Chávez, ¿nacionalizar la banca?

Con este título general, publicamos una serie de seis artículos, en seis semanas sucesivas hasta la anterior, en el nuevo diario "Ciudadccs", con la finalidad de hacer una radiografía de la banca nacional, y muy especialmente de nuestros bancos públicos. A continuación, citó el texto completo de los seis artículos, en el mismo orden en el cual fueron publicados cada semana. Ruego a los lectores de Aporrea, leerlos completos y en orden para que se formen una idea cabal de nuestro diagnóstico y la consiguiente propuesta

¿Nacionalizar la banca?

Primero acotemos que el término preciso sería estatizar la banca, ya que hay banca de capital nacional, pero en manos privadas.

Yendo al fondo del asunto, siempre he compartido el postulado programático sobre el control estatal de la banca. Ahora bien, al ubicarnos en la realidad presente, y vista la historia pasada de la gestión de los bancos en manos del Estado, hay que reconocer, la autocrítica es revolucionaria, que la misma deja muchísimo que desear. Baste como muestra, el botón del Banco Industrial de Venezuela, muy mal llevado durante toda la Cuarta República y con igual sino en lo que llevamos de proceso de cambios, el cual no ha alcanzado a ese ente.

La razón de existir de los bancos es la intermediación financiera; lo que significa captar recursos de los depositantes, para prestarlos. El banco toma excedentes de unos para canalizarlos hacia otros que los destinan a la actividad productiva o a la satisfacción de necesidades, todo lo cual dinamiza y acrecienta la economía nacional.

Es el caso que, sin contar al Banco de Venezuela, cuya cartera todavía es producto de la gestión privada, nuestra banca pública apenas roza el 30% de intermediación y dedica más del 70% de sus recursos a la inversión en títulos-valor, sea en el BCV o en la banca privada. Igualmente, sin contar al Banco de Venezuela, más de dos tercios de los depósitos del sector público están en bancos privados.

De lo que se trata, entonces, no es de estatizar los bancos, sino de estatizar los depósitos y los créditos concedidos con base en esos depósitos, fusionando todos los bancos públicos, con lo que sea aprovechable de los activos y cartera existentes. Un único banco público tendría por ley todas las funciones de apoyo y los depósitos del Estado y también captaría depósitos del público que dedicaría a créditos productivos. El estatal y único Banco do Brasil, intermedia el 80% de los US$ 250.000 millones que ha recibido del público.

La fusión es necesaria porque un banco público debe tener presencia efectiva en todo el país, para lo cual requiere un mínimo de 800 oficinas. Por lo demás, no se justifica que compitan entre sí bancos de un mismo dueño, ni que haya bancos para una única función, ni bancos pequeños cuyos costos operativos son proporcionalmente mayores por las necesarias áreas de apoyo, las que no pueden ser obviadas por razones legales y operativas.

¿Nacionalizar la banca? (II)

Retomamos el tema del jueves 10-09-09, cuando la tiranía del Director y los 2400 caracteres nos limitaron el exponer algunos detalles. Decíamos que de lo que se trata es de estatizar los depósitos del público y los créditos concedidos con el mayor porcentaje posible de dichos depósitos.

Esa estatización no sería compulsiva, salvo para los depósitos de los órganos y entes del Estado, cuyas dos terceras partes están hoy en manos privadas. Los depósitos de los particulares serían captados en sana competencia por un único banco público, como proponemos, si ese banco tiene el mayor número de agencias ubicadas en todo el territorio nacional, cuenta con tecnología de punta y que funcione sin fallas, ofrece todos los servicios bancarios bajo una plataforma uniforme y presta una atención esmerada al público en general.

Tales cualidades no son mucho pedir, sino apenas lo mínimo para una entidad bancaria pública. Aunado a ello, ese banco único debe conceder créditos en cuantía suficiente a tasas menores a la competencia privada, ya que la eficiencia garantizada por su economía de escala y el hecho de que su fin no sería maximizar la ganancia del accionista, sino apoyar las política públicas del Estado, le permitirían tener menores costos que los múltiples e ineficientes bancos públicos hoy existentes y tener una gestión con saldo positivo, sin utilidades excesivas, pero tampoco con pérdidas crónicas, o que sus “utilidades” provengan de intereses cancelados por otros entes del Estado, es decir, que no hay utilidad neta real, como es el caso de bancos públicos actuales.

Bajo tales condiciones, el banco público único lograría la estatización de la mayoría de los depósitos de los particulares, simplemente porque esos depósitos migrarían al nuevo banco por voluntad de los mismos depositantes.

