Recuerdo, como si hubiera sido hoy, mi primera participación en una manifestación callejera. Transcurrían los últimos años de la década de los sesenta. Quedé ronco de tanto gritar consignas sobre la unidad de la izquierda y el movimiento popular. Que” ¡El Pueblo unido jamás será vencido!”… Que “¡Combatiendo unidos venceremos!”… Que “¡la unidad es parte de la victoria!”, Que “¡patatín que patatán!”… ¿Y qué?, los años pasan y pasan, consignas van y vienen y “Ni Fu Ni Fa”…
Es una gran verdad: hay enormes deseos de unidad. Pero también es cierto que la mezquindad impide que la unión se concrete.
La izquierda colombiana, del periodo comprendido entre la división que mató a Bolívar y la división que hoy nos mata a nosotros, perfectamente podría ser calificada como “la izquierda boba”. ¿Cómo más se le puede llamar al que ayuda a su propio enemigo para que le golpee?.
Tan simple lo ha explicado un anciano indígena analfabeta de la Sierra Nevada de Santa Marta: “Cada uno de nosotros por separado es como una frágil varita frente a un huracán, pero un manojo de millones de varitas puede resistir y vencer al huracán”.
Hace poco discutí con un dirigente nacional de una de las tantas organizaciones revolucionarias. El tema precisamente era la UNIDAD. Yo abogaba por la posibilidad de construir la unidad, y él – por su parte (que paradoja)- a que no.
La discusión tocó fin cuando el flamantísimo dirigente, graduado de no sé qué cosa en una de las universidades más importantes del mundo, expresó de modo pedante y burlón burlón expresó: “Juliancito, a la unidad, todavía, podemos mamarle gallo”.
Indignado y triste por tanta miseria espiritual, me fui para la orilla de una quebrada a desintoxicarme de la pena con mi canto:
“sufriendo una pesadilla vivimos los explotados
Parece como si nos hubieran echado un maleficio esos señores de arriba
Para quitárnoslos de encima debemos luchar unidos
Pero sucede que lo hacemos divididos: ninguna fuerza es fuerza si está dividida
¡Unidad, unidad, qué pasa con la unidad!
Todos la queremos, pero no la buscamos
Cuando la buscamos, no la encontramos
¡Serán cosas de diablo, serán cosas de bruja
Pero si la encontramos: se nos esfuma!
La unión de los oprimidos, espanta a los opresores
Lo felices que están esos señores porque los pobres nos mantenemos divididos.
¡Ningún maleficio, ni bruja! ¿Cuál cuento de espiritismo?
La causa del fenómeno, es el egoísmo, el burguesito de adentro que no nos ayuda.
¡Unidad, unidad, qué pasa con la unidad!
Así nunca ganamos, Simón Bolívar lo dijo
Así más bien le damos papaya al enemigo.
Bueno es que nos unamos, dijo el Padre Camilo
¡El pueblo dividido siempre será vencido!
Si, es que a veces hay que cantar para no llorar…
Desde mi prisión invito a la militancia de izquierda, particularmente a los dirigentes, a tomar un buen purgante ideológico para expulsar los parásitos de la ideología burguesa que infesta nuestra conciencia y nos impide avanzar. Especialmente el parásito del egoísmo y la soberbia que son tan dañinos.
¡No más mamadera de gallo con la UNIDAD! Que ya no se trata de la unidad de meros materialistas dialecticos, se trata de todos los colombianos y colombianas que tengan dignidad. Nadie que piense y actúe con grandeza, puede continuar mirando con indiferencia a su Patria encadenada y desangrándose.
Colombianos y colombiana honestos: ¡Hay que hacer algo!
¡Es hora de la reconciliación, la liberación y la reconstrucción nacional!
Sólo el pueblo unido tiene la fuerza necesaria para obligar al Gobierno QUE SE SIENTE A DIALOGAR.
Para que nuestra atormentada Patria colombiana se imponga, por encima de cualquier otro interés, LA PAZ CON JUSTICIA Y AMOR.
¡AMANDO VENCEREMOS!
Julián Conrado
http://alzadoencanto.wordpress.com/