Posgrados en Venezuela: Estudios de 5to nivel

Dedico: A mi amigo de pensamiento y reflexión Fidias Arias…


Carta de Tarot / Autor desconocido
Figura: Carta de Tarot, Quinto elemento del alpinismo sagrado.


En días pasados tuve una amena conversación telefónica con el Dr. Fidias Arias, acerca de la calificación de estudios de 4to y 5to nivel que se le daba a los estudios de postgrado en Venezuela. Mi razonamiento partía del hecho de que en la nueva Ley Orgánica de Educación (2009), que es vinculante con la Ley de Universidades (1970), en cuanto a que norma la composición del sistema educativo venezolano, en su artículo 25, estructura la educación en Venezuela en cinco (5) niveles: primer nivel, educación inicial; segundo nivel educación primaria; tercer nivel educación básica-diversificada que conduce al grado no ya de "bachiller", sino de Certificación de Media General o Media General Técnica. Y coloca en un aparte la educación superior, distinguiendo un 4to nivel que abarca pre-grado universitario, títulos de profesionalización, y 5to nivel que arropa toda la oferta de postgrado: especialidad, maestría y doctorado.

Me explicaba Arias que por tradición histórica se había mantenido la percepción de 4to nivel (especialidad y maestrías) y 5to nivel (doctorado), pero que mi juicio era acertada y ya se hacía el tiempo de propiciar un debate académico al respecto para llamar las cosas en razón de su justa proporción tanto en el marco legal, como en el lenguaje que hoy debería usarse en la academia para darle coherencia a este tipo de percepción de los estudios universitarios en Venezuela.

En el caso de experiencias foráneas, como ocurre en Ecuador, la vigente "Ley Orgánica de Educación Superior" (LOES), del 2010, le adjudica al sub-sistema educación universitario unos niveles propios, aparte de los otros momentos del sistema educativo venezolano. De este modo, que los niveles de formación que se imparten en las Universidades están catalogados según cuatro (4) niveles: primero y segundo Nivel técnico o tecnológico superior, orientado al desarrollo de las habilidades y destrezas que permitan al estudiante potenciar el saber hacer, correspondiendo otorgar los títulos profesionales de técnico o tecnólogo superior, que otorguen los institutos superiores técnicos, tecnológicos, pedagógicos, de artes y los conservatorios superiores; Tercer nivel, de grado, orientado a la formación básica en una disciplina o a la capacitación para el ejercicio de una profesión; y Cuarto nivel, de postgrado, está orientado al entrenamiento profesional avanzado o a la especialización científica y de investigación, corresponden al cuarto nivel el título profesional de especialista, y los grados académicos de maestría, PhD o su equivalente.

En ese cuarto nivel, se conjugan la especialización, como el programa destinado a la capacitación profesional avanzada en el nivel de posgrado; la maestría, como el grado académico que busca ampliar, desarrollar y profundizar en una disciplina o área específica del conocimiento; y el Doctorado, como el grado académico más alto de cuarto nivel que otorga una universidad o escuelas politécnica a un profesional con grado de maestría.

En Venezuela esa segmentación de la educación superior no se da, se valora todos aquellos estudios que se hagan después de la profesionalización como una experiencia de quinto (5to) nivel. Es así que en el renglón conocido como 4to nivel están: Formación profesional universitario; y 5to nivel, Postgrado universitario, donde se obtienen títulos académicos de especialización, maestría, doctorado, postdoctorado).

El asunto de los niveles no es un capricho, surge de la necesidad curricular por establecer criterios de crecimiento, de progreso académico. De esa manera se tiene: un nivel de instrucción de una persona es el grado más elevado de estudios realizados o en curso, sin tener en cuenta si se han terminado o están provisional o definitivamente incompletos, en los que se distinguen: Primarios y menos, donde están las personas que no saben leer ni escribir, personas que saben leer y escribir pero no han terminado ningún tipo de estudios, Educación Infantil; Educación Primaria, Estudios de Formación Secundarios, Bachillerato Elemental y equivalente, Estudios Superiores que van desde la profesionalización de los estudiantes, hasta converger en especialidades, maestrías y doctorados.

