El jueves 12 de agosto de 2010, a las 11de la mañana, nos reuniremos en la Plaza Manuela Sáenz, frente a la entrada del Tribunal Supremo de Justicia, quienes creamos que es necesario protestar contra la denegación y posposición de la Justicia que el TSJ, en su Sala Constitucional, produjo con su sentencia del 30 de julio de 2010 declarando inadmisible el Recurso de Amparo al cacique yukpa Sabino Romero y el miembro de la etnia wayúu Alexander Fernández.
La sentencia de la Sala Constitucional si bien no cierra el camino, pues escurre el bulto con argumentos procedimentales que le da el Código Orgánico Procesal Penal, y no se pronuncia sobre el texto constitucional interpuesto para sostener la solicitud del Amparo, tiene un voto salvado que merece ser debidamente analizado. El magistrado Pedro Rondón Haaz cree también, con el resto de la Sala Constitucional, que el Amparo Constitucional era inadmisible, pero no por las razones procedimentales que arguye la magistrada ponente Luisa Estela Morales, sino porque según él “el lugar del suceso no está perfecta y legalmente determinado o delimitado como hábitat o territorio indígena (…) pues se trata de tierras en litigio entre particulares que no pertenecen a la etnia yukpa.”
De acuerdo a este magistrado las cosas no ocurrieron en las comunidades de Chaktapa y Guamopamocha, en la cuenca del río Yaza, en el corazón de la Sierra de Perijá, hábitat ancestral yukpa desde hace miles de años, sino que, seguramente según él, pasaron en los predios de la hacienda Tizina y la hacienda Brasil.
Por eso estaremos este jueves 12 en el TSJ. Para denunciar que no reconocer el hábitat indígena es negar la memoria de los pueblos indígenas, no reconocerlos como pueblos portadores de culturas propias que han habitado por milenios un territorio que le fue arrebatado a sangre y fuego primero por la corona española y después por el Estado nacional venezolano.
Creemos que eso nos lesiona a todos por igual. A los pueblos yukpa y a los pueblos guatía (los no-yukpa, o sea, nosotros).
Creemos, como lo expresó brillantemente el profesor Esteban Emilio Mosonyi, de la UCV, que ese no reconocimiento por parte del TSJ del pueblo yukpa, de su hábitat y cultura ancestral, propende a una palestinización de la situación. Que la sentencia del TSJ genera una situación en la que los yukpas pasarían a ser los palestinos, y nosotras y nosotros, las y los venezolanos no-yukpas pasaríamos a ser los israelíes.
Creemos que los que brincan y saltan de alegría con la sentencia del TSJ, o sea, el conglomerado ganadero-militar-minero extractivo, de fortísima presencia en el gobierno bolivariano, representa a esa putrefacta oligarquía que el presidente Chávez tanto llama a combatir.
Una vez más, no nos importará tanto el ser, entre mujeres y hombres, lo que llaman “cuatro gatos”
Nos importará el saber que el TSJ no contó con nuestro silencio y nuestra indiferencia para aplastar a los pueblos yukpa en beneficio de los nuevos buscadores de coltán y uranio y los carboneros de toda la vida, que son los que necesitan a Perijá libre de indios levantiscos que reivindiquen, como lo hace el cacique Sabino Romero, el territorio ancestral yukpa.
¡TODOS SOMOS YUKPA!