El 18 de julio de 2003, el presidente Hugo Chávez firmó el decreto que creó la Universidad Bolivariana de Venezuela. Ese hecho fue apenas una muestra de que los planes del líder insurgente no eran un mero maquillaje sino que iban a lo profundo de las estructuras y en pos de la verdadera transformación.
Ese mismo año, en septiembre, Chávez funda la Misión Sucre (MS) en honor a Antonio José de Sucre quien como presidente de Bolivia llevó a cabo una verdadera revolución educativa en 1826. Una obra que continuó en Ecuador, Quito. "La educación –decía- es el origen de los buenos magistrados y ciudadanos", y por eso estableció que todos los sectores, desde los aborígenes hasta las mujeres, debían tener acceso al conocimiento. Sucre también dispuso que las universidades se establecieran en cada provincia y las escuelas en todos los cantones. En esas ideas se apoyó Chávez para municipalizar la educación universitaria. Por eso la UBV y la MS están en todo el país, no como extensiones sino como ejes educativos con estudiantes y profesores de cada región. Así se ha resuelto la gigantesca deuda social que generó la exclusión estudiantil como resultado de una universidad elitesca. Para 2007, según cifras oficiales, había 1 millón 137 mil más estudiantes que en 2003 recibiendo educación universitaria.
Y la UBV nació en un edificio emblemático de Pdvsa, allí en Los Chaguaramos. Sus trabajadores lo abandonaron cuando fueron a paro el 18 de diciembre de 2002 y más nunca regresaron. Entonces aquellas lujosas instalaciones fueron tomadas por el pueblo y en los salones donde se planificaron golpes de Estado ahora se comparten saberes.
Recuerdo a miles de jóvenes en cola para inscribirse en la UBV. Dormían en las adyacencias de la Institución, en una zona absolutamente "escuálida" donde los insultaban y desde balcones y ventanas, les lanzaban cubos de hielo para que se fueran. Pero ese pueblo aguantó, estudió y obtuvo un título universitario que jamás hubiese podido lograr en la otra Venezuela. Porque la UBV, en su documento rector, se obliga a hacer realidad los sueños de sus estudiantes.
También miles de profesionales pudieron desarrollarse como docentes e investigadores. Experiencia liberadora es dar clase en una aldea universitaria. De día son escuelas o liceos y de noche, se convierten en universidad. A veces los salones de primaria acogen a los adultos y éstos se envuelven en esa atmósfera infantil que les invita a saberlo todo…
Pero a 15 años de aquella gesta educativa sabemos que la niña quinceañera anda coqueteando con el reguetón y, a veces, como que se olvida de dónde viene y para qué nació. Que prefiere una bailoterapia en el estacionamiento de la sede Chaguaramos a pasar el día en alguna comunidad, y está de acuerdo con eso que algunos profesores le dicen: "en mi clase no se habla de política porque esto es una universidad y aquí se viene a estudiar". ¿Y es que acaso la educación no es un acto político en sí misma, como planteaba Paulo Freire? ¿O creen que la burquesía no ha hecho de la educación un vehículo para perpetuar su "way of life"?.
Que los tiempos no son fáciles y las malas juntas dañan. El legado de su fundador es herido de muerte cada vez que los hijos de la UBV, egresados y egresadas, asumen posiciones reñidas con ese hombre nuevo y esa mujer nueva que hemos pretendido forjar. ¿Quizás no hemos hecho bien nuestro trabajo? Es tiempo de volver a Chávez, para que la UBV salga del claustro donde la han metido, se fortalezca en el socialismo bolivariano, se reencuentre con el pueblo y no siga copiando obstinadamente el viejo y agotado modelo de la universidad tradicional.
Recorro tus pasillos, tus aulas, tus espacios, querida UBV, tu historia llena de gloria, y pienso en quienes se quedaron en el camino después de darlo todo por ti: Hugo Chávez, Checo Colomine, Adriana Camargo, Rubén Alayón, Luis Bigott y tantos otros…En su honor te digo ¡Feliz cumpleaños!
