Un acercamiento
a la cuestión.
Estamos,
evidentemente ante un debate, que cuenta con mucho de actualidad, pues
alrededor del tema giran una cantidad de cuestiones que, hoy día, para
todos aquellos que pretenden cambiar la realidad social existente, la
cual oprime, reprime, aliena, enajena o mata a los seres humanos, se
convierte una labor impostergable, pues para cambiar la realidad social
(material), en definitiva, hay que entender el mundo de las ideas y
la relación dialéctica que en torno al tema se genera. Repetir, citar,
re-citar, interpretar, adaptar, comprender, hacer lo que dijo, escribir
manuales, guiar los destinos de determinados procesos sociales que pretendieron
ser emancipadores, en su momento, a través de manuales, hacer la revolución
por medio de pequeñas reformas, tomar las armas, escribir anti-manuales,
son entre muchas otras, las distintas formas por las que ha atravesado
el uso, a veces abuso, del marxismo. De partida, el tema que nos ocupa
en éste análisis es el tema de la ideología como concepto,
sin embargo, no podemos perder la oportunidad de hacer mención a algunos
autores, que rescatan la importancia de estudiar al marxismo con cierta
rigurosidad flexible, para que en nuestro contexto Latinoamericano,
podamos efectivamente avanzar en consolidar, no sólo una teoría política
emancipadora propia, sino que ésta a su vez, consolide avances profundos
en la transformación de las relaciones materiales de producción y
en el espíritu de los sujetos; que demás está decir, por ser latinoamericanos,
comprenden una cosmovisión distinta al del hombre/mujer europeo. Hay
muchos, estamos seguro de ello, no obstante haremos referencia a algunos
de los más influyentes. En ese sentido debemos hablar de Mariátegui,
por ser quién polemiza con el reformismo revolucionario, y desde latinoamérica,
o por lo menos con una concepción latino-americanista de las luchas
por la emancipación, aplicando el estudio del marxismo a la realidad
latinoamericana. En Defensa del Marxismo y otros Escritos (2010),
por ejemplo, podemos encontrar al teórico que propone estudiar a Marx,
a profundidad y sin miedo de incorporar en su estudio otras disciplinas
de las ciencias sociales, como el caso del psicoanálisis freudiano,
escudriñando minuciosamente los conceptos, que como categorías se
han usado irresponsablemente, por quienes, él mismo Mariátegui cataloga,
de dedicarse a construir un Materialismo simplista y elemental, de
ortodoxos catequistas. Siguiendo esa misma ruta, encontramos al
mismo Che Guevara, quién logra también desarrollar una propuesta teórica
latinoamericanista a partir de los postulados teóricos de Marx, sin
“casarse” con la ortodoxia estalinista,
mirándola además con cierta suspicacia, en la medida que esas posturas
institucionales ponían trabas a los procesos emancipatorios, que no
siguieran la ruta labrada en el “tedioso” y nunca ausente manual.
No
podemos dejar de hacer referencia a Nestor Kohan, quién también propone
retomar el estudio de Marx, para orientar los análisis hacia la concreción
de una concepción teórica emancipadora latinoamericana, en textos
como, Nuestro Marx, en el que realiza una extraordinaria historiografía
de los usos de Marx en los distintos tiempos de la historia de diferentes
procesos políticos, unos menos revolucionarios que otros, abriendo
una brecha para la contemporaneidad y vigencia que tiene el estudio
del marxismo en latinoamérica; una región que sin duda se encuentra
en el ojo de un huracán que mueve las estructuras de la sociedad y
un escenario en el que se articulan, nuevas relaciones internacionales,
nuevas formas de mirar y entender la política, y por su puesto nuevas
concepciones del mundo. Un insumo teórico bien importante en ése sentido
es el texto, del mismo autor, Marx en su (Tercer) Mundo. Hacia un
Socialismo no colonizado.
