“…Seamos honestos y reconozcámoslo todo. No importa lo que digan nuestros enemigos. Seamos serios. Revisemos cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte. Debemos ser profundos en el análisis, aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos. Distinguir entre lo que se hace por la salud de los ciudadanos y lo que se hace por la necesidad de competir y divulgar este instrumento de bienestar y salud…” Fidel Castro
El deporte como fenómeno social e histórico, está en permanente cambio, evolución e interacción constante con los demás fenómenos de la sociedad. Su transformación y adaptación, obedece a intereses de clases, cuyas preferencias ideológicas, políticas, económicas y culturales encuentran en él un medio efectivo para condicionar y orientar la conducta y visión de los individuos. Esta capacidad orientadora de la acción colectiva característica del deporte es asumida por muchos gobiernos del mundo como un aparato ideológico del Estado, cuyo fin es garantizar o crear las condiciones propicias para el mantenimiento de la estructura social definida por la visión mundo que lo guía y define.
Es por ello que he decidido hacer públicas estas reflexiones para el debate abierto, franco, y sincero sobre el fenómeno deportivo en tiempos de cambios. Es hora de balances, de rectificar cuentas, de atender a los pequeños y grandes problemas, de revelaciones y de graves preocupaciones. El movimiento de las “3R2” así lo exige, hay que profundizar de verdad en el deporte en tiempos de revolución, no se puede aceptar que las viejas estructuras sigan radiantes. La concepción del deporte medallero y mercantilista domina todavía y se continué estimulando el deporte profesional ( golf, automovilismo, boxeo, béisbol, baloncesto y fútbol), ése que reúne todos los rasgos típicos de las categorías y estructuras de la sociedad capitalista, tales como la explotación del hombre por el hombre y el deportista como mercancía, entre otros. Es una crisis heredada y que sigue latente de la cuarta república, en donde la conducta basada en el: clientelismo, el individualismo, el facilismo, la trácala, se mantienen incólumes en la organización deportiva nacional.
El problema de fondo no es el de tratar únicamente de aumentar significativamente el presupuesto, hacer un censo y construir más canchas, suministrar material deportivo a las comunidades y pedir su opinión sobre el uniforme de la vino tinto, reunir a diversos actores de esta actividad para que den sus punto de vista sobre la crisis de nuestro deporte, así como el incrementar los resultados deportivos en competencias internacionales y seguir propiciando el crecimiento y desarrollo de la vieja y obsoleta estructura deportiva; el problema trasciende al plano ideológico y político. La concepción revolucionaria del desarrollo deportivo deberá estar apoyada en el precepto de la masificación, así como en elevados valores éticos y morales de sus dirigentes, entrenadores y deportistas. Esto respondería a los principios del socialismo, con una ideología respaldada y apoyada con la participación del pueblo en la defensa de sus conquistas, con un deporte como parte de su vida y de la lucha, del hacer y el crecer, del ser y el sentir. En ese sentido el nuevo paradigma deportivo se debe convertir en un valioso instrumento para la construcción del hombre nuevo, ayudando en su formación integrar, donde florezcan los valores de igualdad, solidaridad, altruismo, colectivismo, entre otros, ese seria el papel rector del deporte revolucionario en estos tiempos de transformaciones.
Se trata de una política de creación y explosión de pequeños consejos comunales deportivos que desborden las arcaicas y anacrónicas estructuras que no fueron capaces de atender a todos los sectores de la sociedad, sobretodo los más desasistidos. Este deporte tiene el desafío de abrir caminos al hombre nuevo del siglo XXI en su vida cotidiana, proveyéndole una mayor salud, apartándolo del ocio pasivo y ayudándole a organizarse dentro de su comuna en pro de su bienestar físico. El deporte humanista conlleva en si el patrimonio de todos los ciudadanos contribuyendo además con la abolición progresiva de la discriminación y la existencia de deportes medalleros reservados a una élite deportiva. En la nueva estrategia política de las 3R2, le agregaríamos una cuarta R de radicalización del proceso deportivo, para que esta actividad física sea un derecho de todo el pueblo. Por lo antes expuesto, considero que es un deber como revolucionario notificar y persuadir a todos aquellos que tienen poder de decisión sobre el rumbo de nuestro deporte, y las dimensiones: sociales, económicas, educativas, culturales y los alcances políticos e ideológicos, que se están jugando, así como la analogía profunda que hay entre la estructura mercantilista capitalista y la organización deportiva burguesa vigente en nuestra patria. Se trata de cambiar esas arcaicas organizaciones por un deporte socialista. Todas estas categorías sociales y políticas ayudarán en la determinación del nuevo sistema deportivo que anhelamos, esta actividad física no puede permanecer impasible o inerte, ha de ser revolucionaria ella también, no se puede seguir haciendo reformas y maquillajes a ese esperpento.
Queremos cerrar estas reflexiones con unas frases muy apropiadas para este artículo del comandante Chávez, quien señalaba que “… el deporte es un maravilloso instrumento para la inclusión del ser humano en la sociedad, que va más allá de la simple competencia deportiva y de los valores que ella encierra, además de ser una vía para la incorporación del ser individual al colectivo. Por eso, desde su inicio, la revolución bolivariana ha venido impulsando la práctica deportiva como un mecanismo de superación integral…”
*Exrector dela Universidad del Deporte
Docente- Investigador Titular de la U.C.V.
Representante del CNU ante el Directorio del IND
Email: pedro_garciaa@yahoo.es