Te quedan cuatro, Iris ...

Yo no la conozco “tanto”, como otros dicen conocerla. La conozco hace como 20 años. Apenas. Cuando ni siquiera Chávez imaginaba que podría llegar a ser presidente de este país. Eran los tiempos en que ya se hablaba de un ‘posible’ golpe contra el podrido modelo puntofijista,  en el cual estarían implicados grupos de civiles  y  los militares que regularmente iban a echarle abono político al Samán de Güere.  Y desde aquella lejana época,  ya militaba en aquello que se llamó  MBR-200,  que en el Táchira estaba constituido por un pequeño contingente humano, al que no voy a citar con nombres y apellidos en este momento.

Sé de su ímpetu revolucionario  y  de su calidad humana.  Y digo que de todos los representantes tachirenses que hemos tenido  (diputados nacionales  y  regionales),  es a la única que he defendido en público, y más aún en privado, porque siempre ha mantenido su consecuencia revolucionaria hacia el pueblo del Táchira,  hacia el pueblo de Venezuela  y  hacia quienes votaron  o  no,  por ella.  Desde sus inicios en la Asamblea Nacional siempre ha mantenido espacios para atender a la gente.  Y,  la verdad,  es que siento que los otros representantes  -los restantes-,  evadieron sus responsabilidades luego de “coronar”.  No dieron la talla  y  pasaron  ‘sin  pena  ni  gloria’,  frente  tanta  esperanza  acumulada.

Por sus características revolucionarias y una fortaleza como ser humano que pocos pueden exhibir,  se le ama  y  se le odia.  La mayoría de quienes la odian,  lo hacen de forma  ‘inducida’,  como sucede con tantas variables que hoy afectan a nuestro país:  por inducción.  Estudiada  y  dirigida contra los que advierten que darán la pelea más allá de sus posibilidades,  a  quienes dedican calumnias que de tanto repetirlas  aspiran a convertir en verdades…

Detectada tempranamente como “hija de Chávez”,  entró en la lista que el imperio confeccionó sobre algunos  -muy pocos-  seguidores del comandante-presidente,  a los que consideró que eran  “los huesos más duros de roer”  del proceso de cambios iniciado en este país por él.  Y  de  allí,  las matrices de opinión urdidas en su contra,  que encontraron camino expedito para crear andanadas de odio,  cuyos sustentos igualmente podían basarse en la inmensa labor que ha venido desarrollando en el trabajo que le encomendó Chávez,  como en las banalidades más absurdas de la ideología imperante,  que nos ha inoculado el hecho de ver a  “la mujer”,  como a aquella olvidada  ‘Celestina mecánica’,  descrita por la ‘alzheimerina’ opositora Marta Colomina.  Es decir,  como objeto  y  sujeto del más burdo  y  absurdo consumismo.  Y como Iris no come de esos cuentos prefabricados en torno a bellezas estereotipadas,  que confunden a más de uno,  pero sobre todo  a más de una  (en un país donde las mujeres se empeñan más en  “emperifollarse”  para competir con las otras mujeres,  que para agradar  o  mostrarse  “bien”  a  todos…),  pues de allí parte la primera andanada de animadversión hacia esta hermosa camarada,  fraguada en la lucha.

Pero NADA de lo anterior constituye lo “importante” que quiero dejar en claro hoy,  salvo lo referido a la excelente labor que viene desarrollando en uno de los peores submundos heredados de la llamada “cuarta república”,  e  incluso  de  antes.  Por las ventanas de Internet,  pero sobre todo por las de facebook  y  otras redes sociales,  es frecuente toparse con una frase que,  palabras más,  palabras menos,  dice que:  “en esta era de la información, ignorar es una opción”.  Y,  por lo que se comenta todavía hoy,  sobre el sistema penitenciario venezolano;  con lo que se habla  y  se escucha cuestionar  o  criticar en conversaciones de unos  y  otros,  etc.,  parece imperar la opción  del  querer  ignorar  sobre  el  tema.

