Desde hace algunos años se viene diciendo que la gasolina en Venezuela es demasiado barata, se hacen comparaciones con otros países y en efecto es muy barata si se compara por ejemplo con Colombia donde se suministra por galones, y prácticamente se puede hablar de un costo de más de 20 bs litro, o en Brasil o en Chile y hasta en Cuba
Quizás la comparación más dramática sea la de comparar, en lo interno contra el precio del agua mineral, cuyo precio actual es de 30 Bs el Botellón de Agua de 20 litros es decir 1,5 bs por litro aunque la comparación se hace contra la botellita de 0,330 litros que vale unos 7 bs.
Y esta sería la excusa para aumentar el precio de la gasolina, sin embargo quienes esgrimen estos argumentos se olvidan de las características propias de la economía venezolana, y siendo más simples aun, se olvidan de aquella regla de los profesores de matemáticas de sumar manzanas con manzanas y peras con peras.
Comparar la gasolina con el agua mineral implica que estudiemos el mercado de cada uno de los rubros, y al hacer este análisis veremos que un litro de agua si se compra en botellitas vale aproximadamente 22 bolívares, mientras que si se compra en el garrafón vale 1,5 bs, la diferencia del mismo producto es abismal. Y ello se justifica en un sistema capitalista pues el producto se hace más accesible a las masas populares que no tienen para comprar grandes cantidades pero la ganancia se multiplica exponencialmente, la misma practica la veremos en refrescos y otros rubros alimenticios.
Por otra parte el agua mineral se hizo costumbre en nuestro país a raíz del déficit de agua en que se incurrió en las décadas de los 80 y 90, ya que era la poca manera que tenía el pueblo pobre de acceder al agua; además posteriormente de acceder a agua sana pues fueron múltiples las denuncias por contaminación de agua potable.
Aun así, actualmente existen filtros de agua que permiten limpiar el agua potable evitando enfermedades relacionadas a esta.
Luego podemos decir que el agua mineral no es un bien de primera necesidad pues existe acceso al agua potable y a medios para filtrarla si Ud. considera que no es lo suficientemente limpia.
En cambio la gasolina, no tiene sustituto alternativo en nuestro mercado, en primer lugar porque todos los vehículos que se venden son a gasolina o a gasoil, no hay importación de vehículos a gas o de vehículos eléctricos, o de vehículos por biocombustible. Eso hace del producto uno indispensable para el consumo venezolano.
Si bien es cierto que el venezolano consume mucha gasolina, no es menos cierto que no se ha hecho nada para cambiar este habito de consumo, salvo el programa de sustitución de sistemas de gasolina por gas de PDVSA que no fue exitoso, en especial por la poca masificación de surtidores de gas para vehículos.
¿Es comparable entonces la gasolina al agua bajo estas circunstancias? Evidentemente que no y por ello el tema es altamente estratégico y delicado.
Aquí cabe destacar que hay que revisar cual es el problema de fondo, el alto consumo de combustible de los venezolanos o el costo del combustible.
A todas luces se evidencia que el problema es el alto consumo de combustible fósil en Venezuela, y ello se desprende de la estructura de nuestro sistema económico, en especial el del transporte que se copió del sistema estadounidense aquello del sueño americano, de tener toda familia un vehículo en la puerta de su casa.
Bajo esa premisa no alcanza ni la tierra, ni la gasolina ni el hierro para cumplirle ese absurdo a toda la población; y si momentáneamente alcanzara sería una locura histórica realizarla, por ello el cambio hacia un sistema sustentable, social y económicamente, así como viable ambientalmente, es necesario; y por ello no puedo estar de acuerdo con las recientes medidas de exportación de vehículos particulares, ello conllevará a aumentar la crisis de combustible, de tráfico vehicular y de consumo suntuario.
En Venezuela se requiere de vías de comunicación públicas de mayor calidad, sumadas a medios de transporte públicos masivos como el metro, el metro bus, el bus caracas y el ferrocarril, que permitan a grandes masas de población desplazarse en las ciudades o recorrer el país en poco tiempo y a bajo costo; provocando así consumo eficiente de nuestro petróleo.
En Venezuela se impone dejar a un lado la idiosincrasia neo burguesa, que asume que la felicidad del pueblo está en tener bienes materiales como vehículos, y electrodomésticos a bajo costo; se requiere dar paso al frente y hacer el golpe de timón, hacernos eficientes y eficaces, hasta entonces no parece viable ni oportuno aumentar la gasolina, aunque el agua la vendad más cara ( que esto no quiere decir que sea más cara).