Además, dado el tamaño del banco propuesto, que de entrada tendría Bs.F.10 millardos más que el mayor banco privado de hoy, las tasas activas y pasivas más favorables que fije se convertirían en las tasas marcadoras del mercado, se impondrían a la competencia. Queda entendido que el porcentaje mínimo deseable de intermediación sería de un 65%, el cual es alcanzado y rebasado por los bancos privados medianos y grandes mejor gestionados. Entonces, habría Bs.F. 20 millardos más en créditos productivos, hasta para las propias empresas del Estado. Continuará

¿Nacionalizar la banca? (III)

Continuamos la serie sobre este tema, y nunca de manera más oportuna cuando, una vez más, nuestro Presidente ha resaltado cual es la razón de ser de los bancos, la necesidad que les dio origen: la intermediación crediticia. Al respecto, Chávez ha exhortado a la banca privada a que aumente el porcentaje de intermediación, y conceda más créditos a la actividad productiva, e incluso apuntó los sectores prioritarios.

Compartimos plenamente ese exhorto, alineado con nuestras reflexiones pasadas sobre la materia. El porcentaje de intermediación financiera puede y debe aumentar, para potenciar el necesario aumento de nuestras capacidades productivas internas. Sin embargo, con rigor profesional y apego a la verdad objetiva, debo agregar que tal señalamiento y, más aún, exigencia, la debe hacer el Primer Mandatario a los bancos propiedad del Estado y sobre los cuales, a través de sus ministros, tiene plena capacidad de decisión en su gestión.

Decíamos en que la intermediación promedio global de los bancos en manos privadas es de un 60%, en su conjunto, lo que muestra que hay bancos que pueden aumentar su actividad crediticia. Otros bancos privados, incluso uno grande, rebasan el 80% en su intermediación, lo que evidencia que llegaron al límite aconsejable, ya que deben mantener el encaje legal en el BCV y reservas operativas para atender sus necesidades de caja.

Panorama muy distinto es el de la banca pública, excluido el recién adquirido Banco de Venezuela, que tampoco tenía un porcentaje de intermediación bueno como banco privado. El resto de los bancos públicos apenas intermedia el 30% de sus depósitos, es decir, la mitad en términos relativos, con respecto a los bancos privados; con la salvedad de que el Banco Industrial apenas llega al 15%. Los bancos microfinancieros públicos, por ley, no captan recursos del público.

Los bancos crean más dinero que el Banco Central, por la llamada expansión secundaria. Más créditos bancarios aumentarán la liquidez monetaria (M2), pero con crecimiento de la economía. En términos reales, descontada la inflación, la (M2) actual es similar a la del año 1986, pero con una economía 80% mayor, lo que revela que ha habido una contracción real en el dinero disponible para la inversión productiva. Esperamos ver más y mejores créditos de los bancos públicos, que superen el porcentaje de los privados. Continuará.

¿Nacionalizar la banca? (IV)

Continuando con el tema, hablaremos sobre la Corporación de la Banca Pública Venezolana (CBPV), decretada por nuestro Presidente el 18-09-09, órgano que tendrá por objeto lograr el acoplamiento, racionalización, optimización, eficacia, eficiencia y sostenibilidad del Sistema Financiero Público Nacional (SFP); cualidades todas de las cuales carece.

Sostenemos que esos atributos, altamente deseables en el SFP, sólo pueden ser logrados en grado suficiente eliminado el excesivo número de los bancos del Estado y fusionándolos en un solo banco que sí alcance las cualidades arriba citadas.

La ineficacia e ineficiencia surgen de la dispersión y la insostenibilidad deviene de la competencia innecesaria, la gerencia fallida y el marco regulatorio, en el caso de los bancos microfinancieros. Si hay un banco público único, no se requiere tal coordinación ni acoplamiento.

Voy más allá: La CBPV fue creada como una Oficina Nacional, órgano sin personalidad jurídica distinta de la República, supuesta a coordinar a sociedades anónimas que están adscritas a diversos ministerios, todos ellos de mayor jerarquía que el nuevo órgano, cuyo Presidente apenas será Ministro de Estado.

Sin embargo, está la LEY MARCO QUE REGULA EL SISTEMA FINANCIERO PÚBLICO DEL ESTADO VENEZOLANO, promulgada en octubre de 1999 para “lograr la coordinación adecuada de los distintos organismos que conforman el sector”; “reestructurar el conjunto de instituciones financieras públicas, a fin de adaptarlo a la estrategia de desarrollo económico planteada por el Ejecutivo Nacional dentro de un sistema único, orgánico, coherente y eficiente”, y “establecer un mejor sistema de control de gestión y coordinación de los entes”.