La mayoría ignora sobre lo que ha venido sucediendo con los centros penitenciarios en Venezuela,  en apenas cuatro años  y  medio.  Y debo decir que en menos,  porque hace cuatro y medio  se creó el ministerio para el servicio penitenciario,  y  hace como unos cuatro años comenzó a atacarse el problema con bastante éxito.  En un país,  donde cualquier problema,  de mucho menor envergadura,  tarda años en solucionarse  o  en no resolverse,  o  donde en las casas de quienes más critican tardan meses  y  años  en  cambiar un grifo dañado  (que bota agua),  y  a  veces  hasta un bombillo,  por estar en un lugar donde no hace tanta falta,  Iris Varela emprendió una verdadera cruzada,  cuyos cambios pueden apreciarse en muchos de estos sitios de reclusión,  porque  -como ella lo dice-,  las  invitaciones  están  abiertas,  para que vean  y  se convenzan de la nueva realidad con la que contamos ahora.

CREER  O  NO  CREER,   THAT’S  THE  QUESTION … …

Los más cercanos a esta nueva realidad,  los que están  más-que-convencidos del cambio ocurrido,  son aquellos ciudadanos privados de libertad que vivieron el horror anterior,  y  migraron,  gracias al nuevo modelo impuesto,  a los nuevos centros penitenciarios.  Aquellos que lograron sobrevivir al hervidero humano que eran las cárceles de antes,  donde corrían el riesgo de ser mutilados,  pedazo a pedazo,  en el peor de los casos,  y  ser  asesinados, que venía a ser el acortamiento de los tormentos,  en el mejor de los casos; donde se aplicaban torturas  y  ejecuciones  cuando las familias de esos presos no podían pagar los peajes  o  impuestos salvajes,  que cobraban los pranes que en cada lugar de esos existían,  para dejarlos sobrellevar sus penas carcelarias…  Hablo entonces,  de aquellos que han vivido  -privados de libertad-,  “el  antes”  y  “el  después”…

Los segundos más cercanos,  no a creer,  sino a saber,  son aquellos familiares que tuvieron que hipotecar casas  o  apartamentos,  vender sus bienes,  etc., para pagar aquellos malditos tributos que sólo pueden ocurrírseles a mentes enfermas,  de personajes que desprecian en el mayor grado posible la vida humana,  y  entonces poder disponer del dinero para salvarles la vida por cuotas,  a  quienes tenían presos en esos centros del terror.

Los terceros más cercanos a creer,  son aquellos que han visitado los establecimientos donde ahora se ha instaurado lo que se conoce como “Nuevo Régimen Penitenciario”,  con el que algunos pueden no estar de acuerdo,  por aquello de la frase antes citada  sobre la opción de ignorar,  que aquí podría extrapolarse  a  ‘seguir siendo analfabetas,  improductivos,  ociosos,  mal-educados  o  mal-formados,  poco disciplinados,  sedentarios,  etc.,  pero frente a lo cual,  tienen la alternativa entonces,  de no participar de nada que tenga que ver con educarse,  con hacer deporte,  con aprender algún oficio productivo,  con incursionar en manifestaciones artísticas  como las de hacer teatro,  atreverse a pintar  o  formar parte de alguna agrupación musical formal, y con ceñirse a un horario para todo ello, etc.,  porque nada de eso es obligatorio,  y,  en contrapartida,  no salir de la celda sino a comer… pero  eso  sí,  uniformados.

Entre los que siguen en la lista,  en cuanto a la creencia  y  el convencimiento de lo que viene ocurriendo para bien, en esos centros de reclusión, aparecen los periodistas  y  los políticos.  Quienes frente a las realidades que observan,  adoptan posiciones parecidas,  de acuerdo al bando al cual pertenezcan.  O  sea,  oposición  o  gobierno.  Porque nuestro periodismo,  desgraciadamente se volvió así.  Dejó de ser objetivo  y,  a cambio,  se tornó  bastante  “parcial”.