La anterior Ley Orgánica de Educación de 1980, no establecía distinción de niveles, ni de estructura de la educación superior; la desestimaba de plano a ser una competencia exclusiva de la Ley de Universidades; sin embargo, establecía su significación y exponía sus objetivos, y dejaba entrever que había una marcada diferencia entre especialización y maestría, y el nivel doctoral. Porque la cultura académica del doctorado vino a consolidarse a partir de finales de los ochenta, con la incursión de manera masiva en esta rama de los saberes de las Universidades privadas. A costos solidarios podían acceder a ser Doctores los docentes del sistema educativo venezolano y de otras profesiones académicas. Sin embargo, hoy día, ante una crisis económica avasallante, solamente las Universidades públicas y experimentales, pueden ofrecer Programas Doctorales lo suficientemente solidarios para involucrar un contingente importante de aspirantes a estudios, pero aun así, la matrícula sigue siendo conservadora, y el promedio de egresados en ese nivel del saber están entre el 10 al 15% de los que entran de manera efectiva.

En un aspecto puntual, en el sub-Sistema de educación universitaria se ha estructurado en el marco de lo que dicta la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), en su Artículo 2, donde se expresa que: "la educación y el trabajo son los procesos fundamentales" para alcanzar los fines de la sociedad y del Estado; y los Artículos 102 y 103, que declaran la educación como un "derecho humano y un deber social". Según la información consolidada en los últimos años, de 1999 a 2015, se evidencia un crecimiento sostenido de la educación universitaria en Venezuela; entre el 2004 y 2006, producto de la política educativa universitaria de municipalización de la educación superior, por la vía de la Misión Sucre, de un millón de inscritos pasó a más de dos millones de jóvenes en el sistema universitario, todo un éxito, pero a su vez un gran reto porque se hizo necesario repensar el papel de algunas carreras universitarias y generar un cambio de conducta hacia la consolidación de una infraestructura aún endeble y de procesos pedagógicos que seguían siendo de carácter experimental, sin dársele el aval concreto de una experiencia universitaria competitiva y de calidad.

Esta expansión importante en la matricula del subsistema universitario comenzó, después del 2007, un proceso de agotamiento, o enfriamiento, por el hecho de no contarse con las condiciones ni las herramientas necesarias para atenderse toda la demanda satisfecha con la política de inclusión, más allá de masificar la educación superior, se hizo necesario consolidar la prosecución, el egreso, y la generación de valor agregado derivado del accionar universitario.

Crear un debate inteligente en razón de las nuevas premisas que orientan la educación universitaria en Venezuela, constituye un alcance importante para poder involucrar los estudios de educación superior en la dinámica competitiva del mundo moderno; es importante redefinir en la estructura universitaria sus alcances, monitoreando sus avances y éxitos, y corrigiendo sus debilidades en función a competencias que cada vez las haga de los estudios superiores, niveles de gran alcance en la construcción de la sociedad igualitaria e independiente.

Uno de los caminos inmediatos a seguir es la conformación de una Comisión Nacional que lleve a la realidad lo expresado en los artículos 4,5, 6 y 7, de la Ley de Universidades (1970), donde se establece que la enseñanza universitaria se inspirará en un definido espíritu de democracia, de justicia social y de solidaridad humana, y estará abierta a todas las corrientes del pensamiento universal, las cuales deben tener un tratamiento analítico rigurosamente científica; así mismo,

se hace necesario consolidar la autonomía universitaria como principio de respeto a la universalidad de las ideas, pero internalizando la necesidad de rendir cuentas transparentes a la sociedad sobre el alcance y beneficio del cual es objeto las Universidades y que tienden a ser manejadas y orientadas como nichos personalizados de control, confrontando la verdadera razón de ser de un ente colegiado y colectivizado, donde las decisiones deben venir del consenso y el proceso dialógico, no del uso y abuso de la autoridad.



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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