Así
pudiéramos citar un número importante de teóricos latinoamericanistas,
que en el debate planteado, desarrollan distintas propuestas que
buscan consolidar propuestas concretas, partiendo del análisis marxista,
que permitan avanzar en la lucha histórica por la emancipación. De
esta forma llegamos a Ludovico Silva, un pensador venezolano, filósofo,
poeta, teórico del Marxismo y militante de la ciencia transformadora.
No en balde hicimos éste pequeño acercamiento con el tema que pretendemos
abordar, porque a todas éstas, se trata de analizar a profundidad una
teoría europea, no obstante, lo que nos ocupa, no es desarrollar en
la vieja, y a nuestro juicio estéril discusión, de si es posible liberarnos
como pueblo utilizando el lenguaje científico -o no- de los centros
dominantes del mundo. Creemos que los aportes de Marx y Engels,
en lo que refiere a las luchas por la emancipación de los pueblos,
han sido enormes, sin embargo, las distorsiones y los entendimientos
acomodaticios de sus planteamientos no son más que posturas que limitan
los avances sociales, en cuanto a construcción cualitativa de nuevas
formas de mirar la sociedad, entender y actuar en sociedad.
Es
en base a algunos planteamientos hechos por el propio Marx, que desarrollaremos
nuestra discusión, tomando en cuenta la profundización que al respecto
hace Ludovico Silva, a través de su texto La Plusvalía Ideológica.
La cuestión, es que podamos hacer un ejercicio de comprensión conceptual,
para luego hacer el ejercicio dialéctico necesario con la realidad
concreta, que nos pueda brindar algún aporte en cuanto al avance emancipatorio
que se desarrolla en la Venezuela del proyecto Bolivariano y en latinoamérica
en su conjunto. Discutiremos el tema de la ideología, y a partir
de ahí abrir los espacios para la construcción de una teoría política
emancipadora. Que se plantee seriamente el estudio conceptual de distintas
categorías.
Capitalismo, Ideología y Conciencia Social.
Debemos
iniciar éste pequeño debate destacando, cuál fue el aporte, si los
hubiere, de Ludovico Silva, al estudio del marxismo, en ese sentido
nos es grato afirmar, que el mismo autor, desarrolla una profundización
de algunas categorías conceptuales que al parecer quedaron pendiente
por finiquitar, o que nunca se plantearon definir del todo, tal vez;
lo cierto es que dichas categorías han servido de excusa para emprender
las más atroces campañas en contra de los procesos emancipadores de
los pueblos explotados, por una supuesta izquierda, muchas veces escondida
tras un supuesto dogmatismo izquierdista, que no acepta formas distintas
de mirar los procesos sociales, reforzando un mecanicismo materialista
que en última instancia termina favoreciendo a los intereses de las
clases dominantes. De esto nos ocuparemos más adelante, ahora lo importante
es precisar, que Ludovico, con su texto La plusvalía Ideológica,
contribuye a profundizar, mejorar y enriquecer al marxismo mismo,
esto en palabras del propio Franz Lee, profesor estudioso del marxismo,
quien además encuentra, que fuera de éste, o de sus principales categorías
analíticas, es poco lo que se puede decir, en cuanto a develar las
verdades ocultas en la orgía ideológica del “entretenimiento”
consumista, expresión directa del capitalismo de mercado. Aquí haremos
nuestro primer alto, para citar al mismo Marx y evitar caer en lo que
en éste texto cuestionamos desde todo punto de vista, la ortodoxia;
Marx expone en la segunda tesis sobre Feurbach lo siguiente:
[II]
El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad
objetiva, no es un problema teórico, sino un problema práctico. Es
en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir,
la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento. El litigio
sobre la realidad o irrealidad de un pensamiento que se aísla de la
práctica, es un problema puramente escolástico.