Esa ley vigente, crea el Consejo Técnico Financiero para el Desarrollo y la Coordinación Financiera Pública del Ministerio de Finanzas; el primero conformado por representantes de los ministerios del área económica, presididos por el ministerio a cargo de la planificación y la segunda como dependencia del ministerio a cargo de la finanzas. El Consejo Técnico fija políticas y lineamientos al SFP mientras que la Coordinación vela por la ejecución coordinada, informa al Consejo y ejerce sanciones, cuando es el caso. El marco legal y operativo existe desde hace diez años; si no ha servido, la CBPV no resuelve el asunto de fondo y agrega otro escalón burocrático. Sigue

¿Nacionalizar la banca? (V)

En relación con el porcentaje de intermediación de los bancos venezolanos y particularmente en lo relativo a los bancos privados, reapareció el Gran Gurú de la economía, máximo representante de la “sesuda” academia oposicionista, atacando, como siempre, al ciudadano Presidente de la República, esta vez con ocasión del planteamiento válido de Hugo Chávez en el sentido de que la banca nacional debe dedicarse más a su función de concesión de créditos a la actividad productiva, exigencia que compartimos y que sostenemos debe ser más acentuada con nuestros bancos del Estado.

Ha dicho el Sumo Sacerdote económico de la oposición que difícilmente podrán los bancos privados cumplir con la exigencia de dar más crédito para la actividad productiva porque sus activos están dedicados casi exclusivamente a “prestarle” al Gobierno (el “rrrégimen”, le habría gustado decir), salvo que el BCV, de “alto pana”, le libere a los bancos el encaje legal que estos mantienen en el Instituto Emisor.

Esa falsa afirmación revela tres cosas: la primera, que el personaje de marras responde a los intereses financieros de los bancos privados, donde fungen de altos jerarcas muchos de sus antiguos homólogos en el BCV; la segunda, la mala intención política de atacar sin fundamento al Gobierno y especialmente al Presidente de la República.

La tercera revelación es la manipulación de las cifras del Sistema Bancario, las cuales demuestran la falsedad de su afirmación. Para el mes de julio de 2009, los bancos privados, incluido el Banco de Venezuela; apenas dedicaban el 12,5% de sus activos, descontado el Encaje Legal mantenido en el BCV, a inversiones en títulos para la venta o para mantener hasta su vencimiento, donde queda incluido cualquier título emitido por el Sector Público, distinto del BCV.

Los títulos del BCV no pueden incluirse porque no constituyen un “préstamo” al Gobierno, sino que reflejan la falta de proactividad de los bancos, todos, en buscar oportunidades para la intermediación, y el dinero ingresado al BCV queda esterilizado y no puede ser utilizado por éste y mucho menos por el Gobierno.

De hecho, los bancos en su conjunto mantenían a julio de 2009 el 16,5% de sus activos totales en colocaciones en el BCV y en otros bancos, lo cual revela que al menos ese porcentaje es susceptible de ser aplicado a créditos, sin tener que liberar encaje. Seguirá.

¿Nacionalizar la banca? (y VI)

Resumiendo esta serie sobre el tema, dijimos que lo importante no es el control del Estado sobre los bancos; sino el control de gestión sobre los depósitos del público en la banca y de los créditos que se concedan dando uso a esos fondos.

Sostuvimos razonadamente que tal objetivo se logra de manera más eficaz y eficiente por medio de un único banco público realmente idóneo, con presencia amplia en todo el país, bien gerenciado y con tecnología de punta, que brinde todos los servicios al Estado y a los particulares con las mejores tasas de interés activas y pasivas.

Apoyamos el planteamiento de que los bancos deben dedicarse más a su razón de ser, la intermediación financiera, y agregamos que tal exigencia debe ser doblemente planteada a los bancos del Estado, cuya intermediación es la mitad, proporcionalmente, que la de los bancos privados.

Mostramos la ineficacia, ineficiencia y escasa racionalidad de que un mismo dueño, el pueblo, a través del Estado, mantenga la propiedad y operación precaria de múltiples bancos que compiten entre sí y que no pueden alcanzar la cobertura y eficiencia que señalamos para un único banco del Estado.

Esta circunstancia se acentúa en los bancos microfinancieros por limitaciones legales y presupuestarias que los hacen estructuralmente deficitarios; cuando es el caso que el banco único público podría dedicar mucho mayores recursos a la microfinanzas, provenientes de captaciones del público, lo cual es necesario, como argüimos en otro artículo previo a esta serie.

Citamos cifras que demuestran que los bancos del Estado, mucho más que los privados, dedican sus fondos a inversiones, de las cuales devengan sus ingresos, que provienen mayoritariamente del propio Estado, y calculamos que sí hay margen en los activos bancarios para mayor concesión de créditos, contra la opinión interesada de algunos.

Ejemplificamos como un único banco público con las cualidades arriba citadas atraería a la mayoría de los fondos del público de una manera voluntaria y de mutuas ventajas, y clamamos por que el Estado colocara sus fondos sólo en ese único banco, ya que en la actualidad dos tercios de los fondos públicos están en bancos privados. Así, el Estado podría dedicar toda esa masa de depósitos a créditos productivos, en apoyo a las políticas públicas contempladas en la planificación.

Sólo queda que lo dicho no caiga en terreno estéril, ni sea pasto de los intereses contrarios a las bondades del planteamiento. Amén.



josegpinat@gmail.com


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José Gregorio Piña


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