El vil y terrible asesinato del joven diputado revolucionario Robert Serra taladra nuestra alma y somete a prueba, por enésima vez, la conciencia revolucionaria del pueblo venezolano tal como la han sometido hechos trascendentales como el crimen de Danilo y de Otaiza, la guerra mediática en todas sus manifestaciones, el golpe petrolero, el paro cívico indefinido, el golpe de estado, guarimba, terrorismo y toda una serie de planes por tumbar a la Revolución Bolivariana de Venezuela que pululan permanentemente en la mente perversa de La Canalla.
Aún caliente el cadáver de Robert ya los disociados sicóticos por la red manifiestan su miseria humana regocijándose por la muerte del valiente y talentoso joven. Pido a Dios encarecidamente le siga dando al pueblo venezolano la calma mostrada ante las pretensiones de La Canalla de armar un II Caracazo. Tengo profunda fe que el crimen de Robert va a ser esclarecido y que los culpables serán severamente castigados con el peso inexorable de la justicia.
Sí el dolor es grande porque mataron a Robert más grande es la conciencia del pueblo. Ya verán como superamos este dolor causado por tan aberrante crimen, tan aberrante como los homicidios que causa una delincuencia que se pasó de la raya y, que por lo mismo será minimizada a través de los planes que adelanta el Gobierno, y que sectores de la Oposición en funciones de gobierno no solo no apoyan sino que los ignoran olímpicamente, como, por el ejemplo el desgobernador de Miranda, Henrique Capriles. Acaso ha dicho esta boca es mía sobre el combate frontal emprendido por Maduro en contra del contrabando de extracción que ha generado la incautación de toneladas de alimentos, de millones de litros de combustible, el desmantelamiento de poderosas bandas, la intervención de la dirección nacional de mercadeo de combustible de Pdvsa. Más irresponsable no puede ser este caballerito.
Es irresponsable adelantar conjeturas aviesas ante un asesinato tan impactante como lo están haciendo algunos opositores fanáticos en Internet. Un Internet que en cada segundo hace alarde de su condición terriblemente demoníaca. Internet es una poderosa arma mediática inventada por el Imperio para desestabilizar a los pueblos que decidieron no ser más nunca el patio trasero de los poderosos. Un poderoso Ministerio de Colonias de EEUU para estudiar social y políticamente los gustos e inclinaciones conductuales de los pueblos de América, África y Asia. Ese me gusta y no me gusta y compartir son los ítems que forman parte de montañas de estadísticas de Marketing políticas de USA y que utiliza el Tío Sam para jodernos culturalmente, políticamente. El resultado está allí. Basta leer los mensajes en la red en torno al crimen de Robert. Y hay bolsas que creen que borrando lo que escriben en Internet desaparece la información. Todo lo que se escribe en la red va directo a unos gigantescos archivos. Tanto que esa información equivale a miles de urbanizaciones de sopotocientas torres de 50 pisos. Suena a embuste. Pero es una verdad del tamaño del Waraira Repano. Imagínese lo que almacena un “súper pendrai”.
Cerrando. Presento mis más sentidas palabras de condolecía a los deudos de Robert Serra, a sus amigos y a todo el pueblo chavista Paz a sus restos. Y conciencia revolucionaria ante tan macro dolor. Y tengan presentes. Hay muchos Robert Serra en los barrios cerros y urbanizaciones, en las universidades, en las fábricas. El verbo encendido y la vehemencia de Robert en la defensa de la Revolución es una marca de fábrica de la juventud psuvista.