Con éste planteamiento, se destacan dos cosas, que a nuestra manera de entender la cuestión, son de capital importancia para desarrollar una teoría política consona, con los elementos que mencionamos al inicio de éste trabajo. Por un lado tenemos, lo que autores como Edgardo Lander (2008) definen como Verdad y Praxis, en donde se hace el llamado de atención, para evitar construir concepciones arbitrarias, que le atribuya a las tendencias dominantes del marxismo una concepción objetivista, una tendencia absolutista de la verdad. La otra cuestión, no menos importante, es la imposibilidad de mirar y entender la historia como “tajos de carne” separados, es decir, estudiar la historia de la ideología o de la filosofía, podríamos decirlo de plano, por separado, sin observar detenidamente el contexto de las relaciones materiales de producción que se desarrollan a la par. Consideramos esto de vital importancia, pues partimos del hecho de entender que la ideología, no es una cosa independiente, con un cuerpo histórico propiamente autónomo.
Por
otro lado, pero sin dejar de construir el entramado teórico-conceptual,
que nos permitirá, adentrarnos en un debate mucho más espinoso, por
ende más polémico, debemos precisar algunos elementos que nos facilitarán
el entendimiento a profundidad, de la discusión que realiza Ludovico
Silva, con relación a la ideología, en el capítulo II de su
texto La Plusvalía Ideológica. En ese sentido, Lee hace mención,
de lo importante de entender primero ciertos conceptos y su interrelación,
para así poder, comprender el desarrollo de las concepciones que en
torno a la ideología se ha venido realizando desde el planteo
hecho por Marx y Engels en el siglo XIX. 1) En primer lugar, en esta
misma conferencia, nos dice, que es importante entender el concepto
de ideología como un concepto ideologizado, 2) Segundo, la concepción
que se tiene sobre la práctica, 3) La teoría, 4) La Praxis, 5) La
Revolución y, 6) La Emancipación. El mismo Lee nos señala que existe
una relación directa (dialéctica para ser más precisos con los conceptos),
entre la Ideología y la Práctica (1-2), pues como lo señalamos
anteriormente no podemos estudiar los proceso históricos por separado;
recordemos aquella premisa marxista que asegura, que el ser social
determina la conciencia, cuestión que podemos encontrar recogida
en las tesis sobre Feuerbach, o en los manuscritos filosóficos de 1844
de karl Marx. En cuanto a la relación dialéctica entre la Teoría
y la Praxis (3-4), nos recuerda el señalamiento hecho por Lenin,
el cuál afirma que no es posible una praxis revolucionaria, sin teoría
revolucionaria, entendiendo praxis como la conjunción permanente (relación
dialéctica también), entre teoría y práctica social. Por último,
la relación existente entre Revolución y Emancipación (5-6),
no deja de ser importante, pues Lee nos señala, que la Revolución
misma no es el fin último, porque en sí misma, ésta concepción no
asegura, per se, la consolidación de los procesos emancipatorios
de la clase de los explotados. La burguesía revolucionó el mundo,
modificando las relaciones materiales de producción, y esto no necesariamente
se tradujo en un proceso de liberación o emancipación, mejor dicho,
la liberación si existió, en éste caso del mercado, que en la práctica
se tradujo en nuevas formas de opresión a las clases sociales desposeídas.
Evidentemente estamos hablando del actual modelo de acumulación, globalmente dominante, el capitalismo, el cual, para entenderlo, hay que romper con la lógica formal de interpretación de la realidad, la cual señala que A se relaciona directamente con B. Lee nos dice, que esto no necesariamente sea así, pues A debe tener su NO-A, su negación, su conciencia. No podemos dejar de señalar, para que entendamos bajo cuales concepciones se desarrolla el capitalismo como sistema dominante de acumulación, algunas cuestiones que tienen que ver con elementos económicos, políticos, sociales, ideológicos, y coercitivos; Lee señala, por ejemplo, que en lo económico, la explotación es elemento fundamental, en el que se sostiene el capitalismo; lo político se sostiene en la dominación, de unas clases sobre otras, por lo general la que se adueña de la plusvalía, material o ideológica, domina a la clase trabajadora; en lo social, impulsa la discriminación, racial o de clase; en lo ideológico, trabaja con la alienación, o falsa conciencia – y éste es el tema que nos convoca- partiendo de cómo entendieron el concepto Marx y Engels; y en lo coercitivo la militarización de la sociedad, y agregamos nosotros, la “judialización” de la política, caso Venezuela de la Revolución Bolivariana, y la criminalización de la protesta y de la pobreza, en todo el orbe neoliberal mundial.
