La activista iraní Nasrin Sotoudeh está acusada de siete delitos. Entre ellos, se le imputan cargos como "conspiración", "incitación a la corrupción y a la prostitución", "espionaje" o "perturbación del orden público". Sotoudeh fue detenida el 13 de junio de 2018, pero su sentencia no se dio a conocer hasta un año después. Finalmente, fue condenada a 38 años de prisión y a 148 latigazos.
Amnistía Internacional, que ha considerado de "vergonzosa injusticia" la sentencia, ha decidido tomar cartas en el asunto y ha puesto en marcha una campaña de firmas para exigir al Líder Supremo de Irán, Ali Jamenei, su liberación inmediata e incondicional, así como la anulación de la resolución.
La reacción en defensa de Nasrin se ha extendido en los últimos días a nivel mundial, con adhesiones a la campaña venidas, entre otras, de Italia, Holanda, Reino Unido o Canadá. En España, ya son 171.344 las personas que con su firma han apoyado la iniciativa. Organizaciones como la Fundación de la Abogacía Española o el Colegio de Abogados de Madrid también se han sumado a la petición, y desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se ha hecho público un comunicado mostrando preocupación por el caso.
Una petición que a nivel global ya supera las 670.000 firmas, según los datos publicados en Twitter por la propia organización. Así lo afirman en un tuit en el que, además, solicitan cooperación ciudadana para alcanzar el millón de firmas y "mostrar a Irán que no nos quedaremos callados".
Un apoyo al que también se ha sumado la alcaldesa de París Anne Hidalgo, que concedió este lunes el título de "ciudadana de honor" a la activista y celebró a través de un mensaje en la red social Twitter, donde en más de una ocasión ha mostrado su apoyo a Nasrin. Una decisión judicial que plasma la crudeza iraní en materia de libertad por la defensa de los derechos humanos, y que preocupa aún más ante la pasividad del resto de dirigentes políticos que, por el momento, han preferido no pronunciarse.
La sentencia más dura contra una defensora de los DDHH
La de Nasrin es considerada la sentencia más dura que se recuerde en muchos años contra un defensor o defensora de los derechos humanos. Es abogada de profesión, y defendía a todas aquellas mujeres que se oponían a acatar las restrictivas leyes sobre el uso del velo. En Irán, a las mujeres y a las niñas no se les permite salir de sus hogares a menos que cubran su cabello con un pañuelo. Nasrin quería un cambio y fue detenida por ello. Su verdadero delito ha sido luchar pacíficamente por los derechos humanos. Algo que ha defendido a capa y espada toda su vida. Pero las autoridades iraníes interpretaron que su lucha atentaba contra la seguridad nacional.
Según Amnistía "es un escándalo absoluto que Nasrin Sotoudeh se enfrente a pasar casi cuatro decenios en prisión y a recibir 148 latigazos por su labor pacífica en favor de los derechos humanos, incluida su defensa de mujeres que se han manifestado contra la degradante legislación sobre el uso obligatorio del hiyab (velo). Nasrin Sotoudeh debe ser liberada de forma inmediata e incondicional, y esta obscena sentencia debe ser anulada sin dilación”, ha afirmado Philip Luther, director de Investigación y Trabajo de Incidencia de Amnistía Internacional para Oriente Medio y Norte de África.
“Nasrin Sotoudeh ha dedicado su vida a defender los derechos de las mujeres y alzar la voz contra la pena de muerte; es indignante que las autoridades iraníes estén castigándola por su labor en favor de los derechos humanos. Este fallo condenatorio y la pena impuesta vienen a consolidar la reputación de Irán como cruel represor de los derechos humanos", agrega Luther.