Ser bolivariano exige pensar y amar la patria concibiéndola como un continente integral, unido y abstenerse de manejar una visión nacionalista endógena, situando los límites de nuestros intereses "patrios" (leer "económicos") en el marco de las fronteras que los colonialistas españoles y los oligarcas criollos de todo el continente nos trazaron para dividirnos. ¿Cómo entender entonces que una nación como Venezuela, que se bautiza a sí misma bolivariana, pone sus intereses y ambiciones particulares por encima del interés de las comunidades indígenas wayú de Colombia?
Ser bolivariano no puede ser solamente un aviso luminoso de neón para atraer clientes y prestigio, crear una marca que venda y obtener regalías por ella. ¡No! Ser bolivariano es actuar con coherencia para poder decir que nuestra patria es América. Por ello lo que está sucediendo en La Guajira colombiana es una voz de alerta que debe solucionarse al estilo bolivariano y no al estilo globalizador capitalista. El artículo que a continuación transcribo, que señala que "con migajas y chichiguas, pagó Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) los daños ocasionados a indígenas en la construcción del gasoducto Binacional. Las 64 rancherías recibieron chivos, ovejas y carneros". habla por sí sólo.
Urgimos a que la Venezuela chavista corrija semejante atrocidad, que nos recuerda cuando a nuestros antepasados los españoles les robaron el oro cambiándoselo por espejitos.
El reclamo Wayúu no es cuestión de plata, es cuestión de dignidad
Por: Ricardo Londoño González
"Los guajiros no conocemos los pormenores de la negociación y no quiero que se repita lo del Cerrejón; donde Luis Carlos Galán en una conferencia ante los profesionales guajiros mostró el documento sobre la comercialización del Cerrejón que mis paisanos no conocían, esto sucedió hace 30 años y hoy estamos igual, manifestó Mario Hernández Mejía, diputado del departamento de la Guajira el 12 de julio de 2006 cuando ya se veía venir el despropósito de PDVsa en contra de los indígenas de la región.
El gasoducto tiene una extensión de 224,4 kilómetros, se extenderá hasta Paraguaná en Venezuela con un costo de 335 millones de dólares.
Durante sus primeros cuatro años de operatividad exportará gas a Venezuela y durante 16 años lo importará, El gasoducto, que tendrá una capacidad de 500 mega pies cúbicos día, deberá contar con tubos de 26 pulgadas para operar normalmente.
A comienzos del año pasado los concejales y los dirigentes comunales de la Guajira comenzaban a reclamar por la escasa participación de los nativos en el proyecto que se limitaba a ofrecer empleos de menor nivel,ya finalizando el 2006 las voces de protesta eran fuertes, en palabras del representante Vladimiro Cuello Daza :
"Con migajas y chichiguas, pagó Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa) los daños ocasionados a indígenas en la construcción del gasoducto Binacional. Las 64 rancherías recibieron chivos, ovejas y carneros".
Eso justamente es lo que mas debe ofendernos a todos los colombianos, que vengan los petroleros venezolanos a pagarnos con chivos mientras construyen una obra de hidrocarburos que les producirá cientos de millones de dólares anuales.
Cuando nos conquistaron los españoles se aprovecharon de nuestra ingenuidad y buena fe y nos intercambiaron baratijas y objetos inútiles por el oro y las riquezas de nuestro suelo y hoy, en pleno siglo 21 viene PDVsa a llevarse nuestro petróleo y a cambio nos da chivos y ovejas.
Hiere el sentido de patria esa acción tan baja por parte de la petrolera.
Lo cierto es que la empresa venezolana aprovechó el ancestral concepto Wayúu de que los chivos y carneros son el fundamento de la economía familiar y pactó acuerdos individuales con los 64 jefes de rancherías como compensación por el uso del territorio Wayúu, evadiendo escaradamente la obligación de presentar el proyecto ante la dirigencia indígena.
Es cierto que el gasoducto hace parte del plan de integración energética binacional que los respectivos presidentes de Colombia y Venezuela impulsan y que firmaron el 24 de noviembre de 2005, pero la caballerosidad y el respeto son virtudes que parecen no estar entre las de PDVsa ni de algunos de los representantes del gobierno colombiano.
