Generalmente los políticos en buena parte de los casos se refieren a la necesidad de poner el acento en esta o tal cosa; de hecho es una costumbre inveterada que va más allá que en ocasiones trasciende a ese ámbito, lo podemos ver en el deporte, en la cultura, en la cotidianidad de quien tiene en sus manos la posibilidad de modificar o hacer algo para mejorar situaciones que se pueden considerar no actualizadas o que deben mejorar si hacemos o proponemos una posible solución; pareciese que el diagnóstico está hecho y faltaría manifestar el como hacerlo.
En ciertas materias, esta situación se puede tornar en una especie del querer hacer y no se tienen herramientas (razonamientos), para llevarlas adelante, esta situación en el campo económico y gerencial se ha convertido en un laberinto de indefiniciones que apuntan a correr hacia atrás las soluciones, por aquello que la peor decisión es no tomar ninguna decisión, cuando la realidad lo exige.
Ciertamente cuando oímos o leemos la opinión de expertos, asesores, etc, las propuestas están orientadas al que hacer pero, muy pocas veces se dice el como hacerlas; al respecto podrían estar ocurriendo varias cosas, comenzando por el no me atrevo a decirlas porque si me equivoco no caerá muy bien, igualmente aunque creo que es lo correcto, no me atrevo a explicarlas porque pueda que entre en contradicción con los superiores. Lo cierto de todo esto pasa por la calificación y seguridad de lo que se propone.
En el caso de la economía venezolana creemos que pasa mucho de esto, lo cual quiere decir que las soluciones a una problemática en particular, por ejemplo, en la actualidad se nos presenta una situación bastante grave y delicada con la hiperinflación que estamos experimentando en el país. Y por otra parte lo relacionado con el sistema cambiario. En cuanto al sistema de precios, los controles derivados y/o aplicados a partir de la Ley del Sundee, lo consideramos anaplicables por no ajustarse a la realidad y que no va a la génesis del asunto como lo es la estructura de costos de producción, al respecto hemos hecho propuestas dirigidas a la sistematización de los costos que se puede hacer por dos vías no excluyentes; una, información a requerir a productores e importadores y a partir de allí confrontar con la base de datos de los organismos oficiales competentes. En cuanto al sistema cambiario hay una decisión que tiene que ver con la asignación de divisas a quienes en realidad lo requieran en función de la prioridad que se le asigne, caso particular la importación de maquinarias y equipos para el campo venezolano, entre otros. Aunado al hecho de su flexibilización en un sistema cambiario único que garantice la democracia en el acceso igual para todos.
Como podemos ver, propuestas concretas que pretendemos rompan con el como hacer o tomar las medidas, porque en ambos caso se dirigen a la productividad y la producción nacional, en aras de superar lo que tanto se menciona como lo es acabar con el rentismo petrolero, comenzando con el fortalecimiento precisamente de una industria petrolera que seguirá mientras no lleguemos a una diversificación cierta de la economía y por ende del fortalecimiento del aparato productivo nacional.