¿Cuánto, realmente, vale un PETRO? Reconociendo mi limitado conocimiento sobre el tema financiero, cambiario y monetario, voy a apelar al “sentido común” y a la “intuición” y voy a dejar de lado la racionalidad “científica”, pues, estoy convencido que pocos “economistas” y especialistas en finanzas, pueden darle una explicación racional, científica y válida a la locura cambiaria y financiera que vivimos hoy en Venezuela. Ningún “economista” ni “político” nos termina de convencer con sus explicaciones: ni del lado del gobierno ni de la oposición y menos de quienes se mantienen oscilantes. Lo que hoy vivimos en Venezuela da cuenta de una discusión de larga data: ¿Es posible que existan las “Ciencias Económicas” en medio de explicaciones tan variadas sobre una misma realidad? Tenemos múltiples diagnósticos de una misma enfermedad y no comprendemos que son sólo explicaciones situacionales distintas de una misma realidad. ¿Es realmente la economía una ciencia o sólo existen algunos aspectos estructurados en la llamada economía - financiera, monetaria y cambiaria - susceptibles de seguir normas, leyes, regularidades: predecibles, medibles, cuantificables, pronosticables…? Creo que estamos viviendo inéditos momentos “revolucionarios” (donde todo se revuelve) en medio de un “sistema económico creativo” que más que “seguir leyes” es capaz de “generar nuevas leyes” y se metaboliza, cambia o transforma, inesperada y sorpresivamente. Por eso, no logramos entender y comprender lo que hoy ocurre. Ni falta que hace.
Estamos en “revolución”. Una revolución “socialista” que tiene la particularidad de ser “capitalista” en la realidad concreta y más allá del discurso. Vivimos un tiempo de alta complejidad, conflictividad y de poder compartido. Vivimos una especie de “neoliberalismo socialista”. Donde aceptamos las reglas del juego capitalista pero pretendemos jugar al socialismo. Juego (tríadico social) en el que hoy decimos una cosa y mañana hacemos otra y donde la llamada “boliburguesía” revolucionaria compite con la “oligarquía burguesa capitalista” de vieja data por la repartición de las migajas que hoy reciben de la disminuida renta petrolera. Así las cosas, el PETRO, como lo anunciamos hace mucho tiempo atrás, sigue siendo la salida inteligente y creativa para resolver, buena parte de la crisis a la que nos han llevado, entre otras: las condicionantes históricas de acumulados errores cometidos en el pasado reciente y más allá; la baja capacidad de gobierno y los elevados índices de corrupción que hemos permitido y la injerencia extranjera avalada y apoyada por sectores anti patrióticos. Como parte de este pueblo y como militante del PSUV, como colaborador de este gobierno que ha sacrificado buena parte de su tiempo y de sus relaciones familiares e institucionales, me permito sugerirle al señor Presidente Nicolás Maduro que no siga dando vueltas y termine de consolidar al PETRO como moneda, real y virtual, de intercambio. Y, para no violar la Ley Orgánica del Trabajo y las aspiraciones socialistas a favor de los trabajadores que nos termine de elevar los sueldos y salarios y nos pague, realmente, en PETROS. Y que pase lo que tenga que pasar. Nos dijeron que un PETRO valía un barril de petróleo ¡Cúmplase!