Hace pocos meses,  finalizando el año 2015,  tuvo lugar un evento en el Centro Penitenciario de Occidente,  al cual asistió la ministra Varela  y  otros funcionarios,  y  se invitó a los representantes de los medios.  Este centro funciona en la localidad de Santa Ana del Táchira.  Y era de los peores en cuanto a peligrosidad.  Uno de los agravantes para ostentar esa peligrosidad era que estaba “controlado” por ciudadanos privados de libertad que en su mayoría eran paramilitares  (paracos)  colombianos,  que habían caído por diversos delitos.  Los pranes  y  sus guardaespaldas  se  mataban unos a otros, y,  en los tiempos “de paz”,  les cobraban fuertes sumas de dinero a los presos, para  -permanentemente-,  estar perdonándoles la vida.  Se extorsionaba gente a través de llamadas telefónicas hechas desde celulares,  y  los  ‘cobradores’  que andaban sueltos por este estado del occidente del país,  no sólo cobraban los montos de las extorsiones,  sino que le averiguaban la vida,  el número de familiares,  sus ingresos económicos  y  sus números telefónicos a los potenciales extorsionables,  para poder llevar a cabo ese crimen,  que  hoy-por-hoy  forma parte de la mitología de muchas personas,  que creen que eso sigue ocurriendo,  por ignorar que el Nuevo Régimen Penitenciario no les permite a los recluidos,  tener consigo,  teléfonos celulares,  y  que para comunicarse con sus familias,  tienen dos veces al mes para hacerlo,  a través de los teléfonos de cada centro de reclusión…

Continuando con el cuento,  ese mismo día por la noche,  uno de mis colegas  (periodista),  escuálido,  me llamó para comentarme  -sorprendido-,  lo que había visto al apersonarse en el Centro Penitenciario de Santa Ana. Hasta llegó a decirme:  - Eso ahora parece un liceo…;  a lo cual,  en son de chiste malo,  le dije:  - Cuidado si es más peligroso ir hoy a uno de esos liceos donde todavía los chamos asisten armados a clases…!

A pesar  de esa experiencia  vivida  por  el  colega,  no la hizo pública,  ya  que -entiendo-, corría el riesgo de ser mirado  “feo”  por sus congéneres escuálidos,  o por los que “pagan” para que se diga  y  se oculte lo que algunos quieren  y  otros no quieren,  y  hasta corría el riesgo de ser puesto en la lista de los posible botados del medio para el cual labora.

Con los políticos sucede igualito.  Los pocos de oposición que se han acercado  y  han visto la nueva realidad penitenciaria,  no se atreven a expresarse en consonancia con lo que observaron,  por no correr riesgos parecidos a los de los periodistas con poco piso,  pero con mucho peso sobre sus espaldas. Entonces,  apenas echan sus cuentos en privado,  pero en público prefieren acompañar en sus  “apreciaciones”  a unos oscuros sujetos tarifados por la canalla imperial,  cuyo cometido es eclipsar o tapar de manera infame, los enormes logros alcanzados en materia penitenciaria,  afincando su  “trabajo cuestionador”,  o  la mira de sus  “observatorios”,  en lo poco que falta por rescatar,  que no pasa de cuatro cárceles,  de las  70  y  dele  que  existen en Venezuela.

Actúan como la Globovisión de Ravell,  que cuando los organismos nacionales  e  internacionales reconocían que la miseria en Venezuela se había reducido al 9 %,  ellos enviaban a un tal  Chúo Torrealba,  con un radar embarrado,  a hurgar,  a meter el dedo en la llaga de ese  9 %,  y no reconocer  (ni por equivocación)  nada de los 40 puntos porcentuales en los que se había reducido la pobreza,  ni en los 11 puntos porcentuales en que se había reducido la miseria.  No,  ellos iban a los nodos más dramáticos de miseria,  a hacer de la información un vertedero de basura,  para ofrecerles  “su”  versión de país a los televidentes…  

Con los centros penitenciarios,  sucede  igual.

