¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!

México bronco y profundo: la masacre de Ayotzinapa, carteles de la droga y el negocio "ilegal" del capital

I

Los normalistas asesinados y desaparecidos hacen visible lo que pueblos campesinos mexicanos del sur ya sabían: las huellas del sinnúmero de cadáveres que son el alcance directo e inmediato del pacto ignominioso entre el ejército mexicano, los carteles de la droga y la DEA, de la violencia descarnada y lacerante, hasta ahora impune, de los fascismos de estos tiempos

En varios estados mexicanos, el ejército tiene el mando y control político Mando posicionado, especialmente en los estados norteños y limítrofes con USA, de acuerdo con el supuesto de "una fuerza del Estado que indispensable", para erradicar los carteles de la droga. El espacio geográfico ("ahí mismito, tantito cerca de los gringos") del cuartel general de los capos, y el fracaso de la DEA-Estado mexicano, totalmente inefectivos para combatir y erradicar los cultivos de mariguana y amapolas transgénicas, así como la comercialización de cocaína y heroína: ha concluido en la instrumentalización política del narcotráfico; en la economía del "narco-business" que exporta anualmente 4.000 toneladas de mariguana transgénica (nada que ver con la mariguana suave de la cucaracha que le falta un pie para caminar o con la canción de la banda del carro rojo) y 5. 4oo de goma de opio; y en el desplazamiento de los carteles de la droga, del norte hacia el sur de México, específicamente en el estado de Guerrero y otras zonas con tradición de luchas campesinas.

El contubernio entre el poder político y los carteles de la droga (o como diría un neoliberal cualquiera, "el mercado manda") significa que "... Básicamente, las organizaciones del narcotráfico son empresas capitalistas (ilegales) que se dedican a la exportación al mercado de más importancia de México y del mundo: EUA." México en los últimos ocho años se ha convertido en el segundo productor mundial de mariguana (12.5oo hectáreas de cultivo) y opio (12.000 hectáreas) y en el principal exportador de drogas a USA, país que experimenta un exponencial crecimiento del consumo de heroína, cuyo precio es de 1.500 dólares USA el kilo. Ilustremos el punto.

En Estados Unidos, en los últimos seis años, el consumo de heroína aumente en un 65 %

De acuerdo con datos recientes, la cocaína y la heroína son más cara que el barril de petróleo y el gramo de oro. El barril de petróleo tiene un precio actual que oscila en torno a 50 dólares y el gramo de oro (sí es de 24k) de 55 dólares. En Estados Unidos, el gramo de cocaína pura, se paga por encima de los 150 dólares americanos y un gramo de heroína cuesta 100 dólares.

Todas y todos sabemos que la venta de la droga circula por el sistema bancario. El mismo FBI declara que 300 billones de dólares de los carteles mexicanos se lavan en los bancos de USA: el mercado siempre manda.

El informe (año 2014) de la Junta Internacional de Estupefacientes revela que los carteles de México determinan el precio de la droga en USA.

Ya el asunto no es, el monstruoso Estado que Octavio Paz denuncia, sino el crecimient0 exponencial de la creencia fundamentalista y ritualista en el libre mercado, "No importa el color del partido que detente el Poder Ejecutivo en México: el que gobierna desde la década de 1980 es el neoliberalismo. Entrega malas cuentas: no ha podido generar crecimiento económico y ha profundizado la desigualdad, la pobreza y el desempleo, según los propios datos oficiales. Sin embargo, el modelo económico sigue inamovible."

II

La masacre de Ayotzinapa, es la deriva de una política centrada en el objetivo imposible de ponerle "orden por fin" al México bronco y profundo. Y significa, la confrontación actual "entre quienes dominan a los integrados al mundo global y las mayorí­as arrinconadas y criminalizadas"; la perseverancia de pueblos campesinos que no negocian sus formas de lucha, las cuales van desde la democracia local y el voto a la autodefensa armada y la guerrilla campesina. Ese es el punto, la contrapartida del México libertario y justiciero confrontado con la degradación ética y política de la elite mexicana ya subsumida por el capital ilegal y la extrema violencia. Y quizás habría de decirse: que se trata de un combate sostenido y permanente, por más de sesenta años, que no apela a los alardes y parafernalias mediáticas.

