En los dos primeros días del año, la página de APORREA ha estado apabullada con el tema de la amnistía. Qué de epítetos, que de insultos, que de infamias revolucionarias, que de inconsecuencias, que irrespeto a la figura del líder de la Revolución, que farsa tan grande la de estos revolucionarios de pacotilla con mentalidad de hormiga. No ven más allá de sus narices. No distinguen la interrelación que existe entre la universalidad y la particularidad de la contradicción.
La mentalidad de hormiga de quienes han lanzado toda clase de denuestos contra el decreto de amnistía, dan la impresión de analfabetos por desuso. Aquellos que leen y no entienden lo leído.
En el decreto hay dos aspectos: el indulto para 36 delincuentes comunes que salen en libertad por buen comportamiento o por padecer alguna enfermedad. Es una forma humanitaria de premiar el buen comportamiento, de brindarles otra oportunidad a sus vidas o de hacerles más llevadera la enfermedad que padecen. ¿Alguien con convicciones revolucionarias puede estar en contra de esta decisión? ¿Acaso el socialismo no es para rescatar al hombre, víctima de la subcultura de la sociedad capitalista? Entonces ¿en dónde está la equivocación por la concesión del indulto, para lo cual la Constitución faculta al presidente de la República?
Y en el caso de la amnistía, el decreto es muy explícito, muy concreto y en el fondo, condena a todos aquellos que han participado en acciones inconstitucionales para derrocar el gobierno o por desconocer las instituciones del Estado, pero que no se han presentado a juicio. Estos forman la mayoría. Decisión sabia, por cuanto de otro lado, premia con la libertad a los que se han sometido a la justicia, han atendido el llamado a juicio, han reconocido las leyes y tribunales nacionales. Estos forman la minoría. Es un acto de magnificencia brindarles la libertad para que se incorporen a la lucha cívica, como ciudadanos auténticos y no como eunucos políticos. Nadie tiene porque caer en suspicacias y subjetivismos, “volverán a conspirar”. La suspicacia, decía el maestro José Ingenieros, es condición de mediocres, actitud ajena a un revolucionario.
Con la amnistía y el indulto; con la operación humanitaria internacional para recibir a tres personas retenidas por las FARC; con el reconocimiento al triunfo del NO; la figura de nuestro presidente conquista un puesto de respeto y de admiración en el ámbito nacional, latinoamericano y mundial. Mantener a unos políticos presos ¿qué sentido tiene? Es darle argumentos a la oposición delirante, a la campaña mediática nacional e internacional. La revolución se ha quitado de encima esa lacra. En Venezuela no hay presos políticos gracias a la magnanimidad de la Revolución Bolivariana que extiende los brazos por igual a todos los venezolanos.
Que nadie confunda amnistía con reconciliación. Por cuanto no puede haber reconciliación posible entre capitalistas y proletarios, entre explotados y explotadores.
La lucha política que se avecina en el año 2008 será dura y difícil, por cuanto hay que profundizar la revolución, hay que radicalizarla, hay que descubrir en dónde están los verdaderos revolucionarios y en dónde los mediocres, suspicaces y con mentalidad de hormiga. Ha llegado la hora de tomarle cuentas a esa burocracia infame que desde los cargos públicos sabotea y frena el proceso revolucionario.
Gracias a las acciones y decisiones del presidente Chávez durante el último mes del año, el pequeño desfase del 2 de diciembre ha quedado enterrado frente al análisis que se sintetiza en las tres RRR. En este momento la oposición delirante, está desarmada de fraudes, de CNE no creíble, del dictador Chávez, de presos políticos, de fracaso económico o el bolívar fuerte, de aislamiento internacional, y de todas esas paparruchas con que montan la campaña mediática. Hoy esas mentiras están sometidas al escarnio público. En este mes de diciembre la oposición ha recibido contundentes derrotas. El último golpe lo recibió con la ley de Amnistía. Por todo ello !No volverán!
leonmoraria@cantv.net
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