Al conmemorarse un aniversario más del derrocamiento de la última dictadura militar que asoló al país, aquel 23 de enero de 1958, debe ser referencia obligada, la acción y figura de Fabricio Ojeda, Comunicador Social comprometido, con los mejores anhelos de libertad y esperanza del pueblo venezolano; no pudo soportar la traición que hacía la oligarquía, junto a los partidos Acción Democrática (AD) y COPEI, a los sectores populares que dieron su vida en la lucha, y en la resistencia contra la dictadura. El periodismo comprometido de Fabricio Ojeda, es hoy un paradigma, para quienes ejercemos la comunicación, como acción legitima del pueblo, como derecho humano y acción libertaria, dentro del proceso de cambio revolucionario; que estamos construyendo en la República Bolivariana de Venezuela, y que lidera el comandante Hugo Chávez.
La comunicación como militancia política, es legado de Fabricio Ojeda, que resplandece ante la perversión del hecho comunicacional, ante la trasformación de la comunicación en operación de una guerra sucia y psicológica, para torcer la voluntad de los pueblos, y la implantación de los valores del mercado bursátil, en sustitución de los altos intereses de la patria. Ante el triste espectáculo de presuntos comunicadores, con rimbombantes títulos universitarios, vendidos al mejor postor (nacional e internacional), que hoy presenciamos en las pantallas de televisión, en los medios impresos y radiofónicos; se agiganta la figura y el ejemplo de Fabricio Ojeda.
La canallada mediática, ha logrado atrincherar en su seno, los más bajos y perversos intereses contra la patria, y el proceso bolivariano. Las empresas de comunicación, son hoy, operadores políticos de la derecha nacional, con fuertes vínculos con el capital transnacional, y el aparato militar industrial del imperialismo yanqui. La comunicación e información, es un teatro de operaciones militar y político, donde los comunicadores son los centuriones de los empresarios de los medios, que actúan sin mayores escrúpulos, guiados sólo por el afán de destruir la Revolución Bolivariana, y su ejemplo que hoy se irradia en todo el continente Latinoamericano.
La Comunicación Comunitaria y Alternativa, forma parte de ese legado que nos dejó Fabricio, y de las conquistas logradas por los sectores populares, en estos diez años de proceso bolivariano. Hoy como ayer, la reacción ataca desde las llamadas empresas de comunicación, intentando destruir al proceso. Y hoy como ayer, los comunicadores comunitarios y alternativos, recogemos las banderas y la pluma de Fabricio Ojeda, para reivindicarnos en su sacrificio, al asumir con dignidad, el deber con nuestro pueblo.
“Convoque, pues, Sr. Presidente, al suplente respectivo, porque yo he salido a cumplir el juramento que hice ante ustedes de defender la Constitución y las Leyes del país. Si muero, no importa, otros vendrán detrás que recogerán nuestro fusil y nuestra bandera para continuar con dignidad, lo que es ideal y deber de todo nuestro pueblo”.
¡Abajo las cadenas! ¡Muera la opresión! ¡Por la Patria y por el pueblo!
(Fragmento de la carta de renuncia del Diputado Fabricio Ojeda, de fecha 30 de junio de 1962, ante la Cámara de Diputados, del extinto Congreso de la Cuarta República)