Los cachorros de Sábana Grande, el Estado Docente y el reto del ministro Elías Jaua

Antes de referirme a los sujetos y los puntos contenidos en este título indico que en varios artículos ya publicados igual en Aporrea, he tocado el tema de la delincuencia juvenil y la educación, por favor, buscarlos, conectarlos y comentarlos.

Los cachorros. Este artículo, por supuesto, tiene su origen en el horrendo crimen ocurrido recientemente en Sabana Grande-Caracas, donde los protagonistas o victimarios como ya se sabe, son niños y adolescentes integrantes de una banda denominada "los cachorros", lo cual, independientemente de lo que pudiera alegar o pretender estrujarnos la derecha en la cara para insistir en la responsabilidad del Estado, representado por el gobierno bolivariano en materia de la seguridad ciudadana, no es para nada mentira que en esta dramática y/o nueva situación delincuencial se proyecta una descomposición humana propulsada desde los factores de poder económico mundial y regional, entiéndase, el capitalismo con el imperialismo gringo a la cabeza y sus secuaces de la burguesía parasitaria a lo interno de la Patria Bolivariana. Estos, sin desperdiciar oportunidades y recursos utilizan todos los bastante y cada vez más eficaces medios, persuasivos unos e impositivos otros para trastocar cualquiera de los valores libertarios de los pueblo, amantes de la paz y la convivencia, eso sí, solo con la intención de crear las condiciones existenciales para hacernos ver a los pobres como un desperdicio en los cuales no se debe hacer otra cosa que dejar que ellos mismos se destruyan y, si esa destrucción viene por propia acción, mejor, es decir, pobres contra pobres en disputa por las míseras sobras maquilladas de una cruel sociedad de consumo, entre ellas, traficar, matar, secuestrar, arrebatar, despojar a un semejante en procura del "dinero que permite obtener" algún bien material o mercancía de los exhibidos en las vidrieras, anaqueles, espectáculos, televisoras, cines, videos y las distintas redes insociales.

El Estado Docente. Todos sabemos los obstáculos que los conservadores de la derecha en todas las etapas históricas de la República en 200 años, han puesto en el camino para que el Estado Docente, como instrumento definido por Simón Rodríguez y diseñado por L. B. Prieto Figueroa, arranque del alma colectiva de nuestros muchachos los perniciosos efectos de la tiranía colonial, de la esclavitud, de la ignorancia. Como siempre el Estado Docente ha sido acusado de querer "partidizar" a los niños y jóvenes, tal como hoy lo hacen sin ningún tapujo y en algunos casos con éxito, ante las orientaciones y políticas educativas definidas en un principio, Ej. tras el proyecto de las escuelas bolivarianas que, a decir de L. B. Prieto F., se trata de la socialización política que no es más que un aprendizaje social que tiene como escenarios institucionales la familia, la escuela, las instituciones culturales y artísticas en general impulsada desde el Estado, convirtiendo esa influencia política de la escuela, más no partidista, de la misma importancia a la que ejerce la familia sobre sus integrantes, sobre la comunidad y la patria, mientras, que si esa socialización política es realizada de modo privado, indudablemente prevalecen los valores e intereses individuales y corporativos del tener, es decir, un individualismo deformado que se corresponde con el egoísmo, la competencia malsana, el consumismo. Aquí entramos en el criterio de la lucha de clases y las contradicciones históricas de las sociedades; el estado burgués no puede darse el lujo o permitirse cometer el error de dejar que nuestros niños y adolescentes reciban en las escuelas públicas, las políticas socializadoras contempladas en los distintos programas educativos, pues de allí, tal como está planteado, los muchachos han de salir realmente ciudadanos bolivarianos y verdaderos hijos del pueblo, inspirados por una democracia social que propende los valores en el ser bien contrapuestos al capitalismo, tal como lo consagra nuestra Constitución Bolivariana y lo desarrolla en el Artículo 15 y otros de la Ley Orgánica de Educación promulgada en 15/8/2009.

Elías Jaua. Tamaña tarea para este hombre ante tantas adversidades o heridas dejadas tras los despiadados ataques de los enemigos directos y bien definidos,, fundamentalmente políticos y religiosos, así como los disfrazados y cobardes, ante la educación impulsada por el Estado Bolivariano; igualmente es sabido que esa es la idea que tuvo y mantiene el presidente Nicolás Maduro para su nombramiento como ministro educativo, precisamente en esta presente etapa que no aguanta espera ni falla. Es esta y no otra que insista en darle un reimpulso político al ministerio en general, entendiendo esta tarea como la obligación de obtener la forma y el fondo que permitan diseñar e impulsar las políticas educativas que definitivamente encuentren el cómo hacer llegar a los niños, adolescentes, jóvenes y todo aquel o aquella que estudie en una institución pública o esté relacionado/a con la educación, las herramientas para corregir todo los errores y vicios intencionales o no, que son bastante, bien conocidos y perniciosos; asimismo, tiene Elías la obligación histórica de lograr convertir a las escuelas públicas en el campo de batalla y resistencia donde los muchachos nuestros, en una relación alumno maestro/a al mejor estilo de Simón Bolívar y Rodríguez, asimismo, apoyándose en ese instrumento organizativo que tanta falta les hacía a los estudiantes como es la Organización Bolivariana de Estudiantes (OBE), a la que llamo a cuidarla y alejarla de la perniciosa partidización que, tal como lo refiere la historia, les limita la autonomía de acción, pudiendo en consecuencia convencerse para dar la pelea y vencer las tentaciones de este sistema capitalista que insiste en persuadirlos para que, distraídos tras la ilusión de conseguir una vida llena de pasiones engañosas pero rápidas y perversas; altamente capaces de devorarlos sin piedad, pues, al menor descuido, los lleva al inmerecido riesgo de perder la vida en un instante, cuando en otrora, siendo y sintiéndose hijos del pueblo, convertidos en movimiento estudiantil acompañó siempre sus luchas, asumiendo, en causas justas y plena conciencia histórica, los riesgos de ser expulsados, encarcelados, desaparecidos y asesinados por los conservadores de ayer y sus herederos de hoy.

Esa es la triste realidad del sistema que impidió a los cachorros de Sábana Grande y a los soldados del ENB, a vivir la vida junto a su pueblo; por aún, sigue actuando bajo y sobre la sombra según la oportunidad.

 



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Gustavo C Vásquez


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