No hay nada que investigar para saber y apresar quién fue el autor de las fotos tomadas al cadáver de Robert Serra en la morgue de Bello Monte. El presunto fotógrafo es una persona que se movió solo y con toda tranquilidad en la morgue y hasta tuvo tiempo de enfocar. De la misma manera como fotografiaron los cuerpos del actor Chimarras y del periodista Javier García, así lo hicieron con el diputado chavista. Quién lo hizo o trabaja en la morgue o tiene que ver con esa sala mortuoria. Y lo hizo con un celular, o con una cámara fotográfica autorizada.
Por lo demás esta muestra de conducta refleja, por enésima vez, los bajos instintos de La Canalla golpista, quien en su empeño por malear el Proceso no les importa incursionar en este tipo de maldad sin pensar en la afección que ésta causa a los adoloridos a familiares y amigos del finado. Si han sido capaces de inventar fotos para desprestigiar a la Revolución; imagínese usted el “regocijo” que les embarga al hacerse de las susodichas fotos. Son sádicos. Regocijo que hasta la saciedad ya han mostrado en las redes sociales, que de sociales no tienen un carajo.
La investigación científica para determinar el origen de las gráficas tiene en los trabajadores de la morgue y los fotógrafos autorizados un primer anillo. Es más. La posición del cadáver en la mesa portuaria indica que aún no le habían hecho la autopsia mas sí habían limpiado el cuerpo y no había nadie alrededor. Es decir estaban solos el cadáver y el fotógrafo de marras. En la actualidad. Con los poderosos y modernos teléfonos celulares no hay intimidad posible. Mucho menos en la morgue y el área de hospitalización de cualquier centro médico-asistencial. Las gráficas tomadas a los cadáveres del actor Chimarras, del periodista de Rctv, Javier García y ahora de Robert Serra son tremendas evidencias.
En mis tiempos de reportero de sucesos en el diario El Tiempo, de Puerto La Cruz tuve la oportunidad de presenciar varios cadáveres y ver varias autopsias en la morgue del hospital general Luis Razetti cuando se trataba de cadáveres de personas humildes. No así cuando eran de un poderoso o de un pesopesado de la política. Las restricciones eran arrechas. Pero hoy en día no hay una vaina más papayita que tomar una foto o un video con un celular de cualquier escena sin que nadie se dé cuenta. Por eso, en casos como el de Serra, hay que decomisar esos bichos y desconectar sus baterías. Por eso fue que el Comandante Chávez nunca trató su enfermedad en Venezuela. De hacerlo al otro día hubiesen puesto a rodar en Internet su foto de paciente entubado. Allá, en su convalecencia en La Habana, a su cuarto solo entraban a Fidel y Raúl y los Médicos y enfermeras que lo trataban que eran gente leal, seria y comprometida con la causa, gente incorruptible, difícil de ceder a proposiciones deshonestas como vender una foto o un video tal como es común ciertos sectores de Venezuela. Las fotos del ex presidente y finado Carlos Andrés Pérez seriamente afectado en su humanidad, y la de Clodovualdo Rusián en su lecho de enfermo ¿acaso no son otros ejemplos?
Sí macabro y perverso fue el asesinato de Robert Serra. Fue triple de perverso y macabro publicar esas fotos. El pueblo venezolano rechaza y repudia ese tipo de aberraciones. No crean los golpistas que se anotaron una con esa acción; al contrario, ahondaron más el hueco de su autodestrucción.