Septiembre 22 de 2017.- Tras una semana de búsqueda, la policía brasileña confirmó que la exploradora británica Emma Kelty fue asesinada en un intento de asalto registrado cerca del municipio de Coarí, en el estado de Amazonas.

El GPS de emergencia que Kelty llevaba consigo emitió una alerta el miércoles pasado, la empresa encargada de monitorear el dispositivo se comunicó con las autoridades brasileñas para informarle el hecho.

De inmediato, se inició una operación de búsqueda que al poco tiempo permitió encontrar ropa y calzado de la exploradora en la isla Boeiro, a 360 km. de Manaos, capital del estado de Amazonas.

Kelty habría acampado ahí como parte de su travesía en la que planeaba recorrer en kayak el río Amazonas, desde su orígen en el Perú hasta el océano Atlántico.

El despliegue policial también permitió capturar a un adolescente de 17 años en Codajás, a 100 km. de Coarí, que intentaba vender dos celulares, una tablet y una cámara GoPro pertenecientes a Kelty, detalla la agencia EFE.

El menor confesó haber participado del robo y asesinato de Kelty, crímenes que perpetró junto a otras seis personas. "El adolescente informó que la británica había sido abatida por dos tiros de escopeta y que luego tiraron el cadáver al río", detalló según un comunicado policial recogido por EFE.

La policía local asegura ya haber identificado a todos los miembros de la banda. Hace unos meses, entrevisté a Emma Kelty para la sección Posdata de El Comercio aprovechando una breve visita a Lima antes de emprender esta nueva travesía.

¿Cuántos tendríamos el valor suficiente para dejar un trabajo seguro por perseguir nuestros sueños? ¿Contaríamos con la fuerza necesaria para llegar al Polo Sur o internarnos en la selva amazónica? Recuerdo esas preguntas repitiéndose en mi mente mientras esperaba a que el ascensor me llevara hasta el piso 22 del edificio miraflorino donde funciona la embajada del Reino Unido.

En la sala me esperaba Emma, el embajador y dos funcionarios consulares. En esa ocasión, la primera pregunta no la hice yo. "¿Me van a tomar fotos? Porque he dormido muy poco y soy bastante tímida", me dijo.

Afortunadamente para ella, la imagen que nos había enviado un par de días antes en la que posaba sonriente en el Polo Sur era suficiente.

A continuación, compartimos la entrevista que publicamos en este Diario el martes 18 de julio.

Realizar una caminata de más de 4 mil kilómetros desde México hasta Canadá, emprender una expedición solitaria esquiando al polo sur, saltar más de 90 veces de un avión, descender una torre en rapel y ahora recorrer en kayak el río Amazonas. Ese tipo de cosas hace Emma Kelty, una antigua educadora británica que decidió dejar todo para viajar por el mundo.

"Ahora tengo tantos amaneceres en la mente. He vivido cuatro meses en un saco de dormir y es lo más liberador que he hecho", nos cuenta durante su breve visita a Lima.

— Antes de esto era una educadora...
Sí, una educadora.

— Y dejó todo atrás.
Hace ya dos años.

— ¿Por qué?
Porque mi padre falleció debido al cáncer y yo era extremadamente cercana a él. Además, mi madre ya había muerto cuando yo tenía 15. Me di cuenta de que trabajaba hasta las 2 a.m., para luego levantarme a las 5 a.m. y seguir trabajando. No tenía feriados ni fines de semana, ni nada de eso. Tras la muerte de mi padre, decidí analizarme y analizar la vida que llevaba. Me di cuenta de lo corta que es la vida, así que decidí cumplir este sueño que tengo desde los 5 años: viajar sola al polo sur.

— Antes de eso caminó un buen tramo por América...
Desde México hasta Canadá.

— Y luego enrumbó al sur de Chile.
Sí, para llegar al polo sur debes aterrizar en Chile, dirigirte a Punta Arenas y luego emprender a la Antártida. Lo primero que hice por ahí fue aprender a vivir a -40°C y -50°C. En Inglaterra, si bien hace frío, no sueles alcanzar esa temperatura [risas]. Luego pasé unos 60 días recorriendo el polo sur. La aventura inició en noviembre del año pasado y terminó a fines de enero por algunos contratiempos.

— Como la pérdida de su equipaje en Santiago de Chile.
Sí. Eso fue todo un drama.

