Los conceptos
de eficacia y eficiencia de la gestión como hecho del lenguaje pueden
considerarse contradictorios, cuando por ejemplo la optimización de
recursos implica el despido de empleados o cuando los problemas de la
pobreza pudieran ser solventados sobre la base de una sobre-explotación
del medio ambiente que compromete el bienestar de las próximas generaciones.
Así que el hecho por sí solo de eficacia o eficiencia no dice nada
a salvo que tenga una perspectiva humanista, integral y transdisciplinaria,
por tanto con una visión de socialismo científico.
Ya en el pasado
artículo citaba a los individuos con sus subjetividades, en el programa
debate socialista del pasado 30 de enero Iraida Vargas nos hablaba de
la nueva subjetividad revolucionaria desde cuatro aspectos: primero
la clarificación del concepto de pueblo como sujeto que ejerce el poder,
segundo el carácter anti-imperialista como hecho de conciencia, la
igualitariedad como estado social de derecho y de justicia y cuarto
la transformación del cómo se satisfacen las necesidades vitales bajo
una concepción de austeridad para que la vida sea más simple; esta
reflexión en palabras de Vargas debe contribuir a la construcción
social de la solidaridad. Sobre esta perspectiva Luis Bonilla
en una entrevista que le realizara aporrea (http://www.aporrea.org/actualidad/n140677.html) planteaba la labor que se viene desarrollando
en la revolución Bolivariana en la nueva hegemonía en el eje de la
construcción de una nueva subjetividad revolucionaria.
Por ello la
reflexión que exponía en la entrega pasada donde la base piramidal
de la planificación debería desarrollarse como parte de la acción
política del pueblo, entonces una gestión revolucionaria posee tres
grandes aristas fundamentales en la transición y en la construcción
de un modelo político alternativo: el poder con el pueblo como parte
de un Estado cuyo Gobierno responde a los intereses de los más desposeídos,
el poder para el pueblo como el camino en el que la planificación,
definición y ejecución de la acción política proviene del acompañamiento
de las masas populares en la gestión pública y el poder del pueblo
como el empoderamiento absoluto por parte de los sectores populares
de la acción política, es el poder popular ejercido en el hecho concreto
por las masas revolucionarias, por tanto estas tres aristas se llevan
a cabo bajo un estado de conciencia social que recibe el nombre de socialismo,
no es posible plantearse una gestión revolucionaria desde una perspectiva
capitalista ya que la misma responde a los intereses burgueses, y ejerce
su poder en la dominación del ser humano al someterlo en un estado
de enajenación del trabajo que lo inhibe de ser socialmente libre,
es por ello que quienes defienden los intereses del capitalismo niegan
descaradamente el poder popular en todas sus formas, pues visualizan
al ciudadano como un actor político pasivo y no como en un actor político
activo.
“De la
misma manera que Marx estaba dispuesto a cambiar sus opiniones a la
luz de la comuna de parís, nosotros tenemos que pensar en el socialismo
de hoy, a la luz de las experiencias del siglo XX.”
Michael Lebowitz.