Ustedes pensarán que fui contratada por la FIlven para comentar sus incidencias. Pero la verdad es que había planeado. desde mi visita pasada, regresar a los espacios del Capitolio para seguir observando los stands de libros y buscar otros títulos de mi interés. Además, porque mi amigo secreto Diogenes me pidió comprarle algún libro sobre Ho Chí Minh, en la exhibición que Vietnam tiene en esos espacios como país invitado especial, organizado por la Casa de la Amistad Venezuela Vietnam. Por cierto, la Embajada de Vietnam en Venezuela al parecer aportó los textos solo para exhibición y lamentablemente no para la venta.
Y justo hoy un afortunado tweet de la FILVEN, llegó a mi celular anunciándome que estaría la grandísima Cecilia Todd, nuestra caraqueña estrella, cantando en ocasión del bautizo del libro "Fue una Bomba ¿y qué? de Alicia Herrera.
Toda vez que me encontraba muy cerca a Ernesto Villegas, no desperdicié la oportunidad de asegurarme que había leído el excelente artículo de Clodovaldo Hernández sobre la Universidad Central de Venezuela, en Ciudad Caracas, https://twitter.com/clodoher/status/1456592955595268102?t=7ICcZtx2gBTXVed5omExBQ&s=09.
En ese texto se señala como dato crucial que la Universidad Central de Venezuela no cumplirá el próximo 22 de diciembre trescientos años de fundada, como se afirma y seguramente se celebrará en aquellos círculos de autoridades rectorales opositoras, sino 195 años cuando fue refundada por Simón Bolívar.
Apreciados lectores, aquella primera universidad fue creada ni más ni menos por Felipe V en 1721, bajo la tutela del Rey y la protección del Papa (como pueden leer en Wikipedia). Clodovaldo Hernández, copiando las declaraciones del profesor jubilado José Manuel Rodríguez señala:
"era un baluarte del colonialismo, sus programas de estudios debían ‘defender los valores católicos y la pureza de la raza’, y sus estudiantes demostrar ‘ser blancos, hijos de legítimo matrimonio, descendientes de cristianos y limpios de toda mala raza…’ Esos 105 años que duró, nada, pero nada, tienen que ver con la UCV. Espero que el Gobierno no nos vaya a salir ahora con que la recuperación física de la Ciudad Universitaria es para celebrar esa absurdidad de 300 años. Alerta con eso, ministro de la Cultura", clama Rodríguez.
Y yo, como ustedes ya saben, siempre muy impertinente, recogí ese llamado de alerta aprovechando la cercanía del Ministro De Cultura, quien afortunadamente me respondió, muy gentilmente, que estaba al tanto de ese dato.
Inmediatamente luego de esa importante diligencia, llegó la encantadora Cecilia Todd acompañada de una joven cantante Amaranta de fuerte y a la vez, dulce voz.
Empezaron a cantar no sin antes bautizar el libro de la periodista venezolana radicada en Cuba, Alicia Herrera, gran amiga de Cecilia y quien recogió las confesiones de algunos que participaron en el pavoroso acto terrorista el seis de octubre de 1976 donde, organizado desde Venezuela, explotaron un avión cubano, vuelo que nunca llegó a Cuba, falleciendo setenta y tres personas.
Cecilia nos relató, como si fuese una maravillosa tertulia en su casa, que tres días antes de ese accidente, ella viajaba desde México y, en una parada en Panamá, se subieron al avión unos jóvenes cubanos que, junto a ella, empezaron a tocar y cantar convirtiéndose un viaje aburrido, en una reunión muy cordial y afable. Varios de esos jóvenes con los que compartió Cecilia, estarían tres días después en el vuelo de Cubana de Aviación destruido por las bombas que dos venezolanos colocaron previo al despegue desde Barbados.
Cuando empezó la pandemia de Covid, la cantante se encontraba en La Habana, y le tocó permanecer en cuarenta como media humanidad por esos tiempos. Así que aprovechó el tiempo para la lectura, y nuevamente leyó el libro de su amiga que había sido publicado en 1981.
