“El fascismo no se define por el número de sus víctimas, sino por la forma en que las mata” Jean Paul Sartre
I
Emergen nuevos fascismos, y el clásico (tipo Hitler y Mussolini) es ya una figura minúscula. Estamos, a escala mundial, ante a una embestida neofascista de gran calado y envergadura.
En los tipos de fascismo clásico, las diferencias políticas y rivalidades económicas entre el bloque fascista y el liberal democrático, se deciden entre la destrucción o la supervivencia de la democracia representativa. En la actualidad esa contradicción ha desaparecido:
Ya no existe, la probabilidad real de que las elites del poder del capital apelen al modelo “socialdemócrata”, para oponerse o moderar las tendencias fascistas que son intrínsecas al desempeño del capitalismo. El fascismo es “la verdad interior” y el propio exceso del sistema capitalista.
II
El alcance del neofascismo hay que calibrarlo, ya que no estamos ante un hecho episódico o coyuntural. El supuesto post chavismo no adviene en la figura de la democracia representativa: sino como gobierno dictatorial y fascistoide.
El desempeño de la política “salir de Maduro”, es neofascista en todas sus fases o etapas: la elite imperial y los grupos oligárquicos descartan toda posibilidad de acuerdo político, que establezca una alternativa de solución democrática a la conflictividad instalada en la sociedad venezolana.
La violencia extrema y puntual, los asesinatos de dirigentes revolucionarios y populares, las operaciones selectivas contra los bienes del pueblo y el desempeño de la Revolución Bolivariana, tienen por finalidad inmediata impedir el quiebre acelerado de la estrategia neofascista. Y el desmoronamiento del tejido de organizaciones fascistas clandestinas y semi clandestinas, con capacidades financieras, militares y logísticas (para nada desestimables).
La tensión entre el contenido político del discurso chavista y la estrategia insurreccional y conspirativa de la oposición, es el tope que puede conducir al “terror revolucionario” o al neofascismo, sino media el agenciamiento político y democrático de la querella. Y en ese borde, frente a la militarización de la política, la alternativa del chavismo no puede ser la militarización de su política y de la política.
III
La pertinencia y viabilidad de la política democrática y de paz, exige asumir e imponer el límite justo del poder y la democracia: Y ese límite, del texto constitucional, es un muro flexible e inflexible a la violencia misma.
La resolución democrática y del conflicto, siempre ha sido el escenario político arduamente posicionado por los gobiernos revolucionarios del Comandante Chávez y del presidente Nicolás Maduro. Y por la voluntad política de paz del pueblo venezolano:
Desde el activo ejercicio del poder popular y del Estado, estamos obligados a suprimir el copete a los fascistas de nuevo cuño y de la extrema derecha, a la saña que infringe la herida de la patria.
El asesinato de Robert Serra, es un pulso del neofascismo: una emboscada que pretende militarizar la política, implantar el miedo al miedo y definir el escenario de guerra civil.
Se impone demostrar que el “cambur verde mancha”: las operaciones selectivas del neofascismo y sus modos de matar, contienen la intencionalidad manifiesta de determinar la agenda política y las formas de lucha. A contrapelo, el chavismo está obligado a posicionar la alternativa política y el principio de Castigar a los asesinos materiales e intelectuales es clemencia. No castigarlos es barbarie.