Ya
vimos lo que es el capitalismo, por lo menos algunos elementos centrales
del mismo, ahora es importante que veamos otras cuestiones, relacionadas
con la ideología, para luego revisar la polémica que genera Ludovico
al desnudar el término. Antes de adentrarnos en el análisis consideramos
importante señalar, que el autor en cuestión se dice hereje ante el
dogmatismo marxista, pues no le teme a acusaciones como la de “revisionista”,
incluso podríamos catalogarlo, como lo hicimos anteriormente de un
“freudomarxista”, militante científico y teórico latinoamericanista,
que encuentra en Marx algunas respuestas para la consolidación de prácticas
realmente emancipatorias.
Lee,
nos dice que: las ideologías, no son una cosa que se ven en la realidad
concreta. Al igual que práctica puede ser cualquier cosa. Por eso
es importantísimo que definamos claramente lo que vamos a entender
por ideología, y para ello, abordaremos los planteamientos señalados
por Ludovico en el capítulo II de su texto la Plusvalía Ideológica.
Pero ¿vamos a explicar solamente lo que es la ideología y dejaremos
de lado la práctica como definición conceptual? No, recordemos
la relación dialéctica, descrita líneas anteriores, entre el concepto
de Ideología y el de Práctica, pues de aquí parte la explicación
fundamental de la dialéctica existente entre estos dos conceptos. Lo
cual descarta a priori, una relación causal mecanicista del
proceso de la conformación de las ideologías. Pero dejemos que sea
el mismo Ludovico, quien nos explique la cuestión.
Debemos
destacar, que un concepto no es una palabra, uno no piensa con sus
palabras, ellas nos ayudan a intercomunicar,
por ello es importante las precisiones conceptuales de la terminología
que queremos emplear, más aún cuando lo que está en el ojo del huracán
son los cambios sociales que impulsan los procesos de concienciación
emancipatoria. Ludovico, nos señala que la ideología puede ser entendida
como un elemento que se constituye a partir del análisis de la estructura
económica de la sociedad, independientemente de su modo de producción,
se levanta una superestructura, en éste caso la ideología. Éste a
su vez destaca que Marx y Engels no explican la génesis de esa superestructura,
asegurando que por esta razón estamos ante un concepto multívoco.
Podríamos hablar, desde un determinado punto de vista, de una caracterización
de la ideología “neutral”, un fenómeno intelectual, que entiende
a la ideología como reflejo, pues toma las analogías narrativas de
Marx como explicaciones científicas, cuestión que Ludovico niega de
plano en su texto. Todo esto se genera a partir del señalamiento que
asegura que la mente del hombre se comporta frente al proceso de
la historia, de un modo análogo, como se comporta la cámara oscura
frente a la realidad, en todo caso, Ludovico deja claro que ésta
concepción de la problemática, atingente al tema de la ideología
es expresión de una ideología conservadora, pues entiende a
los sujetos como entes pasivos que reciben información sin ningún
examen crítico. Lo contrario sería, una ruptura con el sistema establecido
de valores, lo que para algunos sería una ideología revolucionaria.
Pero no nos adelantemos, pues Ludovico, en su texto opone Ideología
Vs Conciencia, asegurando que la primera está determinada por la realidad
histórica y que la segunda adquiere gran valor a la hora de definir
las ideas emancipatorias.
