Muy pocos recuerdan el majestuoso acto celebrado el día 22 de junio de 2007, en la ciudad de Caracas, con el que se dio nacimiento a la hoy olvidada Comisión Central de Planificación (-en lo adelante CCP-). El parto fue justificado bajo el convencimiento que en una revolución socialista es impostergable la necesidad de contar con una instancia de Planificación que facilite la reconstrucción de una nueva economía basada en distintas relaciones de producción, distribución y consumo. La planificación se pensó como una herramienta indispensable para la creación de las condiciones materiales (objetivas) necesarias (-medios de producción: fabricas, empresas, etc.-) para el Socialismo.
Demasiado pronto, como por arte de magia, nadie volvió escuchar hablar del CCP. Había desaparecido del discurso revolucionario para siempre. Para nuestra mayor sorpresa, cuando preguntamos por él, muy pocos compañeros nos creyeron que el CCP haya existido en el país. Al menos, no mas allá del discurso y el papel.
Hoy, como consecuencia de algunos inconvenientes que se presentan en el Estado, como lo es el problema eléctrico el cual se ve agravado por causa del fenómeno natural “El Niño”, vemos la necesidad de desempolvar dicha propuesta para ser presentada nuevamente al país.
¿Qué fue lo que realmente sucedió con el CCP? ¿Por qué no funcionó? Faltaron ideas claras, su dirección estaba muy ocupada y atrapada en la tela de araña del Estado burgués; no se creo una metodología de trabajo; la organización no funcionó; no hubo autoridad; no hubo interés, etc.
Creemos que fue un error haber confiado esta tarea a nuestros ministros. Un conjunto de organismos y proyectos fueron asumidos directamente por ellos, sin antes haber creado las instancias de control y seguimiento necesario. A nuestros “todopoderosos” ministros no les agrada la idea que una instancia superior a ellos pueda supervisarlos y controlarlos. Por lo que el CCP quedo anulado desde el mismo momento de nacer.
En realidad el CCP nunca nació. El ambiente fue y sigue siendo contrario a su concepción. Muchos intereses son contrarios a que el CCP funcione. Hoy los ministros son como dioses que se ocupan de todo. "Quien mucho abarca poco aprieta" expresa un proverbio venezolano.
En la práctica, es el Consejo de Ministro quien se encarga de la tarea de planificación. ¿Quien recuerda cuando fue la última reunión del CCP? ¿Quien conoció de sus acuerdos y su metodología de trabajo? Una bella e imprescindible idea se echo a la basura. Pudo también haber sido la dinámica política de nuestra revolución "pacifica" y democrática que no dejó tiempo para pensar y asentar bien las ideas. Nadie lo sabe.
Marta Harnerket hace pública sus críticas y acusa a la “centralización del poder” como la responsable de los males que aqueja a nuestra revolución. Harnerket apuesta a la descentralización y a la participación de las Comunas. En ocasiones, la teorización ha sido un modo conveniente para evitar el estudio profundo de la realidad. La propuesta de Harnerket -en parte idealista- sólo anexa el factor de la participación popular tantas veces omitida en la planificación. Pero su postura omite la necesidad de un órgano rector superior central. Su propuesta es claramente anarquista y vaga.
Se hace imprescindible recuperar la propuesta del CCP. Para que ella sea viable urge también recomponer su dirección y autoridad, desarrollar su metodología y crear la instancia de trabajo. La dirección del CCP no puede confiarse a los ministros que ya se encuentran demasiado ocupados con tantas responsabilidades. Planteamos la necesidad de crear una sala situacional (político-técnica) superior, donde respondan todos los ministros, y en la que se discutan los problemas, las medidas y estrategias para solventar los problemas o para desarrollar nuevos proyectos.
Sin planificación no es viable la revolución.
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