En diferentes debates han participado entre otros Jorge Ballesteros, el ministro de Minas y Energía Hernán Martínez Torres, el ministro del Interior y de Justicia Carlos Holguín Sardi y el de Medio Ambiente Juan Lozano Ramírez quienes conocen a profundidad el tema y saben de las millonarias
cifras que se manejan para la ejecución del proyecto. ¿Cómo es que el gobierno no hace respetar al pueblo guajiro?
Ante la acertada reacción de algunos dirigentes guajiros como Jorge Ballesteros y del Magdalena como Luis Vives Lacoture, PDVsa decidió ofrecer en su momento 13 millones de dólares para la ejecución de obras sociales, una cantidad en todo caso irrisoria comparada con los beneficios económicos para la petrolera venezolana.
Sin embargo PDVsa pretende compensar a los indígenas construyendo "varias" aulas escolares y 14 pozos profundos para recoger agua y construir "varios" jagüeyes y la entrega de "gran cantidad de hilos", para que las mujeres puedan tejer.
El emisario de PDVsa, Edi Rincón, Gerente del gasoducto se ha caracterizado por sus frases célebres: "Nosotros no somos una empresa mercantilista" dice sin el menor rubor, y continúa, "Me siento como en la época de la inquisición, como si PDVsa estuviera haciendo mal, algo de lo que nosotros ya por rutina estamos haciendo en Venezuela".
Señor Rincón, si en Venezuela "por rutina" hacen las cosas así, quiero aclarar que en Colombia no. Aquí respetamos a nuestra gente, aquí preservamos nuestras tradiciones raizales, aquí defendemos a nuestros indígenas, aquí, en Colombia, no vamos a dejar que PDVsa pase por encima de nuestras tierras como ustedes "hacen por rutina".
Dice Rincón: "Nosotros estamos convencidos que después de vender una molécula de gas, o un barril de crudo, debemos mejorar la calidad de vida de nuestra gente, porque de lo contrario no tendría sentido, estamos sembrando el petróleo en Venezuela y así queremos hacerlo en este país". Aquí le respondemos que usted hasta ahora solo ha sembrado desconfianza, manejos que
dejan mucho que desear y que rayan con el insulto y ofertas paupérrimas que seguramente hacen parte de su "rutina" pero no de la nuestra. La riqueza colombiana de esa forma no va a enriquecer la causa chavista.
Tan amañado manejo financiero y político ha resultado en que la líder indígena Rosario Aguilar manifestara como consecuencia del trato irrespetuoso recibido por los venezolanos: "Cuando los operarios de la empresa PDVsa quieran trabajar no lo vamos a dejar, porque ésta es nuestra
tierra, aquí queda nuestro terruño y está el gas, ellos lo necesitan", además añade la líder, "No importa que esté el Ejército, nadie podrá quitarnos nuestro tesoro, nuestras tierras, donde tenemos a nuestros ancestros, nosotros autoridades indígenas como si fuéramos otro país, así es que ellos pueden largarse cuando les de su gana"
Los indígenas siempre han estado dispuestos al diálogo pero los representantes de la petrolera venezolana forzaron la ruptura de las relaciones cuando se negaron a firmar el acta de compromiso con los representantes de la etnia Wayúu bajo el argumento de que "estaban muy ocupados".
Viene a la memoria aquella histórica y lamentable noche en que las tropas colombianas masacraron a su propio pueblo en el vergonzoso episodio denunciado por Gaitán y conocido como " La Masacre de las Bananeras", uno se pregunta, ¿Será que el gobierno de Uribe le ordenará al ejército colombiano reprimir a los indígenas guajiros que exigen el respeto por su tierra y sus tradiciones ancestrales?
Una lección para PDVsa: los indígenas wayuus no están interesados en su dinero venezolano, prueba de ello es que sin la intervención acertada de los dirigentes de la región ellos hubiesen negociado por chivos y ovejas.
A diferencia de los ejecutivos de PDVsa, lo que más interesa a nuestros indígenas es el respeto por su tierra, por sus ancestros, por su cultura. No es cuestión de plata, es cuestión de dignidad.
gloriagaitan@gmail.com