Pareciera sin paralelo el incrementos de precios, acaso la situación está fuera de control y los especuladores siguen haciendo lo que les da la gana, en lo particular creemos que todo está en etapa de espacio y tiempo y seguimos como espectadores ante la nueva arremetida. El Alfa y el Omega como exponía el Comandante Eterno vuelven a rugir dentro de las esperanzas por venir, el caso prioritario cada vez es más impreciso y se convierte en las medidas que habían que tomar y que no sabemos que ha incidido en la no toma de decisiones que coadyuven a advertir que la situación está fuera de control y a su vez la autoridad se torna difusa por decirlo de alguna manera.
Hemos sostenido desde hace aproximadamente tres años que ante la guerra económica no se ha actuado en esas circunstancias, es decir guerra desde un solo ángulo visible, porque todos sabemos de donde se origina tal escalada y a los efectos pertinentes no ha habido medida alguna que impida el socavamiento de la normalidad económica, solo medidas coercitivas que ni siquiera asustan a los transgresores de las disposiciones que la Ley del Sundee permiten, actuaciones que dan la sensación que no apuntan a la solución de la problemática planteada y observada desde las tribunas, si no fuera de esta manera habría al menos una disposición a acatar por ejemplo lo de los precios acordados, ante cada una de las medidas individuales tomadas "en consenso", desaparecen los productos, caso de la carne, café y la carne, los más emblemáticos y de mayor demanda conocida.
La propuesta dirigida a congelar precios a fecha anterior, igual pareciera que produce un temor irreconocible para la autoridad económica, nos preguntamos entonces que más puede pasar ante todo lo conocido, para entender que el desorden en la movilidad económica no puede ser detenido. Entendemos ciertamente que no ha sido nada fácil y que el ejercicio de la autoridad no se ha visto de manera conclusiva.
Acaso el precio de una café en barra en bolívares 45 mil el grande, no es demostrativo para que se haga una actuación más drástica y decisiva, ahh... pero aquí no hay regulación que valga, preguntamos o es que el Estado no está obligado a defender al consumidor de tanto ataque al bolsillo.
En economía, lo repetimos que las medidas tardías hacen más daño que cualquier cosa que la imaginación o decisión inteligente nos permita avanzar en otro rumbo, dejamos estas reflexiones a juicio de las autoridades y del consumidor final de los bienes en incrementos injustificados que si al haber vamos está sufriendo como se deteriora el salario.
Las elecciones presidenciales están cerca y las mismas sin ser aguafiestas es una oportunidad clara y precisa para la necesidad inminente de la toma de decisiones que favorezcan al pueblo.