Después de todo, en Ayotzinapa, Iguala, el estado de Guerrero y sus confines, se trata de un pueblo "que no ceja y no se deja joder", lugar del sur de México, de campesinos luchones, de gente que trabaja y produce su vida: gente y lugar persuadidos de la significación histórica de ser el escenario de la primera guerrilla fundada (en 1920) después de la épica de Doroteo Arango (Pancho Villa) y Emiliano Zapata. Y que hoy tiene el sentido de la bronca y profunda realidad de la disímil articulación de todas las formas de lucha por los bienes comunes y la democracia desde abajo.

Ya no se trata de poblaciones campesinas e indígenas asoladas por el cacicazgo y los terratenientes como en antaño, sino de los victimarios de la DEA, el ejército mexicano y de los carteles de la droga: gente perseguida, torturada, asesinada y desaparecida, dada la dinámica del poder del capital y de la droga, poderes que parecen o son casi lo mismo. Todos los testimonios enfatizan el hostigamiento, la sostenida represión y los constantes "vuelos de la muerte" que el aparato militar-policiaco de los carteles de la droga y el ejército ejecutan, en los días que se pretendió silenciar la protesta por el asesinato y desaparición de los estudiantes normalistas.

Ayotzinapa, es un punto de inflexión en la crisis o del poder del capital en México, que en su desenlace militarista está confrontado con formas democráticas del poder popular, que lucha para sustituir los "ayuntamientos" por concejos municipales populares y posicionar formas de organización desde abajo por los de abajo: las formas tradicionales de la democracia de medio pelo, extremadamente erosionadas, se desploman y emergen las formas del México bronco y profundo. Proceso que el movimiento democrático y revolucionario, ciertamente, piensa de dos maneras: como una "revolución ciudadana pacífica" o de acuerdo al alcance de la articulación de todas las formas de lucha y organización.

III

Vivos se los llevaron y vivos los queremos:

Vivos están en la nación profunda del pueblo bronco.

Vivos andan por las costas y montañas de Guerrero, los normalistas luchones y autogestionarios

Ayer y esta mañana, los vieron por Iguala, Taxco, Costa Chica, Ometepec, Acatepec, Tlacoachistlashuaca, Iguala y Chipalcingo, tomándose un agua de flor de Jamaica, platicando, o sembrando maní y ajonjolí.

Dicen que toman la palabra en las reuniones del trajín campesino sin cesar, para no dejarse joder y consolidar la estrategia de poder popular.

Con ellos avanza Rubén Jaramillo, "el muerto incómodo" (dirigente campesino asesinado por el ejército mexicano hace 53 años junto con su mujer Epifania Zúñiga y sus tres hijos Enrique, Filemón y Ricardo); Lucio Cabañas (fundador de la guerrilla más importante de México en la década de los sesenta y setenta con base del ideario de los, pobres o el "pobrismo") Genaro Vásquez (el jefe guerrilla en las montañas de Guerrero, recordado por Carlos Chávez con esta rima… "Vuela, vuela palomita parate en aquel alero. Nunca acabaran los versos a Genaro el de Guerrero. Nunca acabaran los versos a Genaro el guerrillero); Ricardo Flores Magón (el anarquista inmortal del periódico "Regeneración" que muere en una cárcel militar de Kansas, USA)…

Y con Pedro Páramo:

"¿Y las leyes? ¿Cuáles leyes, Fulgor? Las leyes, de ahora en adelante la vamos hacer nosotros"

Juan Rulfo, en Pedro Páramo



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Francisco Cedeño Lugo


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