Es por eso que cada vez que un nuevo logro se alcanza en materia penitenciaria,  aparece  -como por arte de magia-,  algún evento negativo, real o imaginario, espontáneo  o  inducido… Y cuando el nuevo evento positivo que se muestra al público,  los agarra de sorpresa,  aparecen ‘fiambres’ noticiosos  como los que nos cuentan que  “…desde el año 2.000 se han producido tantas muertes en las cárceles venezolanas...”.  Porque para eso es que están pagadas las  ONG’s  que se ocupan de esos relatos carroñeros:  para  hacer  daño  nada  más  y  para  malponer  al  país.

Yo,  que he sido gran crítico de este proceso,  puedo decir  ‘sin que me quede nada por dentro’,  que si en algo cambió el país,  fue en el modelo penitenciario.  Y  lo asombroso,  en tan poco tiempo.  Si en algo no se equivocó Chávez  (quien así como tuvo enormes aciertos,  tuvo sus desaciertos también),  fue en encargar a  Iris Varela  de semejante empresa. Empresa que tiene tantas variables peligrosas,  negativas,  naturales,  anti-naturales,  inducidas,  criminalmente comerciales,  y  donde se desatan las más bajas pasiones humanas,  y  los actos más despreciables que puedan cometer seres humanos,  justa  o  injustamente sometidos,  y,  como era antes,  víctimas del hacinamiento,  de los maltratos,  de sus propios desafueros mentales,  de lo desigual de contar con una población penitenciaria mayoritariamente derivada de la pobreza  y  la miseria, proveniente de hogares disfuncionales donde en muchos faltó el padre  y  en otros muchos ‘menos mal que se fue’;  de núcleos familiares abandonados,  sin educación,  sin trabajo bien remunerado,  pasto de las drogas  y  de la más letal de las drogas como lo es la televisión capitalista,  que inocula ideología de la más perversa,  y  paremos  de  contar…

He llegado a pensar incluso, que en un hipotético cambio de gobierno, sectores serios,  o,  mejor dicho,  ‘humanizados’  y  hasta inteligentes de la oposición  (si es que eso existe),  deberían dejarían a Iris Varela encargada de ese ministerio,  porque saben a ciencia cierta lo que allí ha venido ocurriendo.  Si la poca inteligencia que existe en esa oposición funcionara,  lo menos que podrían hacer es reconocer la labor adelantada en este campo, conducida  por  Iris  Varela.  Pero sé que muchos,  tal  vez  la  mayoría  opositora,  desearía que toda esa estructura que se demolió,  renazca de sus cenizas.  Y  como el nuevo andamiaje,  por todo lo ya expresado,  es  -por naturaleza-  bastante frágil  y  deleznable,  pienso que en menos de dos semanas,  en manos de otros personajes,  volvería a ser el chancro que era antes,  cuando  ‘ellos’  gobernaban.  Las razones,  además de las expuestas aquí,  estarían en que más de uno desea volver a montar los sucios  “negocios”  que en esos centros existían,  para inescrupulosamente lucrarse de  la  miseria  humana.

Puedo asegurar que la oposición  (ni el gobierno),  no tiene  -ahora mismo-  un personaje de la talla  y  la garra  de  Iris  Varela,  para sucederla  en  estos  más-que-difíciles menesteres. No veo a ninguna,  y menos a ninguno,  metido en medio de una  ‘asamblea’  de presos,  que son ciudadanos privados de libertad  (que ya es bastante)  por diversas causas  y  con diferentes desesperos  y  necesidades,  exaltados de una  y  otra forma,  como he visto hacerlo a Iris Varela,  corriendo con el riesgo hasta de su propia vida.  Y  por  eso  solamente,  muchos de esos,  inadaptados  o  no,  la  respetan.

