¡Honra al llanto solitario de los pobres del campo, honra al pueblo que cae todos los días en nuestros campos en lucha silente y perseverante!

Por los 213 balazos que llevamos contados en el pecho de nuestro campo

Los asesinatos de mujeres, y hombres en los campos de nuestra patria son pocas veces reseñados por los medios de comunicación de las grandes ciudades de Venezuela.

La muerte por envenenamiento “laboral” de nuestros trabajadores rurales, obreros agrícolas, campesinos, agricultores, indígenas es desconocido por los que nos alimentamos cada día en las ciudades grandes o pequeñas. Llamo envenenamiento laboral , aqel que en el trabajo en el campo, impregna a la familia campesina; que día a día, lentamente ocurre a través del agua que escurre de las laderas luego de fumigar la siembra, el veneno que maman los hijos de nuestros agricultores y agricultoras en lazo ineludible del compartir el trabajo agrícola la familia, el quehacer del campo: lavando la ropa de la jornada, lavando el tonel de plaguicida, enjuagando la asperjadora, secando los sudores de la cara y los brazos, el cuello…

La muerte lenta y segura, la deformidad aterradora de los niños por nacer, el semen sin calidad, los óvulos abortados, las cefaleas, los daños nerviosos, los suicidios, el cáncer…, el terrorismo cotidiano del vecino que te amenaza, te asusta, te quita lo tuyo a la fuerza, poco a poco , ¡ y no puedes no poder hacer nada!, ni en las tierras de Lara, de Yaracuy, de Apure, de Zulia…también, además camarada, la muerte por rescatar las tierras para la agricultura, para sembrar sano y seguro, para ser libres.

Te mueres junto con las matas y los peces por asfixia de las emanaciones, los humos, los olores , las pestilencias, los desagües, los polvillos de la fábrica de cemento, de niquel, de carbón, de plaguicidas, de las maderas tratadas con químicos altamente contaminantes.

Son muchas las formas de morir en el campo aún.

Son tantas las luchas que el pueblo bolivariano y latinoamericano tiene.

Son tantos los que gritamos de mil maneras que hay que ver el asunto de las tierras y la comida desde el campo y no solamente desde los altos edificios de la ciudad, estadísticas, letras y reuniones. El enemigo esta en los mercados llenos de frutas saturadas de fungicidas, en los tomates y papas salados de sudor de nuestros campos impregnados de venenos altamente tóxicos.

No mas muertos, no otro Nelson, no otro bebé de labio leporino, hidrocefálico, abortado, escondido en el cuarto de atrás de Lara, Falcón, Pueblo Llano, Quibor. Los pueblos de las ciudades deben saber lo que ocurre totalmente en los pueblos de los campos…. Aquí estamos, en pie de lucha , organizados, con los ojos abiertos, las voces claras y el pensamiento dispuesto viendo al enemigo la cara diariamente y señalando su presencia.


UBV-Mov. Sociales

caquetia@gmail.com



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Carina Salazar


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