Se preguntaran ustedes que tiene que ver la gimnasia con la magnesia cuando le doy este nombre a mi teoría.
En las próximas líneas tratare de darle forma a algunas ideas que me permitan explicar mi postulado. Antes de entrar en materia es conveniente recordar de manera muy básica y superficial algunos conceptos. Los que tienen que ver con lo que es la democracia.
En un sentido amplio, la democracia es una forma de organización de grupos de personas, cuya característica preponderante es que el poder reside en la totalidad de sus miembros, haciendo que el ejercicio de la toma de decisiones responda, al menos teóricamente, a la voluntad general. Es una forma de convivencia social en la que todos los habitantes son libres e iguales ante la Ley y las relaciones sociales se establecen de acuerdo a mecanismos contractuales.
Ahora bien, si examinamos el mismo concepto pero en un sentido estricto, tenemos que la democracia es aquel sistema político, de organización del Estado, en el cual las decisiones colectivas son adoptadas por el pueblo mediante mecanismos de participación directa o indirecta que le confieren legitimidad a los representantes.
Tomemos también en cuenta la clasificación de las formas de gobierno realizada por Aristóteles , el cual dividió las formas de gobierno en tres tipos básicos: monarquía (gobierno de uno), aristocracia (gobierno de pocos), democracia (gobierno de muchos o todos).
La democracia a su vez puede también clasificarse. Hay democracia directa cuando la decisión es adoptada directamente por los miembros del pueblo. Hay democracia indirecta o representativa cuando la decisión es adoptada por personas reconocidas por el pueblo como sus representantes. Por último, hay democracia participativa y protagónica cuando se aplica un modelo político que facilita a los ciudadanos su capacidad de asociarse y organizarse de tal modo que puedan ejercer una influencia directa en las decisiones públicas o cuando se facilita a la ciudadanía amplios mecanismos refrendarios.
La revolución Bolivariana, como todas las revoluciones, no ha estado exenta de los errores, errores estos que necesariamente se dan por el constante ensayo de estrategias. Pues para nadie es un secreto que nuestra revolución es un modelo sui generis, por ende no escrita en ningún manual, dicho de otra manera, la Revolución Bolivariana esta en constante construcción y remodelación.
Hablando de esos errores que vienen de los ensayos, uno que en mi concepto ha sido capitalizado por el enemigo es el de no diseñar los mecanismos que permitan a buena parte del pueblo venezolano comprender estamos ante un escenario distinto, ante una democracia que ahora es Participativa Y Protagónica.
Cuando titulo este escrito como La Teoría del Condominio, no pretendo otra cosa que ilustrar el modo de percibir y asumir la realidad que tienen gran cantidad de compatriotas, indistintamente de que comulguen o no con nuestro proyecto.
Quienes hemos vivido en un apartamento, o en cualquier tipo de vivienda sujeta a un régimen de condominio, hemos asistido con seguridad a una reunión de condominio, a una asamblea de propietarios o de copropietarios. Cuando se trata de viviendas nuevas, asiste gran parte de los habitantes del lugar, todos preñados de buenas ideas y con la mejor de las voluntades para asumir las mejoras pertinentes. Todos participan con mucho animo, hasta el momento en que toca elegir a la junta de condominio, momento en el cual la audiencia enmudece. Se escuchan postulaciones, dice el director de debates, pero nadie da el paso al frente, uno aventurado grita, pongan a la española del 14, que esa se la pasa en su casa y no trabaja, otro propone al viejito del 18 que es jubilado para que no se aburra de no hacer nada. En otras palabras, la mayoría elude cualquier tipo de responsabilidad, que entre otras cosas comprometerá su tiempo libre. Una vez elegida la junta de condominio, como por arte de magia la gente pierde el interés en asistir a las reuniones, jamás se logra el quórum para tomar las decisiones, lo que trae como consecuencia el deterioro paulatino pero consecuente del edificio, conjunto, o urbanización. Por otra parte, siempre se escuchara en el ascensor o en algún pasillo los comentarios que nunca faltan: Es que esta junta de condominio no sirve para nada, son unos ineptos e incapaces…Mira esto como esta…No se para que los elegimos…Por que no renuncian…
La explicación a este fenómeno, explicación esta que pudiese ser aplicada a un ámbito mayor como puede ser una ciudad, o un país, no es muy difícil y para nada complicada. Sucede que el habitante de ese edificio, de ese conjunto residencial, de esa urbanización, no ha entendido que la responsabilidad en la solución de los problemas, no puede reposar en los hombros de dos o tres representantes, que las soluciones ameritan la participación de todos y cada uno de los habitantes del lugar. Se empeña la gente en creer y pensar que su única responsabilidad reside en pagar el recibo de condominio, y eso si no se es un moroso empedernido. Hasta ahora nada he dicho de la razón que impulsa a muchos a actuar así. Soy del criterio de que esta manera de actuar ante la sociedad que tiene gran parte de los venezolanos, es una de las malas herencias que nos dejo la democracia representativa, se acostumbro al pueblo a asistir cada cinco años a practicar el ejercicio de la democracia mediante su voto, única expresión de democracia conocida hasta 1998, delegando en un tercero una responsabilidad que le era propia, para que este representante legitimado por el voto, dispusiera los medios de solución pertinentes, mientras el regresaba a su casa a esperar cinco años a que los problemas se resolvieran por si mismos, transcurridos los cinco años, y agobiados por la desilusión, volvía a practicar el ejercicio del voto, con la ilusión de ver sus problemas solucionados, cinco años mas, mas desilusión y a comenzar otro ciclo de espera.
De esa manera sigue actuando gran parte de nuestro pueblo, esperando en un estado de inacción y sobre todo creyendo, que es lo que a mi entender es mas grave, que las distintas problemáticas que sufren, se van a solucionar solas, o que el efecto de ir a votar por su candidato de preferencia (Los que no se quedan en su casa enchichorrados) dotara a este de dones mágicos para reparar cuarenta años de entuertos.
En ese escenario de la Teoría del Condominio estamos, seguimos creyendo que las cosas pasan por si solas, seguimos sin comprender que toda actividad para llegar a feliz termino precisa de un seguimiento exhaustivo, seguimos sin entender que nuestra participación es lo que hará valioso el resultado final, sin importar cuan importante sea nuestro rol en la sociedad.
Después vienen los lamentos cuando de condominio hablamos, pues aparte de tener el edificio arruinado, gritaremos en coro "Se nos fueron con la cabuya en la pata". Lo que no haremos jamás es preguntarnos ¿Por que no fiscalizamos con nuestra participación a nuestros delegados?…Seguro convendrán conmigo en que este ejemplo se puede aplicar por analogía a una alcaldía, a una gobernación, etc.
¿Será que la expresión contraloría social nos dice algo?
Por si acaso dejo a la consideración y análisis el artículo 132 de nuestra Constitución
"Toda persona tiene el deber de cumplir sus responsabilidades sociales y participar solidariamente en la vida política, civil y comunitaria del país, promoviendo y defendiendo los derechos humanos como fundamento de la convivencia democrática y de la paz social."