLAP. Resignación cuando tenemos que ir a la reunión o mitin para evitar que nos boten del trabajo o aceptamos ir a votar creyendo que las elecciones van arreglar el desastre que los propios partidos y “dirigentes” políticos han ocasionado. Resignación cuando hay que callar a sabiendas que el jefe es un ladrón que se enriquece a costa del erario público. Resignación ante la muerte por hambre, falta de medicamentos para los pacientes terminales. Resignación cuando observamos a un sector de los llamados cuerpos de seguridad y militares de alto rango contrabandeando y traficando con coca, utilizando su influencia para delinquir. Resignación cuando creemos que el proceso inflacionario es producto natural de la economía que tenemos y no de unos cuantos vivos que junto A LOS GRANDES CONGLOMERADOS y el propio gobierno la provocan. Resignación cuando el capital financiero trasnacional y del propio Estado nos controla el dinero a través de la banca y paremos de contar.
Esa resignación es como un gas del bueno, un producto que actúa como cualquier droga que adormece a la gente, paraliza la conciencia, la aliena y no nos permite entender y comprender que las noticias que recibimos es mercancía, que detrás de ella hay intereses y por lo tanto no sabemos distinguir entre información y noticia y de esta manera no nos permite ver ni comprender la realidad en la que nos encontramos, lo que nos convierte en un pasivo y triste rebaño.
Venezuela es el país más rico de América Latina y podría ser uno de los más ricos del mundo. Sin embargo, es una nación de extremos y contrastes muy marcados. La clase política y económica llámese de izquierda o derecha disfrutan de lo que bien podía ser el nivel más alto de vida del mundo, mientras que la mayoría de los venezolanos viven en la pobreza y en la miseria. Una pobreza y una miseria que va de la mano con la malnutrición y las enfermedades que trae consigo la muerte y la destrucción de la salud. Las enfermedades no solo destrozan los órganos vitales, sino que dan como resultado anular la inteligencia y la iniciativa reduciendo de esta manera el poder de concentración. Los efectos secundarios de tales condiciones afectan al conjunto de toda la comunidad y el rendimiento de los trabajadores.
Entiendo que los resignados perdieron sus esperanzas en un país que les vio nacer, producto de un modelo de sociedad que lisio en ellos la posibilidad de pensar y de un jubiloso amanecer, que la misma oscuridad de la noche en la cual se marcharon, no les permitió ver que existen derechos inalienables como la vida, la libertad y la búsqueda de felicidad y que para alcanzarla hay que luchar, pelear, batallar, para convertir esa lucha como la corriente de nuestro río Orinoco en tiempos de tempestades, imparable y que de mantenerse podrá ahogar y ahogara el poder maligno del modelo establecido.
LA REVUELTA
Pero del otro lado, hay quienes creemos en la revuelta, que la misma no tardara y que la propia historia en su propia dialéctica presenta como lucha de contrarios, del poder y el anti poder. Esa lucha de contrarios, del poder y anti poder dejaran salir los huracanes de la rebelión sembrados y dejados en el ideario de nuestro Simón Rodríguez y nuestro propio Bolívar, ideario que nos pueden conducir y tiene que conducirnos, no a cambiar un gobierno por otro gobierno, un partido por otro partido o unos ladrones por otros ladrones, tratara de cambiar el modelo de dominación eurocentrista que tanto el llamado socialismo (capitalismo de estado) como el capitalismo (capitalismo privado) ha conducido a la República a vivir semejante crisis, donde a la población se le ha llevado a vivir en la pobreza a pesar de la riqueza existente en todo el espacio geográfico venezolano.
La nación venezolana es demasiado rica. Su riqueza se centra en la agricultura, sus aguas, sus bosques, sus llanuras, sus montañas, la minería; pero esa riqueza le pertenece a todos los venezolanos y en la actualidad se halla en manos del gran capital trasnacional, convertido hoy en grandes conglomerados, mientras un cuadro indescriptible de hambre y miseria se riega y se siembra en toda la República.
De allí que la revuelta que viene, no será un gesto de bravuconería, no es un insulto o un grito frente a los que gobiernan. Va a ser un hecho inteligente, es un posicionamiento que nace de la mente y el corazón y donde el modelo que surja de sociedad será para que la economía esté al servicio de los seres humanos y no los seres humanos al servicio de los intereses económicos.
Algunos me acusaran de utópico, pero la utopía es la que ha movido el pensamiento de los seres humanos, esa utopía fue la que indujo a nuestro BOLIVAR a tomar las armas en busca de la emancipación de éste nuestro continente, esa utopía es la que le estorba a los que dominan y saquean la República, esa utopía es una rebeldía frente a la injusticia y esa utopía comienza es en el cerebro.
HACIA UNA CONSTITUYENTE ORIGINARIA Y NO DERIVADA DEL PODER CONSTITUIDO.