“Hubiese preferido otra muerte” expresó cuando fue destituido por un tribunal creado por su propia gente, por su partido y por el congreso que el mismo eligió y manipuló a su manera.
Esa expresión no fue de vergüenza y mucho menos de arrepentimiento, fue quizás de asombro por lo incrédulo del caso; “¿gente de mi misma calaña juzgándome?, no lo puedo creer”, se decía para sus adentros, o quizás pensó de otra forma “C.D.S.M. si ya lo que nos faltaba por robar era muy poco…coño”.
Si los muertos, aún muertos, tuvieran la virtud de observar lo que sucede después que se mueren, CAP volvería a repetir la frase “hubiese preferido otra muerte”.
Seguro que si CAP, no porque te hayas arrepentido de todo el mal que hiciste sino porque ahora ni siquiera puedes ser sepultado para que tus restos puedan ser devorados por los gusanos, y que tu familia, esposa o si no tu amante, hijos e hijas, nietos y nietas puedan visitar tu tumba y sentirse orgullosos de su padre.
Hubieras preferido otra post-muerte, seguro que si CAP, una post-muerte, donde no se disputaran tu cadáver, esposa y amante, una post-muerte donde por haber sido Presidente de la República de Venezuela, el pueblo te acompañara hasta tu última morada y visitara tu tumba y te llevara flores.
Ahora estás condenado, y yo, que soy ateo, estoy seguro que ni en el infierno te dejarán entrar, vea usted que ni tu familia te desea, porque observando bien la cosa puedo concluir que esa disputa por tu cadáver es porque tu familia de Miami prefiere que te entierren en Venezuela y la que dejaste abandonada en Venezuela a lo mejor dicen “mejor que se lo quede Cecilia”.
Ahora de algo puedes estar orgulloso CAP y es que la decisión de donde quedarán tus restos la van a tomar jueces gringos, si; esos que tu decías que eran los que tenían que decidir acerca de cualquier pleito legal en el que estuviera involucrada la Nación Venezolana.
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