"VIVÍ A -50 °C Y CAMINÉ 60 DÍAS EN EL POLO SUR"

— Debe ser irritante, prepararse tanto y que el viaje esté en riesgo por algo así.
Tanto que mi mente solo pensaba que debía encontrar mi equipaje, así que tomé la decisión de viajar a Santiago para conseguirlo.

— A propósito, ¿cuánto se debe preparar uno para un viaje de esta dimensión?
La lista es infinita. Primero debes prepararte físicamente para las largas caminatas, para eso viajé a Australia y me entrené en las montañas. También debes pensar en el equipo que llevarás. Primero exploré parte del polo sur con un guía, para luego hacerlo sola, porque si ahí te confundes o tomas una ruta equivocada, créeme que la ayuda no llegará por más que la pidas.

— ¿Y mentalmente?
Creo que es parte de mí, puedo ser una dama bastante dura cuando quiero serlo, y enfocarme mucho en algo. ¿No te parece que caminar todos esos kilómetros es un ejemplo de esta fortaleza mental? [Risas].

— Por supuesto. Recuerdo que un explorador español que fue al polo norte me dijo que a la mitad del viaje todo se ponía más difícil, ¿le sucede lo mismo?
En realidad, creo que no tengo ese problema. Tuve algunos dramas antes de pisar el hielo, pero luego dije: "Venga, vamos a hacerlo".

"EN MI MUNDO IDEAL, LO QUE QUISIERA SER ES LA VERSIÓN FEMENINA DE BEAR GRYLLS".

— ¿En qué momento decidió recorrer el Amazonas?
[Sonríe] En el vuelo posterior a la expedición al polo sur, mientras estaba en el avión me di cuenta de que no quería volver a trabajar. Entonces, se me ocurrió que el próximo lugar que podría explorar debía ser la selva, de inmediato la opción de la Amazonía saltó a mi mente. Entonces, durante los últimos 4 o 5 meses me he estado preparando en navegación a bordo de un kayak para que sucediera.

— Financiar el viaje debe ser un gran reto.
Heredé algo de dinero de mi padre, me mudé a un departamento más pequeño, así financié estos proyectos. En el caso del polo sur, recuperé el dinero del vuelo de regreso y con eso viajé a la Amazonía.

— ¿Qué fue lo primero que pensó tras decidir ir a la Amazonía?
Que hay muchas historias, al igual que en toda América. Cuando comencé las caminatas por este continente, lo primero que leí fueron cientos de historias sobre gente que había muerto o había sido asesinada, pero descubrí que el 99% de la gente es totalmente asombrosa. Te recibe tan bien y es tan cariñosa, que descubres que lo que lees no es necesariamente lo que sucede. Eso mismo espero que suceda con este viaje, que el 99% de gente que conozca sea fascinante.

— En Latinoamérica hay quienes piensan que una mujer no puede ni debe viajar sola. ¿Qué les diría?
Creo que el mundo cambia, se mueve; en mi cabeza es impensable no hacer algo porque a una persona no le gusta. La vida es muy corta y no me voy a quedar en mi casa, eso no es lo mío [risas].

"EL MUNDO CAMBIA, SE MUEVE; EN MI CABEZA ES IMPENSABLE NO HACER ALGO PORQUE A UNA PERSONA NO LE GUSTA".

— Bueno, pero miedo debe haber sentido en algún momento, ¿o no?
Creo que estoy preparada para eso, fue parte del entrenamiento que seguí. No conquistas la vida quedándote quieta por ese 1% malo.

— Cuando finalice este viaje va a necesitar altas dosis de adrenalina en su vida.
[Risas] ¡Absolutamente! En mi mundo ideal, lo que quisiera ser es la versión femenina de Bear Grylls [protagonista de diversos programas sobre supervivencia en situaciones extremas], hacer esto a tiempo completo y recibir un pago. Quizás terminando este viaje por el Amazonas alguien se anime a llamarme.

— ¿No ha habido ninguna propuesta hasta ahora?
Aún no. Debo confesarte algo, no soy muy buena publicitándome en medios de comunicación [risas].

— ¿Por eso tiene un blog, para ayudarle a transmitir sus mensajes?
Totalmente. La gente debe saber que si yo lo puedo hacer, entonces cualquiera puede. Recibo muchos mensajes a través de mi blog y mi Facebook de gente que ha resultado inspirada por lo que hago, gente que vio que seguía un rumbo que no quería y ahora lo cambié. Digo, soy una chica normal.