Ayer en horas de la noche, en una alocución por TV, Nicolás Maduro anunció una privatización y liberalización de facto del mercado interno de gasolina, al informar la apertura de 200 estaciones de servicio gestionadas por empresarios privados que venderán la gasolina en 50 centavos de dólar, con un precio internacional y pagada en divisas o petros. Al tipo de cambio oficial, hoy serían 99.055 bolívares por cada litro.
Al mismo tiempo, para encubrir el carácter de la medida, ha anunciado un esquema de venta racionada de gasolina subsidiada por los próximos 90 días, con el uso del llamado carnet de la patria: 5 mil bolívares el litro, que tendrá un límite para vehículos y motos particulares de 120 y 60 litros respectivamente, y será vendida por el terminal de la placa de lunes a viernes. Al contrario, para el transporte colectivo el subsidio del diésel será completo.
Incluso, en el caso del precio de la gasolina subsidiada y racionada de 5 mil el litro, se necesitará un salario mínimo oficial y medio (600 mil bolívares), en caso de adquirir los 120 litros para vehículos particulares, y el 75% de un salario mínimo oficial para comprar los 60 litros asignados a las motos particulares. Esto, aunque Nicolás Maduro dijo que el esquema de subsidio fue decidido pensando en el pueblo que vive de su salario y los bonos.
En ambos casos, el aumento y la privatización del mercado interno de gasolina, como medidas aisladas, serán ingredientes adicionales para la aceleración del incremento de los precios de las mercancías y servicios, entonces provocará una mayor hiperinflación y destruirá mucho más el salario real de la clase trabajadora. En el mejor de los casos, solo los empresarios, comerciantes y prestadores individuales de servicios van a trasladar a precios el consumo de gasolina de sus propios vehículos y motos particulares al precio internacional. Pero, también puede impactar en la estructura de costo de las empresas y comercios por el transporte de los insumos productivos y las mercancías.
Además, la cantidad de gasolina disponible para su venta subsidiada y racionada en las estaciones de servicio gestionadas por el Estado será escasa, porque en la actualidad no hay ni la refinación ni importación por Pdvsa del volumen requerido. Por ello, el anuncio del esquema de subsidio es retórico e incumplible en su totalidad en el corto plazo.
Entonces, como lo hemos visto en las últimas semanas, la escasez de la gasolina subsidiada y racionada será una fuente de corrupción porque la seguirán vendiendo de manera ilegal, los efectivos militares y policiales que se encarguen de custodiar las estaciones de servicio y tengan privilegio para surtirse del combustible. De ese modo, los usuarios de vehículos y motos particulares tendrán que comprar toda o una parte importante de su consumo de gasolina en el mercado interno privado.
En pocas palabras, Maduro anunció la organización de las estaciones de servicio según el modelo «bodegón» imperante en el país en beneficio de las dos fracciones de las clases dominantes, desde finales del año 2018 con el llamado Programa de Recuperación, Prosperidad y Crecimiento Económico. Empresarios privados tradicionales y socios de jerarcas chavistas importarán la gasolina con sus divisas y la venderán en dólares en las estaciones de servicio gestionadas como un bodegón.