Diciembre 26 de 2017.- En un episodio de ira, una madre en el estado Yaracuy le quemó la boca a su hijo de ocho años por comerse la olla de frijoles que estaban destinados para el almuerzo. Casos de maltrato infantil como este son cada vez más frecuentes a medida que se intensifica la crisis económica que llena de frustración a las familias venezolanas, alertó Oscar Misle, psicopedagogo y cofundador de la ONG de defensa de los derechos de la infancia Cecodap.
Los arrebatos de violencia, según el especialista, son ejecutados usualmente contra niños menores de seis años de edad, quienes ante la imposibilidad de verbalizar sus necesidades son maltratados física y verbalmente por sus propios padres. "La racionalidad y el hambre no van de la mano y eso exacerba los hechos violentos, lo que altera la dinámica familiar".
Con los resultados de un monitoreo hecho con los medios de comunicación, Misle citó los casos de abuso infantil propiciados por el déficit de alimentos que se incrementaron en 92% durante 2017 en relación con 2016, que cerró con 51% de reportes referidos al tema alimentario.
Puntualizó que de esa cifra, 61% corresponde a niños de corta edad que no tienen posibilidad de defenderse y que son los más vulnerables en el hogar. "Los padres califican injustamente el comportamiento del menor que debido al hambre se antoja de comer lo poco que hay en la casa. La familia pierde el control y castiga a los pequeñitos con más contundencia".
Las crisis violentas son la consecuencia del problema económico, político y social que agrede externamente a las personas que perciben la ausencia de posibilidades, señaló. "La convivencia se vuelve más difícil y los niños son las víctimas".
La presión constante y las preocupaciones son los factores que más deterioran la salud mental de las madres, padres y abuelos que se transforman en personas hostiles e inestables emocionalmente, enfatizó Misle, quien considera que Venezuela atraviesa por un problema de salud pública en materia mental.
Denunció que el país no existen comisiones orientadas a proteger a los niños víctimas de maltrato. "Se hace la denuncia, pero siguen sin estar protegidos. En eso hay que avanzar", destacó.
Sin elección. Josnil Rojas, psicóloga de la UCV y asesora cognitiva, explicó que las dificultades económicas y sociales que impiden satisfacer las necesidades básicas en el hogar despojan de su adultez a los integrantes del núcleo familiar, quienes ceden ante el estrés y la impotencia. "Eso le resta a la personas la libertad de elegir cómo quieren vivir su vida, lo que genera desajustes emocionales", dijo.
Señaló que en personas con predisposición genética a padecer enfermedades mentales y emocionales hay un acelerado desarrollo de trastornos que se agudizan ante la falta de fármacos. "La angustia se exterioriza de múltiples maneras dependiendo de la persona y las tendencias que esta tenga".
EL DATO
La violencia intrafamiliar contra los niños y adolescentes está es ascenso según Cecodap, ya que en el año 2015 la organización registró 3.185 casos de denuncias de este tipo y en 2016 la cifra se incrementó a 9.807. Los detonantes son el estrés y la crisis que se vive en el país.