Asombrándose de que en Venezuela no hubiera existencia del mismo pues, luego de agotada la primera edición, desapareció muchos años de los anaqueles de las librerías. De esta manera, nuestra cantante estrella, extremadamente sensible ante ese doloroso recuerdo y la necesidad de conservar intacta la memoria viva en honor de los muertos, se propuso hacer el esfuerzo de que se realizara una nueva edición en nuestro país. Una segunda edición que realizó el Perro y la Rana, y que fue bautizado la noche de ayer en el marco de la FILVEN, gracias al empeño de la cantante quien quiso acompañar el acto con un exquisito recital.
A continuación, lo disfrutamos mucho, fue en verdad cálido, muy especial con esa extraordinaria voz, melodiosa en extremo, que interpreta como nadie las canciones venezolanas.
Cecilia Todd tiene además una gran característica que nos habla nuevamente de su sensibilidad: no se limita a cantar esas canciones de compositores, dispersos por allá y por acá, algunos ya desaparecidos. Sino que nos habla siempre de esas personas que compusieron las canciones que interpreta. Las admira, las elogia, las presenta al público.
Así conocimos que el merenguito que nos encanta, "Cuando me dejes" fue compuesto por el aragüeño Henry Martínez a quien nos lo presenta así: "tiene revolucionada toda la música y poesía venezolana". Por cierto, esta pieza es la favorita de mi amigo Diogenes quien, a pesar de no vivir en Venezuela, ama nuestra música y ama a Cecilia.
Cecilia Todd complacía otra pieza musical de mis preferidas como lo es "Acidito", del cantautor folklorista larense ya fallecido, Adelis Freitez quien, según comentó Cecilia, andaba por ahí cerca merodeando el recital.
Del autor de "Flor de Mayo", que interpretaba también magistralmente Simón Díaz, afirma nuestra Cecilia que se trata de Otilio Galíndez, originario del estado Yaracuy, y lo presenta como el mejor compositor del mundo. Con grata sorpresa descubro que fue miembro del Orfeón Universitario de la UCV.
Interpretó también Cecilia Todd el famoso Pajarillo Verde una de las primeras piezas musicales que cantó siendo jovencita en 1972, en la Universidad Simón Bolívar, no siendo posible más nunca dejarla en el baúl del olvido, pues la hizo famosa internacionalmente. Y nos cuenta que ese día estaba tan asustada que pensaba hubiese sido mejor quedarse tranquilita en su casa. ¡Pues no Cecilia! ¡Cuánto hubiese perdido Venezuela si no seguías tu destino!
Apreciados lectores, esta extraordinaria cantante venezolana, caraqueña, está dedicada desde toda la vida, a llevar su arte venezolanísimo a todas las partes del mundo. Pero al regresar de sus giras, ella se refugia y adora a su país, no como muchos otros casos de artistas, quien sabe si igualmente talentosos, que han huido de Venezuela, y andan por esos lares lloriqueando, componiendo y cantando canciones lloronas.
Como tuve la oportunidad de responderle a un compañero en el chat del diplomado, que se atrevió a hablar mal de Venezuela y de su gobierno, aquí también lo repito: si no vives en Venezuela hazme el favor de no opinar. Si no estás pasando por la brava situación de resistencia, trabajando como se pueda, cuando se pueda, donde se pueda, y sobretodo levantando siempre la cabeza con una sonrisa ante las adversidades, te pido que no opines, no juzgues, no digas tonterías sin conocimiento de causa.
Apreciados lectores yo les aseguro que la sonrisa de Cecilia Todd es maravillosa.
Y próxima a celebrar sus cincuenta años de actividad artística le auguramos, desde estas páginas, que continúen sus éxitos y siga deleitándonos a los venezolanos y a todos los hermanos de la Patria Grande. ¡Muy agradecidos Cecilia Todd!