Creo que a este nuevo modelo penitenciario hay que buscarle las maneras de consolidarlo,  de solidificarlo,  de mejorarlo,  acomodándolo en las estructuras existentes  y  en las nuevas que deben construirse  y  que se están haciendo,  porque Iris  no  nos  va  a  durar  toda  la  vida,  y  yo,  que la aprecio  y  le admiro las fortalezas que tiene,  tampoco deseo que una persona de tal capacidad  y  otras que se le notan a leguas,  como cuando escribe por ejemplo,  vaya a tener que pasar toda una vida al frente de semejante acreencia social,  que por fin fue abordada seriamente por un gobierno venezolano,  y  que  -hoy  por  hoy-  se ha convertido en modelo al que han venido a observar especialistas de otros países,  para tomar nota  y  ejemplo de lo que debe hacerse,  de lo que debe ser copiado,  en muchos lugares  de  este  vapuleado  planeta.

Y  por último,  porque  (yo)  no suelo ser periodista mitomaníaco,  ni tarifado por ninguno de los extremos,  ni por los medios tampoco,  sino investigador,  puedo asegurar que ningún programa de  ‘bondades’  de este gobierno ni del anterior, ha sido abordado ‘holísticamente’ (como nos lo recomienda el marxismo creador  y  ‘resolvedor’),  es decir,  INTEGRALMENTE,  como éste del Nuevo Régimen Penitenciario.  Porque dentro del nuevo modelo,  se establecieron programas hacia adentro,  de disciplina,  de educación para crecer académica  y  profesionalmente,  de deportes por aquello de la salud corporal,  de alimentación,  de formación en oficios productivos,  de  incursionar en actividades artísticas y artesanales,  de respeto a los derechos humanos  y  contra los retardos procesales,  contra los maltratos que ahora no existen,  contra la muerte como fenómeno repetitivo,  contra los crímenes intramuros,  etc. ...

Y también programas  ‘hacia afuera’,  como aquellos que involucran a las familias de los presos,  a las madres que colaboran en labores de alimentación, pero también en acciones de convencimiento y reforzamiento de la buena conducta para cuando se egresa de esos lugares  y  se va a la reinserción social;  programas de recreación para los hijos  y  las madres de los privados de libertad,  abandonados porque ese miembro de la familia no está en casa;  programas de trabajo seguro afuera, en función de los oficios aprehendidos, para cuando egresan estos ciudadanos de nuevo a la vida en libertad; programas complementarios de justicia que reducen penas a cambio de trabajo,  educación,  buena conducta, etc.;  programas de atención en salud  y  de asistencia jurídica permanentes, etc.  Y  narro  todo  esto porque  lo  he  visto.  No porque me lo contaron  o  me hayan pasado la lista de  lo  que  hacen  o  no  hacen…

Pero claro, todo esto que he venido comentando,  no  tiene  “buena  prensa”,  gracias al enorme egoísmo,  a la atropellante deshonestidad  y  al tanto desmarcarse de la verdad.  Cuando Iris Varela  o  sus viceministros  o  directores de área,  tratan de dar a conocer todo lo que se hace,  aparecen los carroñeros,  la prensa de basurero,  a publicar lo que sucede  o  no,  en las cuatro cárceles que faltan por recuperarse…   que son las de Aragua (Tocorón),  Guárico (Penitenciaría General de Venezuela -PGV-),  Monagas (La Pica)   y   Anzoátegui (Puente Ayala).

