Freddy Castillo Castellanos
“Nuestra maltratada educación, demanda imaginación, gracia y curiosidad es tarea que tenemos en estos tiempos de revolución, donde la creación verdadera ha sido sustituida por deleznables destrezas en los tramites administrativos, en palabras de Freddy Castillo Castellanos en su libro de la Ciencia de la Caballería andante, refiriéndose a nuestra maltratada educación en Venezuela. Hoy mas que nunca debemos pensar y reflexionar nuestro papel histórico en la construcción de la nueva Venezuela. Y por que no hacerlo desde la Universidad, desde la diversidad, desde el ejercicio de los valores, desde el pueblo.
¿Que es la Universidad? ¿Que papel juega la universidad en la construcción de un país? ¿Estamos en capacidad de transformar la universidad con las viejas armas que tenemos? La realidad debe ser transformada y las viejas estructuras desmontadas en palabras de Freire me refiero a “la ideología autoritaria y clasista que nos marca y nos sofoca” La educación tiene que estar debidamente articulada y ser constantemente re conformada en su interrelación dialéctica con las cambiantes condiciones y necesidades de la transformación emancipadoras en marcha porque sabemos perfectamente que los educadores también tienen que educarse.
“Ahora, ya nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa así mismo, los hombres se educan en comunión, mediatizados por el mundo”. Por lo tanto enseñar exige humildad, tolerancia y lucha en defensa de los educadores y educadoras; lucha iniciada con el respeto a la practica pedagógica y el ejercicio de ésta de manera digna, amorosa y ética. Por su parte Freire asume el proceso de educación como “un acto de amor, de coraje, como una práctica de libertad en busca de transformar las situaciones históricas de la humanidad”.
Pero también vincula la pedagogía y la política como elementos fundamentales del desarrollo social de los discentes y docentes, seres humanos que construyen día a día su historia con sus saberes, haceres y sabores, en interrelación constante con el mundo que les rodea. Señala que “la comprensión de los limites de la práctica educativa requiere indiscutiblemente la claridad política de los educadores en relación con su proyecto, requiere que el educador asuma la politicidad de su practica”.
Un papel fundamental lo juegan los educadores conjuntamente con los sectores populares, de conducir la discusión y sobre la base de la reflexión emprender la acción de educar, siendo coherentes y disminuyendo la distancia entre lo que dicen y hacen. En tal sentido los educadores con el pueblo organizado deben asumir trabajar con esmero a favor de la Educación, para mejorar sus patrones de enseñanza en defensa de la dignidad de cada docente, alumno y de su formación permanente.
Es urgente que la practica docente de educadoras y educadores críticos se impregne de saberes esenciales y se base en una refrexion-accion permanente sobre su hacer diario para crear las posibilidades de su producción o de su construcción y luchar por la educación popular, por la participación creciente en las clases populares, en los consejos comunales y consejos estudiantiles; deben incentivar la movilización y organización no solo de su propia categoría, sino de los trabajadores y las trabadoras en general.
Otra lucha necesaria es por la autonomía de la universidad, como parte de los cambios estructurales, de esta forma, se impondrá la necesidad de dar mayor participación a la población organizada en las decisiones educacionales. A través de plenarias pedagógicas como tribuna popular de estas expresiones, se promoverá la reorientación curricular y la descentralización del presupuesto para universidades ampliando el adelanto directo de la partida presupuestaria para que pueda ser administrada por las propias Comunas Universitarias.
También, estimular la autonomía pedagógica, la cual permitirá la elaboración de planes de trabajo y presentación de propuesta que mejoren la calidad de vida, el trabajo interdisciplinario con el apoyo de núcleos de acción educativos de diferentes instituciones gubernamentales, universidades entres otras instancias.
Todo ello que sume para la realización de una practica fundamentada en la toma de decisiones individuales y colectivas que garanticen lo dicho por Freire: “…una educación democrática popular rigurosa, seria, que de respuesta y estimule la presencia popular”.
La cual nos lleva inmediatamente a concluir que la educación popular como política educativa tiene que ser aprendizaje permanente, de creación e inventiva colectiva y sin descanso, de humanismo y reflexión mutua, de alegrías y acompañamientos reales, de hacer, compartir, decir y oír a fondo y con pasión el derecho a soñar un mundo distinto.
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