Recordemos
que las relaciones materiales se reproducen en la ideología, es decir
que estamos ante reproducción, más que reflejo, es una relación dialéctica,
en la que lo material determina las ideas. De esta forma encontramos
que:
Ludovico indaga acerca de aquellas relaciones de producción, que conforman la totalidad sistémica del dominio capitalista, y que contribuyen hoy en tantas regiones del mundo a la fabricación de un tipo de ser humano enfermo, reprimido, aplastado por un peso ideológico que desconoce, esclavizado por una turba de objetos que consume irracionalmente, vorazmente. La vida del hombre y la mujer común y corriente, sin conciencia revolucionaria, concurre sin saberlo, impregnada de la ideología capitalista, por sobre todas las cosas, debido al suministro agenciado por los grandes medios de comunicación e información de una ideología que intencionalmente induce a la conservación, preservación y presentación del capitalismo como el mejor de los sistemas posibles. El enfrentamiento al capitalismo tiene para Ludovico una trinchera particularmente peculiar: el terreno de las ideas, de los deseos, las aspiraciones, los fines, los sentidos comunes. Por esa razón sostiene que para elaborar una teoría de la ideología capitalista desde el marxismo, es necesaria la teoría de la comunicación. Se ha afirmado por el pensamiento social crítico contemporáneo, en los últimos años, que el neoliberalismo ha alcanzado victorias pírricas en la esfera cultural, precisamente por el control y la manipulación de los grandes consorcios de la información y la comunicación. Ya en los años setenta del siglo XX Ludovico apostaba por la profundización de los mecanismos preconscientes del dominio de esta ideología, que preacondicionan no solo los resortes de la reproducción de la dominación sino los dispositivos del arribo a una consciencia revolucionaria. Esto hace de sus reflexiones una contribución significada al pensamiento latinoamericano.
Si
miramos todo lo descrito anteriormente como reflejo, estaríamos estableciendo
una relación causal pasiva, que en todo caso terminaría sustentado
un materialismo mecánico, que a todas éstas es expresión de la ideología
de la burguesía. No hay que olvidar que las ideas no cambian, según
Marx, ni se transforman solas, son los hombres los que cambian sus relaciones
materiales. Si se quiere, Marx miró la cuestión de la siguiente forma:
las ideas son un reflejo, una “sublimación necesaria” de
las relaciones materiales de vida, que constituyen la autentica realidad.
De tal manera que la ideología forma parte orgánica de la totalidad
social, estando ante una determinación de la historia de los hombres
ante la historia de las ideas.
No obstante, todo lo anterior, cabe señalar que las ideas también influyen sobre la estructura material, pero esto como un proceso secundario. Pero llegados a este punto, ¿qué pasa con la falsa conciencia que representa la ideología en Marx? Daremos una respuesta rápida, pues estamos ante la contradicción-oposición conciencia de clase Vs Ideología -revolucionaria o no- y esto último abre el abanico de planteamientos conceptuales, que el mismo Ludovico propone. En ese sentido se propone de plano, dejar de lado el vocablo ideología, e inventar nueva terminología, evitando así, utilizar la palabra ideología para denominar toma de conciencia. Pudiéramos profundizar en este tema, en cuanto toma de conciencia, revisando los planteamientos del brasileño Paulo Freire, quien desarrolla toda una teorización referente a la toma de conciencia de la clase de los oprimidos, para iniciar un proceso emancipatorio de participación colectiva, profundizando una relación dialógica entre los sujetos/as.
El problema
con las Escuelas de formación ideológica (la plusvalía Ideológica).
Uno de los problemas graves que ha generado la “mala” interpretación del marxismo, es que se ha difundido la idea, por lo menos en latinoamérica, de que hay que consolidar una “ideología revolucionaria”, que nos conduzca por los caminos de la consolidación de la revolución; otro elemento fundamental, es la exigencia a los militantes revolucionarios, de formarse ideológicamente para que se conviertan en la vanguardia -muchas veces vanguardista- que va a guiar los destinos de la revolución. Hoy nos damos cuenta de la necesidad de re-construir una nueva semántica de la emancipación, nuevos espacios convivenciales, que apunten al fortalecimiento de una conciencia de clase transformadora. Lo demás seguirá siendo plusvalía Ideológica, la cual se regodea de un discurso izquierdista, que no termina de comprender que las rupturas conceptuales también son importantes, de lo contrario estamos ante un gatopardismo revolucionario, que termina haciéndole el juego a la lógica del capital. En ese sentido:
Para
Ludovico, el arma principal del proletariado no es hacerse de una ideología
revolucionaria al estilo de los socialismos utópicos; al contrario,
cree que su arma fundamental es adquirir plena conciencia de clase,
una conciencia que sustituya a esa falsa conciencia que es la ideología.
