Por supuesto, si el respaldo de la moneda de un país es con dólares, el único país libre de posibles defaults sería el propio EE.UU., pero con el uso de monedas fiduciarias la cosa cambia radicalmente. Veamos:
Con tan elevados volúmenes de gastos invertidos y desparramados en el mundo entero, particularmente en la burocracia castrense que es la de supremo costo, ¿cómo es que los EE.UU. con semejantes desembolsos monetarios pueden lanzar al mundo billetes sobre billetes sin que se les agüen los ojos?
Bueno, puede hacerlo EE.UU. y cualquier otro país tanto por concepto de gastos domésticos como por el de gastos en el extranjero.
La moneda fiduciaria da cuenta de esos ingentes volúmenes de dinero en circulación ya que ellos se mueven y tienen que moverse al paso de la dinámica interna y externa en materia de circulación del dinero, de la producción de mercancías, es decir, de la circulación del capital en su conjunto.
De allí que toda economía por sencilla y "micro" que sea es esencialmente macroeconómica o envolvente de todas y cada una de las empresas fabricantes e intermediarias.
Si el dinero de circulación operara con monedas con respaldo real, como el oro, este mismo respaldo marcaría un límite a la emisión dineraria porque de otra manera los países sí posiblemente sufrirían momentos deficitarios o de default.
Por ejemplo, ahora resulta un hecho muy posible de que con el PETRO se quiebre la amenaza de los posibles defaults que venía preparando la política imperialista de EE. UU. en venganza a nuestra resoluta e inquebrantable continuidad independentista de imperios extranjeros. No en balde ha sido la arremetida de los posibles afectados contra esta fortísima moneda.
Efectivamente, de ahora en adelante nuestro Estado podrá lanzar al mundo tanto dinero fiduciario (Bs. F) como lo exijan las necesidades productivas y su correspondiente mercadeo, del mercado proveedor de insumos y el de las cargas burocráticas civicocastrenses que se vayan requiriendo para defendernos y adecuarnos más y más a las necesidades monetarias derivadas de nuestro propio desarrollo industrial.
Así, un plumazo bastaría para dotar a los trabajadores acuciados por la inducida hambre comercial y capitalista de tanto cicuyalante como estas subas de precios lo vayan exigiendo, y mediante la indexación simultánea de los salarios de los trabajadores afectados y sin peligro alguno de ningún default porque sencillamente ya no necesitaremos ni un dólar para nada frente al mercado exterior ya que pagaremos con nuestros recursos a través del Petro, una moneda sui géneris que siendo virtual tiene la materialidad y la realeza del petróleo, del oro y de otros recursos naturaes de los que afortunadamente la naturaleza nos ha dotado y en abundacia sin límite alguno.
Los posibles excedentes de rentas salariales pasarían a la partida de ahorros personales que obviamente salen de la circulación sin sumar causa alguna inflacionaria.