El "Caiga Quien Caiga" y su real significado

Nicolás Maduro y la cúpula del PSUV-gobierno han vuelto a poner de moda la consigna del "caiga quien caiga", para referirse a una supuesta campaña anticorrupción que estaría ejecutando el gobierno en todo el país. Al respecto queremos puntualizar sobre lo que está implícito en ese slogan que el gobierno ha puesto de moda.

1) Primero que todo, la consigna "caiga quien caiga" es un reconocimiento implícito de que en el oscuro mundo de la corrupción dentro de la administración pública, están involucrados altos jerarcas del gobierno (tanto civiles del PSUV como militares). Sólo de esa forma se puede entender el caiga quien caiga. Porque tácitamente están diciendo que van a enjuiciar a los grandes capos de las múltiples mafias que actúan dentro del gobierno. Así lo entienden las escasas bases que le quedan al PSUV y por eso salen a manifestar su apoyo a esa "campaña anticorrupción".

2) En segundo término, también está implícito en dicha consiga que ese antro de corrupción que existe en la administración pública ha sido tolerado de manera cómplice, hasta el presente, por el alto gobierno. El pueblo también lo entiende de esa forma, al decir que "por fin" van a combatir a tanto corrupto en altos cargos gubernamentales. Cuando Maduro dice "caiga quien caiga" está reconociendo que hasta el presente ha sido cómplice de numerosos delitos de corrupción dentro del aparato del Estado, y que luego de casi 10 años como presidente se ha decidido, por fin, a combatir el cáncer que carcome al país.

3) En resumen, la consigna del "caiga quien caiga" sería valedera si la asumiera un gobierno que recién asume el poder y se dispone a combatir la corrupción que encuentra en el Estado. Pero si lo hace un presidente que dirige la nación desde el 2012, no puede tomarse con seriedad. Por el contrario, esa consigna ha sido lanzada como un pote de humo para encubrir a los grandes y verdaderos corruptos, y facilitar la continuidad de los crímenes que vienen cometiendo contra el erario público y afectando a toda la ciudadanía.

Si hubiera voluntad de combatir los crímenes ejecutados desde el estado, la fiscalía y los tribunales deberían enjuiciar de inmediato a los responsables de las decenas de presos políticos existentes; a los responsables de la desaparición de revolucionarios como Carlos Lanz Rodríguez y Alcedo Mora; a los responsables de numerosas masacres como las ocurridas en La Victoria, Estado Apure (2021) y en El Junquito (2018); a los responsables de las torturas y asesinato contra el capitán Acosta Arévalo; del asesinato del concejal Albán en el SEBIN; a los responsables de la muerte en prisión de Nelson Martínez y Raúl Baduel; a los responsables del asesinato del dirigente del PCV en Apure José Urbina; a los responsables del asesinato de los dos comunicadores comunitarios en Cabimas en 2019; a los responsables de los miles de ajusticiados por "resistencia a la autoridad" durante la última década; a los responsables de emitir el memorándum 2792, que confiscó los derechos de los trabajadores consagrados en la Constitución de 1999 y la LOTTT de 2012; a los responsables de mantener por casi una década el salario más miserable de todo el continente, inferior incluso al de países muy pobres como Haití e inferior al de países con 60 años de bloqueo como Cuba; a los responsables de haber confiscado la democracia en todos los sindicatos del país, en las universidades y en todos los espacios del movimiento popular organizado; a los responsables de permitir por más de una década el contrabando y tráfico interno de gasolina, que han golpeado fuertemente a la ciudadanía y a todas las pequeñas y medianas empresas por la escasez de combustible y las limitaciones del transporte; a los responsables de que seis millones de venezolanos, en su mayoría jóvenes, hayan tenido que irse de Venezuela porque aquí no existe futuro para nadie, salvo para esa cúpula político-militar, responsable principal y directa del saqueo del erario público y de la entrega de nuestros recursos naturales a las multinacionales extranjeras (tanto gringas como chinas y rusas), que una vez más pretende embaucarnos con el cuento del gallo pelón.



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Roberto López Sánchez

Roberto López Sánchez (Caracas, 1958). Profesor Titular de la Universidad del Zulia (LUZ) con ingreso en 1994. Licenciado en Educación (LUZ, 1994). Magister en Historia (LUZ, 2005) y Doctor en Ciencias Políticas (LUZ, 2013). Actualmente dicta 6 materias en la Licenciatura de Antropología en LUZ: Historia de América; Historia de Venezuela; Intercambios Económicos; Poder y Movimientos Sociales; Culturas Afroamericanas; y Modo de Vida e Identidad Nacional. Ha dictado seminarios a nivel doctoral y nivel maestría en universidades venezolanas; y seminarios de Historia de Venezuela en universidades de Chile y España. Actualmente coordina la Unidad Académica de Antropología. Ha dirigido proyectos de investigación a través del CONDES-LUZ, y CLACSO. Línea de investigación: estudio de los movimientos sociales. Ha publicado más de 50 trabajos científicos. @cruzcarrillo09

 @cruzcarrillo09

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