Sin importar que la deportación haya sido por un "error administrativo", y a pesar del fallo de la Corte Suprema que ordena facilitar su regreso o una suspensión de remoción con la que contaba, tanto el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele, han dejado claro que Kilmar Ábrego García no será devuelto a Estados Unidos.
Funcionarios de la Casa Blanca argumentan que depende de El Salvador hacerlo o no. Bukele dijo este lunes desde la Oficina Oval que hacerlo sería una noción "absurda". "¿Cómo voy a introducir a un terrorista de contrabando a Estados Unidos? Por supuesto que no voy a hacerlo", afirmó.
Cuando los periodistas en la Casa Blanca le preguntaron entonces si tiene la potestad para liberarlo dentro de El Salvador, Bukele dijo que sí la tiene, pero que a su administración no le "gusta mucho liberar a terroristas" en su país, aunque según sus abogados, Kilmar Ábrego nunca fue acusado de un delito y un juez de inmigración estadounidense lo protegió de la deportación a El Salvador por temor a su persecución por parte de pandillas locales.
Las declaraciones se dieron en medio de la batalla legal en el caso de Ábrego García —señalado por la administración Trump como miembro de la MS-13, algo que sus abogados niegan— y pese a la orden de la Suprema Corte de facilitar su regreso a Estados Unidos desde la famosa megaprisión de El Salvador, el Centro de Confinamiento del Terrorismo, conocido como Cecot.
La negativa de Trump y Bukele de hacer que Ábrego García regrese al país en el que ha vivido durante aproximadamente 14 años y donde tiene una familia con su esposa y tres hijos, es una cuestión de estrategia, de acuerdos, falta de voluntad, pero también de orgullo, dicen analistas consultados por CNN.
Una cuestión de acuerdos y orgullo
"Lo relevante aquí, por un lado, son las estrategias de política exterior, es decir, El Salvador quiere tener acuerdos con Estados Unidos, sin importar que se trate de un acuerdo de capitalismo carcelario: Estados Unidos invierte en que El Salvador impida que la gente salga para EE.UU.", dice a CNN Junek Vargas, académica especializada en inmigración.
Agrega que otro aspecto importante es que Bukele quiere que el Cecot "sea el centro al cual cualquier país pueda enviar allí a sus terroristas".
Para Rosa Barrientos-Ferrer, analista senior de políticas de inmigración en Center for American Progress (CAP), la negativa de regresar a Ábrego García a Estados Unidos es "una cuestión de orgullo. Quieren enseñarle al mundo quién manda y demostrar que están por encima de la ley".
Dijo a CNN que tiene que quedar claro que Trump y Bukele tienen la facultad para regresarlo con su familia y que aun así no lo han hecho. "Lo preocupante es que, si le pasó a Kilmar Ábrego García, le puede pasar a cualquier estadounidense, así que es posible que esto sea solo el comienzo", advirtió.