Además,  eso es lo que recomienda el imperio,  lo que recomiendan cruzados negros como JJ Rendón,  lo que recomienda Ramos Allup:  no reconocer NADA de lo bueno que pueda hacer este gobierno,  o  el gobierno que esté,  si no es el de ellos…  Y,  también,  ahora,  lo que hacen algunos otros equivocados,  sujetos guisados en odios incomprensibles,  que repiten cuentos de la mitología anterior a  la  “era Iris Varela”  en el ámbito del manejo penitenciario en este país,  sólo porque unos pocos presos  (no más de nueve)  salieron en un vídeo homenajeando a tiros,  a uno de los últimos pranosaurios del viejo sistema,  que están en vía definitiva  (y  así  lo  esperamos)  de  extinción…

Nota:  En cuanto al caso de la cárcel de San Antonio, pienso muy particularmente,  que más de uno de esos  ‘tiradores’  estará arrepentido de haber cometido semejante desafuero,  al mostrar  y  accionar armas de fuego,  en el ritual de despedida a Teófilo Rodríguez,  alias ‘El Conejo’.  La cárcel de San Antonio,  en la isla de Margarita,  se había venido dejando casi que para último en cuanto a rescates  e  instauración del “Nuevo Régimen”, porque a pesar del “pranato”,  era de las más inocuas  y  menos agresivas.  Allí adentro,  aquello parecía una pequeña localidad del país,  con casetas  y  casitas,  con áreas recreacionales (piscina),  con bodeguitas,  con discoteca, etc.,   y  se había creado un modelo muy particular de financiamiento de aquel pranato  (que hoy ya no existe allí),  que consistía en cobrar  (y parecía que muchos de los ‘pagadores’ lo aceptaban de buena gana)  una especie de impuesto por familia/preso de Bs. 500 semanales.  Con eso crearon una especie de gobierno comunitario  (pero al estilo de las antiguas y pequeñas ciudades-estados feudales),  donde se permitía,  entre otras cosas,  visitas de familiares,  incluso de niños  (lo que está prohibido con el Nuevo Régimen),  recreación familiar  (piscinadas),  divertimento nocturno en la discoteca,  con participación  de  Disck-Jockey  voluptuosa para las fiestas  ‘especiales’,  y  algunas  otras  ‘menudencias’.

Los reclusos,  como se vio,  tenían armas,  pero no las utilizaban contra ellos mismos y,  aparentemente,  contra  nadie. Y tampoco las usaron para enfrentar la decisión oficial que adelantó el  “rescate”  de ese establecimiento como ente de  ‘la vieja usanza’.  Por el contrario,  tarde advirtieron  y  reconocieron que  ‘habían puesto la torta’  con aquella plomazón velatoria  y  su posterior exhibición videográfica,  e  incluso divulgaron un comunicado en el que anunciaron que entregarían el penal sin resistencia ni violencia alguna.  Tal como se hizo  y  tal como se vio.  Y  las armas fueron encontradas  y  decomisadas…  (más de las que se vieron en el video).  Y  colorín  colorao’,  el  cuento  de  la  “San  Antonio”  se  ha  acabao’…

Esto último me trajo al recuerdo una frase de Gabriel García Márquez (nuestro Nobel de Literatura),  quien una vez,  en una entrevista que le hicieron,  dijo algo como que:  ‘Si bien el Comunismo se acabó  ( ..estaba reciente la caída del muro de Berlín  y  la Unión Soviética se había disuelto),  el  Anticomunismo,  no…’.

Igual o parecido sucede con el viejo modelo penitenciario adeco-copeyano, que si bien se acabó  (en el  90 %  de las instalaciones de ese tipo en Venezuela),  para los carroñeros tarifados de las  ONG’s  respectivas,  para algunos voceros de la oposición  y  para la prensa de derecha,  nacional  e  internacional,  el  “Nuevo Régimen Penitenciario” no  existe…  Y  es que tienen la mirada fija,  justamente  en  esas  cuatro  que  faltan.

A ti,  Iris,  y  a  Maduro,  les  faltan  cuatro  también.  Cuatro años por lo menos,  de gobernanza juntos,  si es que la canalla imperial no hace antes de nuestro suelo,  un campo asolado por la guerra…  tiempo en el cual esperamos  y  aspiramos que se consolide este importante proyecto,  de manera que se blinde en un futuro cercano  y  para siempre…  para orgullo del país,  de  sus  buenos  hijos,  y  como ejemplo para muchos otros países.



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Manuel Rugeles


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