Y es que para nuestro autor, la visión ideológica del mundo se remite
a las apariencias sociales, confunde por ejemplo la cantidad de trabajo
socialmente necesaria para producir una mercancía, con su precio que
es algo determinado por el mercado.
Se trata entonces de lo nuevo, de construir lo nuevo desde el propio
manejo conceptual, y para Franz Lee, por ejemplo: Lo nuevo, es pensar,
sin separarse de la acción. Lo otro es el holocausto mental, el jefe
piensa y yo actúo. De esta forma estamos ante la necesidad de pensar,
entonces: Teoría es pensar algo que uno nunca ha pensado, esto es
el pensar mismo. Esa es la labor. Por otro lado, es importante que
observemos el planteamiento de Ludovico, en relación con la Plusvalía
ideológica, pues este insumo teórico nos brindaría los elementos
necesarios para no reproducir la lógica del capital, mientras pensamos
que estamos avanzando en la consolidación de un proceso revolucionario,
que demás está decir, no es garantía de emancipación de los pueblos,
en términos conceptuales y reales. En ese orden de ideas, debemos
que:
La expresión “plusvalía ideológica”
nace de una analogía entre cosas que ocurren en el plano material
—el taller oculto de la producción—
y cosas que ocurren en el plano espiritual
—producción de la conciencia. De modo que, así
como en el taller de la producción material capitalista se produce
la plusvalía material, así también en el taller de la producción
espiritual dentro del capitalismo se produce una
plusvalía ideológica, cuya finalidad es la de fortalecer y enriquecer
el capital ideológico del capitalismo. Y este capital ideológico,
a su vez, tiene como finalidad proteger y preservar el capital material.
Por
eso es importantísimo, tener en cuenta que, las relaciones de producción
terminan dando cuenta de las ideas que se homogeneizan en la sociedad.
Así pudiéramos cerrar nuestro debate planteando que:
Para
este marxista venezolano, la ideología es un sistema de valores, creencias
representaciones que auto generan las sociedades en cuya estructura
haya relaciones de explotación a fin de justificar idealmente su propia
estructura material de explotación, consagrándola en la mente de los
hombres como un orden natural e inevitable o filosóficamente hablando
como una nota esencial al ser humano. Por esto es absurdo hablar de
ideología revolucionaria, dado que una revolución no puede genuinamente
ser impulsada por prejuicios, fetiches o catecismos sino contra ellos.
La sistematización
de experiencia, como instrumento para generar teoría política.
Después de todo lo visto, podemos concluir que la importancia de la generación de elementos conceptuales propios, nos inducen a reflexionar en cuanto a las formas de, cómo hasta ahora, hemos venido haciendo las cosas, esto a partir de la realidad social en la que se han desenvuelto distintos colectivos sociales en el marco del impulso y búsqueda permanente por la profundización de la revolución Bolivariana. Lee nos dice que: La concienciación emancipatoria, comienza con la persona misma, como parte de la totalidad social. Por ello encontramos, en el planteamiento de Freire (acción-reflexión-Acción) una propuesta interesante para generar los insumos teóricos necesarios, construidos colectivamente y en re-visión permanente, que permitirán construir una imagen de mundo totalmente distinta. Lo siguiente es un ejemplo, corto, de construcción de conocimiento colectivo:
“Por lo general se toman apreciaciones y definiciones que construyen los intelectuales académicos desde sus espacios laborales. En este caso, hacemos la salvedad, y nos constituimos como intelectuales orgánicos, para de esta manera poner en práctica aquella premisa marxista, que reza, el ser social, determina la conciencia, y a través de la construcción colectiva de conocimiento, sentar las bases de una teorización propia, que sea expresión efectiva de lo que el colectivo, consciente y movilizado, piensa, crea y vive cotidianamente. Para ello, el día 16 de Agosto de 2011, se impulsó un ejercicio de sistematización colectiva, en el que en colectivo construimos el concepto de lo que vamos a entender por Poder Popular. Un concepto, que se convierte en consigna, sin contenido político transformador, y que llena los encabezados de cartas y membretes de instituciones del Estado, que dicen trabajar en la construcción de éste poder, sin entender en la práctica y teóricamente (praxis), en lo que queremos avanzar. Se hace impostergable, de esta manera, la necesidad de comenzar a construir nuestros propios insumos teóricos, que nos sirvan como herramienta en la práctica, para consolidar un poder, que, claro está, no se va a transferir por la “filantropía” de quienes lo detentan, y que en última instancia debe perfilarse a servir de apoyo en las luchas emancipatorias del pueblo. Por ello entendemos que:
“El
Poder Popular, no es más que la construcción de un poder capaz de
estar al servicio del bienestar colectivo, autónomo y consciente, que
permita fortalecer la soberanía y el crecimiento integral colectivo,
a través de una gerencia organizativa, que impulse la participación
sustantiva en la toma de decisiones, que comprenda que en la unión
(de clase), honesta e incluyente, se encuentran los insumo necesarios
para construir comunidad, movilizados permanentemente, por la comunicación
dialógica, que agudice las contradicciones necesarias, que nos permita
avanzar en la lucha por la emancipación”.
Voceros y voceras de la Sala de Batalla Social Bicentenario, de la parroquia Domingo Peña, de Municipio Libertador, del estado Mérida.
Bibliografia:
- Lander, Edgardo. Contribución a la crítica del marxismo realmente existente: verdad ciencia y tecnología. Colección Alfredo Maneiro. Fundación Editorial el Perro y la Rana. Caracas.2008
- Mariátegui, José Carlos. Defensa del Marxismo y otros escritos. Fundacion Editorial El perro y la Rana. Biblioteca José Carlos Mariátegui. Tomo IV. Caracas. 2010.
- Silva, Ludovico. La Plusvalía Ideológica. Coleccion Avance. Ediciones de la Biblioteca. Universidad Central de Venezuela. 1970. Caracas.
bibliografia
digital:
- Beltrán Moran, Lino. Reflexiones en torno al pensamiento marxista de Ludovico Silva. Revista Cubana de Filosofía. Edición Digital No. 2122. Junio - Enero 2012. ISSN: 1817-0137 Disponible en Internet desde: http://revista.filosofia.cu/debate.php?id=505
- Goméz Jiménez, Jorge. José Saramago, Ludovico Silva y la Ideología como Plusvalía Ideológica. Año XII- N° 166. 18 de Junio de 2007. Cagua, Venezuela. Disponible en Internet desde: http://www.letralia.com/166/editorial.htm
- Lee, Franz. Introducción a la obra del Marxista venezolano Ludovico Silva “La Plusvalía Ideológica” (Audio). Disponible en Internet desde: http://espanol-franzjtlee.blogspot.com/2010/07/audio-franz-j-t-lee-introduccion-la.html
- Marx, K. Tesis sobre Feuerbach. Escrito en alemán por Karl Marx en la primavera de 1845. Fue publicado por primera vez por Friedrich Engels en 1888 como apéndice a la edición aparte de su Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana. Disponible en internet desde: http://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/45-feuer.htm
- Saldivia Najul, Fernando. Ludovico: La Plusvalía Ideológica. Disponible en Internet desde: http://www.aporrea.org/ideologia/a66667.html
- carlos_rivas_45@hotmail.com